Los 600
de Latinoamérica
600 DISCOS 1920-2022
En abril del 2021, mientras acontecía la pandemia del COVID a nivel mundial, Jorge Cárcamo y Cristofer Rodríguez decidieron lanzar una invitación abierta a través de la red social Twitter (ahora llamada X) para que la gente propusiera discos esenciales para la historia de América Latina del siglo XX. Entre las colaboraciones espontáneas de una decena de entusiastas -incluyéndome- se armó una lista de 100 discos que luego la compartieron públicamente.
Esto fue el antecedente del proyecto de 600 discos de Latinoamérica, el cual tomó esta idea primigenia pero esta vez un grupo de latinoamericanos lo llevo de algo intuitivo e instantáneo a algo más pensado y detallado. Así que por ello esta introducción contará con detalles como fue parte este proceso. – Leer más…
«Buena Vista Social Club Presents: Omara Portuondo» Omara Portuondo
2000
World Circuit
Omara Portuondo, «La diva de Buena Vista Social Club”, es considerada una de las últimas grandes divas del siglo XX latinoamericano, reconocida por su excepcional dominio del feeling, una expresión de la trova cubana influenciada por el blues y el jazz. Su voz exquisita y versátil rebosa cualquier concepto generacional y estilo de interpretación, superando barreras geográficas, generacionales y culturales para conectar con público en todo el mundo.
La carrera de Omara, está estrechamente vinculada al cabaret Tropicana, un epicentro cultural en la Habana, crucial para su evolución artística. Este lugar emblemático no sólo le proporcionó un escenario, sino también una plataforma para desarrollar su estilo único y contribuir de manera significativa a la cultura cubana y latinoamericana.
Sin embargo, su ascenso a la fama internacional se estableció firmemente en el año 2000, inaugurando una nueva era con el lanzamiento de Buena Vista Social Club presenta… Omara Portuondo. Este álbum, publicado por World Circuit, es el tercer lanzamiento del colectivo y cuenta con la participación de figuras legendarias como Rubén González, Orlando «Cachaíto» López, Manuel «Guajiro» Mirabal y Jesús «Aguaje» Ramos, así como colaboraciones especiales de Eliades Ochoa, Compay Segundo, Manuel Garban e Ibrahim Ferrer, siendo altamente valorado por los críticos y llevando a la cantora a una gira mundial entre 2000 y 2001, junto a sus compañeros González y Ferrer.
El rápido ascenso de Buena Vista Social Club, con Omara en su núcleo, los llevó a los escenarios más prestigiosos del mundo tocando canciones como «La Sitiera» que capturan la esencia de Omara, reflejando que ella misma encarna La Habana, que ella misma es Cuba. Asimismo clásicos como «Veinte Años» de María Teresa Vera, una canción que cantaba con su padre desde pequeña y que forma parte de su repertorio, son la piedra angular de su disco y testimonio de que la música siempre ha estado presente en su vida. El álbum que aborda temas como el amor no correspondido, el amor perdido y encontrado, fue grabado en La Habana con una banda excepcional, ofreciendo una experiencia sonora que celebra la música cubana: rica, sabrosa, zandunguera, fresca, alegre y contagiosa, marcando un estándar de alta calidad.
Tras el éxito inicial del disco, Omara inició una exitosa gira internacional en solitario en 2002, actuando en destacados escenarios de Norteamérica y Europa, con una participación destacada en el Festival de Jazz en Japón en otoño de ese año. En 2003, extendió su recorrido por Canadá y Estados Unidos, consolidando así su legado como embajadora de la rica herencia musical de Cuba y reforzando su posición como una de las voces más queridas y respetadas en la música mundial.
«La Incomparable Celia» Celia Cruz con la Sonora Matancera
1958
Seeco
La Incomparable Celia es un disco legendario de Celia Cruz con la Sonora Matancera, uno de los conjuntos más solicitados y populares de la isla de Cuba en los años cincuenta. Este álbum consagró a Celia como la «Guarachera de Cuba» y la “Reina de la Salsa», estableciendo un precedente al ser la primera mujer negra que se integró al grupo. Su éxito fue arrollador y cimentó una unión musical que perduró quince años. Con su voz potente y timbre único, que cualquiera puede reconocer al instante, Celia Cruz se distinguió en el mundo de la música latina por su interpretación de diversos ritmos tropicales como el son cubano, el son montuno, el guaguancó, la rumba, la guaracha y el bolero.
Canciones como «Dile que por mi no tema» relatan la superación de amores pasados dolorosos y el descubrimiento de un amor genuino y respetuoso. Por otro lado, «Tumba» celebra la vibrante alegría de la música afrocaribeña, destacando los contagiosos ritmos de bongós y timbales que invitan al baile frenético, y son un fiel reflejo de la riqueza cultural de los ritmos negros latinoamericanos. En este mismo sentido, «Bajo la luna» evoca el romance y la felicidad de las noches festivas bajo el cielo estrellado, fusionando el español y el inglés en un ambiente multicultural de amor y celebración nocturna. Estos sonidos que dan vida al disco son producto del mestizaje racial y cultural en Cuba, retratan el dolor del inmigrante negro y reflejan la atmósfera colonialista y esclavista donde surgieron estas fusiones.
El lanzamiento de La Incomparable Celia coincidió con unos años cincuenta tremendamente convulsionados, una época en que la Cuba corrupta y bullanguera, enfrentaba la dictadura de Fulgencio Batista y se acercaba la Revolución liderada por Fidel Castro. Una vez ascendió al poder Castro, Celia, desafiando la censura y las restricciones artísticas, decidió partir hacia los Estados Unidos en 1960, donde continuó su carrera y se mantuvo como una férrea opositora del régimen. La «Guarachera de Cuba» renunció a lo que más quería en su vida, debido a su convicción de que Fidel Castro estaba llevando al país hacia una dictadura comunista. Su oposición intensa al régimen se vio exacerbada especialmente después de 1962, cuando no pudo regresar a Cuba para el entierro de su madre debido a las restricciones impuestas por el gobierno. En momentos de profunda desesperación, incluso llegó a expresar públicamente que estaba dispuesta a inmolarse haciendo estallar una bomba si eso significaba hacer desaparecer al Comandante.
Con su lanzamiento en 1958, La Incomparable Celia, no solo contribuyó a forjar una leyenda musical junto a la Sonora Matancera, sino que también se erigió como un disco que expone la resistencia y pasión por la libertad, reflejando una de las tantas épocas tumultuosas de Cuba
«Fuera de la ciudad» El Polen
1973
Virrey
El Polen, formado por los hermanos Juan Luis y Raúl Pereira del Mar, es pionero en fusionar rock con elementos tradicionales del folclore peruano. Su álbum emblemático, Fuera de la ciudad, refleja las experiencias contraculturales de los años sesenta, trayendo una cosmovisión que trataba de conectar con el mundo andino desde la experiencia urbana. Luego de una gira por Chile, gracias a un acercamiento con Los Jaivas, prepararon su segundo disco.
El álbum inicia con «Concordancia», que mezcla ritmos andinos y elementos psicodélicos, seguido por «Mi cueva», una introspección que usa instrumentos tradicionales como la quena y la mandolina. Canciones como «A las orillas del Vilcanota», «El hijo del sol» y «La puna» continúan este viaje evocador, destacando la habilidad del grupo para fusionar el folk rock con la música andina, creando un puente entre tradiciones urbanas y rurales.
Fuera de la ciudad es crucial para el desarrollo del rock andino, un subgénero que combina rock con música de esta región, integrando elementos psicodélicos y progresivos sin recurrir a distorsiones de guitarras eléctricas, diferenciándose de otras bandas de su época. Tras su lanzamiento, acompañaron a Susana Baca por Europa. A su retorno a Lima hubo cierto desencanto que desencadenó que Juan Luis Pereyra se retire de la banda en 1975. Consecuentemente los demás miembros optaron por la disolución.
La evolución de El Polen demuestra la riqueza y viabilidad de esta fusión, resonando tanto intelectualmente como emocionalmente con las audiencias, y sigue como un referente crucial en la música peruana, inspirando a futuras generaciones.
«De pé no chão» Beth Carvalho
1978
RCA Victor
¿A qué suena el Carnaval de Río? Beth Carvalho, conocida como la «Madrinha do Samba», lanzó en 1978 su álbum De Pé no Chão, pionero en el subgénero del pagode, una sofisticada variante de samba que surgió en Río de Janeiro con instrumentaciones innovadoras. El álbum es un testimonio de la profunda conexión de Carvalho con las escuelas de samba y el movimiento cultural que revitalizó este género.
El contexto histórico del lanzamiento es crucial. Brasil vivía bajo un régimen militar que comenzaba a mostrar señales de apertura política. La censura disminuía, permitiendo una explosión de creatividad en la música popular. Beth Carvalho, como figura prominente del samba, aprovechó esta apertura para grabar canciones que confrontaban y reflejaban las realidades sociales de la época.
La participación de músicos experimentados como Wilson das Neves y Luna, así como de jóvenes talentos del Cacique de Ramos, un importante bloco carnavalesco, le dio al álbum una riqueza instrumental única. Este enfoque colaborativo no sólo enriqueció la calidad musical del disco, sino que también subrayó el compromiso de Carvalho con la preservación y evolución del samba.
De Pé no Chão no solo destaca por su música, sino también por su impacto cultural. Carvalho introdujo y promovió a muchos compositores jóvenes del movimiento del pagode, como Zeca Pagodinho, Jorge Aragão y Arlindo Cruz, lo cual permitió que el género explote en los años noventa. Estos artistas encontraron en Carvalho una madrina que les abrió las puertas del éxito, consolidando así su carrera en el panorama musical brasileño.
El disco incluye canciones que se han convertido en clásicos del samba, como «Ô Isaura» o «Agoniza mas não morre», pero sobre todo «Vou festejar», canción que se ha convertido en un éxito masivo, siendo ampliamente conocida y querida por varias generaciones. Esto ha asegurado su presencia constante en las celebraciones de carnaval.
El disco tiene una energía contagiosa y un ritmo alegre que invita a la celebración, características esenciales para el ambiente festivo del carnaval mientras resonaban profundamente con la vida cotidiana de los cariocas, combinando sentimientos de tristeza y alegría, capturando la dualidad emocional del género; es una obra con impacto en un momento crucial en la historia del samba y de la música popular brasileña.
«Sin restricciones» Miranda!
Electropop – Pop – Synthpop
2004
Secsy Discos
En la crítica musical es habitual hablar de la dificultad de cumplir con las expectativas de un segundo disco de estudio. Es como si la decepción fuera inminente, especialmente después de un debut excepcional. Esto podría haber sido el caso para Miranda! tras el lanzamiento de Es mentira en 2002. La agrupación argentina, originalmente conformada por Ale Sergi, Juliana Gattas, Leandro Fuentes, Nicolás Grimaldi y Bruno de Vicente, presentó su primer trabajo lleno de pop meticulosamente ejecutado. Sin embargo, esta presión pareció significar poco o nada para ellos. Sin Restricciones, lanzado dos años después, les posicionó como los nuevos referentes del pop en español.
Canciones que rozan tres minutos, versos pegadizos y coros prolijos conforman este álbum editado por Secsy Discos que inicia con fuerza. “Yo te diré” establece el tono con un electro-pop directo. Los sutiles toques en la programación de los teclados escalan hasta alcanzar uno de los muchos coros memorables e inescapables de la discografía de Miranda! Sin perder el ritmo, llega “Don”, el himno latinoamericano de 2005. Imposible no cantarlo en argentino. Pop en su máxima expresión. El verdadero regalo que nos otorga Ale Sergi como compositor es su capacidad para invitarnos a cuestionamientos existenciales de índole amoroso, envueltos en melodías adictivas. “Siento que debo encontrarte; y sin embargo, paso el tiempo yéndome hacia mí mismo, a mi centro que jamás encontraré”. Para muchos, esta línea puede pasar desapercibida, pero es una muestra de su capacidad de síntesis.
En una época en la que los vídeos marcaban la diferencia en el imaginario colectivo y la conversación diaria, Miranda! lo hizo todo bien. El fenómeno MTV fue clave para la internacionalización latinoamericana en 2005. “Don” estuvo en rotación permanente y se quedó en nuestro cancionero. Miranda! no oculta sus referencias. “Tu Gurú” muestra tintes de Mecano con sus capas vocales y guitarras melódicas. “Hoy” podría haber salido este año y seguiría sonando tan fresco como en 2004; el intercambio juguetón entre Sergi y Gattas es un guiño a Pimpinela que se agradece y celebra. Antes del cierre, un último empujón a la pista de baile es el que se vive con “Traición”. Veinte años después de su lanzamiento, Miranda! sigue cosechando frutos.
«Da lama ao caos» Chico Science & Nação Zumbi
1994
Chaos Recordings
A principios de los años noventa surgió en Recife el movimiento manguebeat. El movimiento fue una reacción cultural que tuvieron algunos músicos como Fred 04, DJ Renato L y Chico Science entre otros contra el estancamiento económico y cultural en el que se encontraba su tierra natal. Aunque los artistas no tenían una unidad estética en su música, se unieron para revivir la escena musical local y mostrar a otros que había un camino a seguir. Fred 04 y DJ Renato L llegaron incluso a crear su propio Manifiesto titulado «Caranguejos com Cérebro” en el que detallaron su objetivo de mezclar sonidos regionales de Pernambuco con tendencias globales como la electrónica, el rock y el hip hop.
De esta fusión surgió una de las bandas más importantes nacidas en Brasil durante los años noventa. Chico Science y la Nação Zumbi. La banda se formó a partir de la union de la banda de post-punk Loustal y la banda de afoxe y samba-reggae Lamento Negro. Elegirían el nombre Nação Zumbi como homenaje al líder esclavo Zumbi pero también a la nación zulú de DJ Afrika Bambaataa. Dentro de la fusión de ritmos que lograron quisieron darle preponderancia al maracatu nação que es considerado por muchos como el ritmo afrobrasileño más antiguo. Rápidamente captaron la atención de los fans locales y de los sellos discográficos. Firmaron con Sony y fueron asignados a trabajar con el veterano productor Liminha en su álbum debut Da lama ao caos.
Su álbum debut es considerado un momento trascendental en la música brasileña moderna. El dominio cultural de Río y Sao Paulo se vería cuestionado por este nuevo sonido local del nordeste como ya había ocurrido antes con Luiz Gonzaga, Gilberto Gil y Caetano Veloso, entre otros. La primera línea del álbum, «Modernizar o passado é uma evolução musical», es básicamente su manifiesto para el oyente. Tomarían su historia y le darían un toque moderno. A diferencia de muchas de las bandas brasileñas de los ochenta que buscaban inspiración fuera de Brasil, ellos miraban hacia adentro. Como la letra en «Da lama ao caos» está explícitamente clara, estaban desorganizando los ritmos para reorganizarlos en nuevos estilos y géneros. Uno de los puntos fuertes del álbum es que, aunque hay una intención clara en la letra, nunca resulta en un sermón. Chico Science pudo abordar las dificultades que enfrentó en Recife con un tono alegre. En una canción como «A Praieira» recuerda los beneficios que la playa y la cerveza pueden tener para la claridad mental y al mismo tiempo hace referencias históricas a la revuelta de Praieira del siglo XIX.
Todas estas ingeniosas letras fueron acompañadas por los tonos únicos de guitarra de Lúcio Maia, el bajo contundente de Alexandre Dengue y la diversa sección de percusión (Toca Ogan, Canhoto, Gira, Gilmar Bola 8, Jorge Du Peixe) cuyos ritmos implacables son la fuerza impulsora en todo momento de todo el álbum.
«Canciones para el hombre nuevo» Daniel Viglietti
1968
Orfeo
Con su distintivo timbre de barítono y su espíritu rebelde pero sereno, Daniel Viglietti se convirtió en un ícono del canto popular uruguayo. En su tercer álbum, Canciones para el hombre nuevo, Viglietti rinde homenaje a diversos temas como los ríos, la condición humana, la vida rural, los oficios, la tierra, los muertos y la guerra. Desde diversas perspectivas, muchos de sus oyentes lo consideran una voz de contrapoder.
Este LP, grabado principalmente en La Habana en 1967 y lanzado por el sello Orfeo en 1968, se ha mantenido como un himno de protesta con gran fuerza y relevancia en el contexto latinoamericano. La mayoría de sus canciones son musicalizaciones de poemas escritos por diversos autores latinoamericanos y españoles. El álbum refleja la influencia del viaje de Viglietti a Cuba, donde participó en el Encuentro de la Canción Protesta y grabó la mayoría de las canciones. Según él mismo expresó, regresó de ese viaje «con una conciencia muy aguda sobre un Uruguay despierto en luchas y conflictos sociales».
Entre las composiciones de Viglietti, destaca especialmente «A desalambrar», un himno de carácter político y social que, con la intensidad de su guitarra y elegantes arreglos de cuerdas, emite un poético llamado a la justicia social. Esta canción ha sido versionada por numerosos artistas, incluyendo a Víctor Jara en su álbum Pongo en tus manos abiertas… Otra pieza destacada es «Cruz de Luz», que narra un fragmento de la vida de Camilo Torres, el sociólogo, sacerdote y revolucionario colombiano.
En la carátula del álbum, Viglietti está retratado con su guitarra, un símbolo que para muchos representa tanto una herramienta para la lucha armada como un ícono de resistencia y movilización social a través de la música. Esta dualidad también se evidencia en varias de las letras del disco. Más tarde, en medio de la represión contra los movimientos de izquierda que culminó con el golpe de Estado cívico-militar de 1973, Viglietti fue detenido en 1972. Su arresto provocó una destacada respuesta internacional, liderada por figuras como Jean-Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer, quienes abogaron de manera prominente por su liberación.
«Locura» Virus
1985
CBS
El disco Locura de Virus irrumpe en la escena musical argentina en un año trascendental para su historia, el del regreso de la democracia. Esto se vería reflejado transversalmente desde el track de apertura, «Pronta entrega», con el piano de Marcelo Moura y la voz nostalgiosa de Federico Moura, que canta «Recordando tu expresión…», haciendo referencia y memoria a su hermano mayor desaparecido en dictadura. Así anticipan sonoramente lo que estallaría en fiesta y movimiento de allí en adelante, un aire refrescante para el rock-pop argentino.
La banda fue crucial para abrir una nueva época en la cultura argentina y sobreponerse a los años de oscuridad, censura y temor impuestos en la dictadura militar, eclesiástica, indagando en temas tabú como el sexo, recurrente en las letras de todo el disco.
Espontáneos, frescos y ocurrentes, en hits ícono del pop como «Luna de miel en la mano» se harían referencias a la masturbación y el placer, lejos de caer en lo explícito y vulgar, más bien por medio de finezas metafóricas en alusión a la novela Ulises de James Joyce en sus primeros capítulos: «Todo hombre su propia esposa, o una luna de miel en la mano». En una invitación constante a la espontaneidad y la libertad, la banda refiere «Sin disfraz» como representativo por su audacia metafórica, emblema de la auto aceptación y la homosexualidad. El disco, caracterizado por una búsqueda sonora exploratoria en teclados y baterías, construiría sus sonidos jugando con elementos digitales y sintetizadores dando así un aire fresco, moderno y particular.Locura, como su nombre anunciaba, sería el álbum que llevaría a Virus a su punto álgido de popularidad expandiéndose en una fiesta de color y movimiento por toda Latinoamérica durante generaciones.
«La culpa» Los Bunkers
2003
Sony Music
Durante sus presentaciones los días 27 y 28 de abril de 2024, Los Bunkers ofrecieron un momento emotivo en el memorial de detenidos desaparecidos y víctimas de la dictadura de Pinochet en el Estadio Nacional. La banda interpretó «La exiliada del sur» en formato acústico, generando un ambiente conmovedor. Este cover fue incluido en La culpa, el tercer álbum de estudio de Los Bunkers, que representa un punto crucial en la carrera de la banda chilena. Lanzado el 23 de octubre de 2003, este disco no solo consolidó su fama internacional sino que también marcó una evolución significativa en su sonido.
«La culpa» les permitió demostrar hasta dónde llegaba su alcance creativo tomando influencias de The Strokes e Inti Illimani por igual. Este disco se distingue por su incorporación de elementos del folclore, combinados con su característico estilo de rock. El uso de instrumentos tradicionales como el bombo legüero, la quena y el tiple, así como la inspiración de algunas de las letras, los acerca al cancionero de la Nueva Canción Chilena.
El álbum contiene canciones memorables como «No me hables de sufrir,» «Cura de espanto» y «Canción para mañana”, que reflejan la madurez de la banda en composición y ejecución. Además, el éxito de estos sencillos ayudó a Los Bunkers a alcanzar un público más amplio, lo que se reflejó en sus ventas y reconocimiento en Chile.
La culpa es una obra que demuestra la capacidad de Los Bunkers para tomar la esencia de la música popular chilena y hacerla propia, combinando buenas canciones, letras emotivas y una producción cuidada. Luego del reconocimiento en su país enfocaron todos sus esfuerzos en conquistar México con su siguiente álbum, Vida de perros, pero la esencia de la propuesta de la banda quedaría con La culpa.
«Mozambique» Pello El Afrokán
1964
Egrem
En la década de los sesenta surgió en Cuba un nuevo sonido que arrasó en la isla. Era un ritmo hipnótico continuo que se centraba en la interacción de percusiones y metales. El sonido se llamó “mozambique” y su fundador fue Pedro Izquierdo quien fue conocido por su nombre artístico por Pello El Afrokán. Pello provenía de un entorno musical. Su padre había sido percusionista en la orquesta de Belisario López y su primo era el afamado percusionista Mongo Santamaría. Para 1963, Pello había formado una banda con una docena de tambores, bombos, cencerros, trombones y trompetas y estaba logrando atraer seguidores dentro de la vida nocturna cubana
Sin embargo fue hasta el 64 cuando su popularidad se disparó debido a los carnavales de La Habana. Era imposible para la multitud ignorar los contagiosos ritmos que producía su banda. Tratando de aprovechar el aumento de popularidad, lanzó su primer álbum, Mozambique, iniciando el año siguiente (aunque existen disputas sobre si el disco se lanzó en el mismo 1963). La canción homónima de apertura comienza con una frase perspicaz que reconoce la novedad de su creación: «Esto es mozambique pero si señor, si no sabes comprender, no me digas que no te gustó». Sabía muy bien que la reacción inicial sería de estupor, pero el cuerpo no resistiría esos latidos contagiosos e incesantes.
A lo largo del álbum tenemos diferentes variaciones de la misma interacción entre las secciones de percusión y metales. Pello, quien se había criado en una familia de percusionistas, estaba reivindicando este tipo de instrumentos. Aunque se podría argumentar que había sido el alma y columna vertebral de la música cubana a lo largo de su historia, Pello no dejó dudas al oyente de que la percusión estaba tomando protagonismo en la música cubana.
Pello pronto aparecería en la televisión y la radio y realizaría giras por los países socialistas de Europa, incluso ofreció un concierto especial en el teatro Olympia de París. Se convirtió en uno de los artistas más famosos dentro de la isla de Cuba, y un héroe de culto para muchos músicos fuera de ella. Músicos como Eddie Palmieri, Carlos Santana, Steve Gadd y Sheile E. se inspiraron en Pello y versionaron sus canciones o modificaron algunos de sus ritmos dentro de su propio trabajo.
«Piero» Piero
1969
CBS
Piero Antonio Franco De Benedictis Scigliuzzo, o simplemente Piero, es un músico italo-argentino que se convirtió en el cantautor de una generación. Aunque tempranamente tuvo la oportunidad de grabar como músico de la canción pop, se alejó un tiempo de las grabaciones hasta encontrar su propia identidad musical. De una forma eso lo logra el día que conoce al periodista José Tcherkaski, quien encontró en su pluma el buen impulso que necesitaba para su carrera como cantautor.
De esa forma, Piero vuelve a acercarse a ejecutivos de la industria musical para retornar a la grabación. Tras una serie de rechazos, el productor ejecutivo y director artístico Héctor Techeiro encontró una oportunidad de oro en «Mi viejo», una canción que iba a convertirla en un himno dedicado a los padres, y que se convertiría en un éxito en todos los países de Hispanoamérica.
Es así que aparece el álbum homónimo de Piero, lanzado en 1969, con letras introspectivas y melodías cautivadoras, este álbum presenta una variedad de temas que van desde la nostalgia hasta las reflexiones más sociales y profundas. La canción «Vengo» abre el álbum con una melodía suave y una letra emotiva que establece el tono para el resto del disco. Sigue con «De vez en cuando viene bien dormir», una canción melancólica que habla de los altibajos de la vida. «Cómo somos» y «Caminando por Caracas» ofrecen una mirada a las realidades cotidianas de la vida, mientras que «Fumemos un cigarrillo» presenta una atmósfera íntima y contemplativa.
Otros temas destacados incluyen «Juan Boliche», «Dígame, dígame», «Tomamos un café» y «La Gringa», cada uno con su propia historia y estilo único. El disco contó con la orquestación de Jorge López Ruiz, y dicen que el éxito del disco permitió a López Ruiz grabar su primera obra, Bronca Buenos Aires.
Por otro lado, la popularidad del disco encumbró a Piero como una figura intelectual de renombre durante la primera mitad de los setenta, con cada vez mayor involucramiento en temas sociales y políticos, lo que originó una reacción represiva tras la entrada de la dictadura argentina que conllevaría a su exilio a Europa desde 1976 hasta 1981.
«Un día» Juana Molina
2008
Domino
Juana Molina, quien comenzó a tocar la guitarra a temprana edad, se hizo popular en su natal Argentina en el programa de humor Juana y sus hermanas, donde invitaba a artistas como León Gieco y Charly García. Hacia fines de los noventa se va a los Estados Unidos a seguir una carrera musical desde cero y durante la grabación de su disco Segundo, Molina descubrió la folktrónica (término del cual reniega en entrevistas) y encuentra un estilo único en sus grabaciones caseras. Aunque consideró regrabar las canciones en un estudio profesional, decidió que las primeras grabaciones tenían una impronta única. Empezó a experimentar con la guitarra, creando bucles musicales y entrando en un trance, y dominadas por efectos electrónicos, creando una atmósfera etérea donde su voz es otro instrumento, definiendo su enfoque único y experimental que gana en ejecución con cada disco.
Un Día, su quinto disco, se compone de segmentos instrumentales cortos y repetitivos con guitarras acústicas, sintetizadores suaves y voces a cappella, que se entrelazan delicadamente con su versátil voz, creando paisajes sonoros frágiles y en constante evolución. Es un testimonio del talento de Molina, que logra un álbum rico y gratificante con un enfoque aparentemente sencillo.
La canción que da título al álbum, «Un Día», abre con una declaración apasionada y confiada, estableciendo un tono dinámico. «Vive Solo» continúa este viaje, manteniendo la atmósfera tranquila pero vibrante del álbum. «Lo dejamos» destaca con sus susurros suaves, mostrando la habilidad de Molina para transmitir profundas emociones con sutileza.
«Los hongos de Marosa» y «¿Quién? (suite)» son temas más largos que resaltan el talento de Molina para crear paisajes sonoros envolventes y meditativos. «El vestido» es quizás la canción más cercana a una estructura tradicional. «No llama» y «Dar (qué difícil)» enfatizan aún más la cualidad etérea del álbum.
Este álbum permitió a Juana girar durante casi cinco años por todo el mundo y presentarse en importantes festivales. El disco contó con respaldo de la crítica internacional y fue su primer disco que entró en la lista de los discos latinos más vendidos en Estados Unidos según Billboard.
«El Gran Gatica» Lucho Gatica
1957
Capitol Records
Para 1957 Lucho Gatica ya era una estrella de la música popular continental. A dos años desde su primer contacto con México, Gatica había popularizado boleros como “Historia de un amor”, “Delirio” y “No me platiques”, esta última que a la vez sirvió como nombre de una de sus películas. También se había presentado en Estados Unidos e interpretado boleros, música tradicional mexicana y tonada chilena, mostrando el desplante y plasticidad performática que lo haría famoso.
En su disco El Gran Gatica, el cantante chileno nos hace preguntarnos si acaso la interpretación es o no una forma de composición en sí misma. Pues, si bien un título como “Si me comprendieras” pertenece a la autoría de José Antonio Mendez, es difícil negar que la calidez vocal de Gatica dotó a su versión de una suerte de autoría. Esta discusión es aplicable con otros grandes intérpretes como Frank Sinatra, Elvis Presley o Aretha Franklin.
Canciones como “Paisajes de Catamarca” perteneciente al folclore tradicional sudamericano o “Amémonos” con arreglos modernos que son íconos de la influencia que el bolero recibió de la música mediterránea hacia los años cincuenta, conversan con los ejercicios orquestales de “Espérame en el cielo”, fundamental para entender una canción como “No sé tú” de Luis Miguel. Es El Gran Gatica, un ramo obligatorio del bolero y la canción melódica latinoamericana.
«Suavemente» Elvis Crespo
1998
Sony Discos
Como afirma la periodista especializada Leila Cobo en su libro La Fórmula Despacito: los hits de la música latina contados por sus artistas, históricamente las canciones hispanas que han logrado mayor presencia mundial corresponden a géneros bailables: la salsa como reina indiscutida de los géneros hasta la década de los ochenta y el latin pop a partir de 1999 con la irrupción global de Ricky Martín. Pero durante la década de los noventa será el merengue el estilo que se abrirá camino de manera avasalladora desde el escenario local para el resto del continente. ¿El cénit del éxito del estilo? Suavemente, de Elvis Crespo, en 1998.
Más allá de la impresionante popularidad de la canción homónima que, además, corresponde al track 1 del disco, Suavemente mostraba una faceta más pop del folclórico estilo, con bronces correctamente ejecutados y percusiones que sirven como base sólida y sin mucha variabilidad, pues lo relevante es hacer lucir la carismática voz de Elvis Crespo, con sus teatralidad y frases características (“pequeña, échate pa’ atrás”).
Al éxito de la canción “Suavemente” lo siguió “Luna llena” y “Tu sonrisa”, confirmando su arrastre en ambos lados de la frontera, alcanzando ventas de cerca de un millón de copias en EEUU, obteniendo un Premio Lo Nuestro a mejor álbum tropical y presentándose en el Festival de la Canción de Viña del Mar. Un éxito continental.
«Valentín Alsina» 2 Minutos
1994
Interdisc
El grito de “¡Barrio obrero, Valentín Alsina!”, con la que abre el álbum debut de la banda 2 Minutos, es quizás una de las mejores cartas de presentación que ha dado la música argentina al momento de reivindicar su origen popular y barrial. Y a la postre los convertiría junto a Los Violadores, Flema y Attaque 77 en una de las bandas más universales del punk latinoamericano.
El mérito de Valentín Alsina radica en plasmar de manera magistral el concepto de glocalización proveniente de las ciencias sociales y que habla de cómo una manifestación cultural local, perteneciente al entorno cercano y familiar, logra trascender todas las barreras y se vuelve global.
En el caso de Valentín Alsina la identificación global está dada en reflejar cómo el barrio es ese útero social en el que nuestra forma de tratar con el mundo empieza a tomar forma. Para 2 Minutos estas relaciones se dan en medio de bares, noches de juerga que se salen de control en los que la autoridad policial es el antagonista. Pero también en Valentín Alsina se habla de cómo la doctrina económica del neoliberalismo aplicado durante el gobierno de Carlos Menem desembocó en el espejismo de una bonanza económica que devoraba a las clases populares debido a la privatización de las industrias nacionales y al recorte de ayudas sociales. Temas como “Novedades” u “Odio laburar” reflejan a una clase obrera alienada, sin perspectivas de futuro y masticando esa rabia que acabó en estallidos sociales.
El golpe definitivo de realidad viene dado en “Amor suicida”, que relata cómo la pareja de un combatiente argentino fallecido en la Guerra de Malvinas decide quitarse la vida dejando ver que los traumas de la guerra y la dictadura son fantasmas de la historia a los que cada tanto hay que plantarse.
El cierre del disco se da de la mejor manera posible con “Ya no sos igual”, en el que se relata de forma verídica cómo un conocido de la banda abandona a su barrio y sus amigos para cambiar de destino al volverse policía y pasar al bando contrario de todo aquello que denuncia 2 Minutos: la represión policial de una Argentina donde las clases gobernantes moldeaban un mundo imaginario a la medida de su opulenta vulgaridad, mientras las clases populares como podían encontraban consuelo en el fútbol y el alcohol.
«Gondwana» Gondwana
1997
BMG Chile S.A.
Gondwana, Los Pericos y Cultura Profética son tres bandas prominentes en la escena del reggae latinoamericano, pero cada una tiene características y enfoques distintivos que las diferencian. Gondwana se alinea mucho más con el roots reggae en términos de estilo musical, lírica y enfoque. Fundada por I-Locks Labbé en 1987 en la Población La Pincoya de Santiago de Chile, Gondwana había estado cultivando su sonido y mensaje por una década antes de su disco debut.
En 1993 lanzó un demo en formato cassette con seis temas propios, reflejando una conexión espiritual y religiosa con el reggae. En 1994 teloneó a Los Pericos en el Teatro Monumental, pero pese a los esfuerzos por una mayor exposición sufrían de dificultades con la formación de la banda, hasta que encontraron en Quique Neira al vocalista ideal, lo que llevó a un cambio positivo en su sonido y atrajo el interés de la multinacional BMG, que financió su primer álbum producido por Dr. Dread.
El disco homónimo de Gondwana es un testimonio de la habilidad de la banda para fusionar el roots reggae con un estilo propio y distintivo, resonando con audiencias de diferentes generaciones y culturas. Cada canción del álbum ofrece una experiencia única, manteniendo una cohesión temática y musical que lo convierte en un clásico del género en español. Desde el inicio con «Reggae Is Coming» hasta la versión Nyahbinghi dub de «Jah Children», el álbum presenta ritmos constantes y profundos que son una marca registrada del roots reggae. El uso de teclados y guitarras añade capas melódicas que complementan perfectamente la estructura rítmica.
Las letras de Gondwana abordan temas de amor, paz, justicia social y espiritualidad. Canciones como «Armonía de amor» y «Sentimiento original» no solo se convirtieron en himnos radiales sino que también transmiten mensajes positivos y de conciencia social, característicos del género. Con «Changa langa» atrajo la atención del público, mientras que «Pincoya Calipso» recuperaba un tema de su demo, mostrando la conexión de la banda con sus raíces y su comunidad. En «Jah Children», tanto en su versión original como en el dub Nyahbinghi, destaca por su espiritualidad y conexión con la cultura rastafari.
«¡Arriba Huentitán!» Vicente Fernández
1972
CBS
En 1966, la inesperada muerte de Javier Solís dejó un vacío en la escena musical mexicana. La ranchera había perdido a su refinada media voz que había logrado convertirse en el cantante más popular del país. En las semanas siguientes los sellos discográficos contrataron a muchos cantantes esperanzados en lograr llenar ese vacío. Uno de ellos era un joven jalisciense llamado Vicente Fernández.
Fernández se había ganado la vida trabajando como músico callejero y en pequeños espectáculos por todo el país. Esa escuela le ayudó a perfeccionar sus puntos fuertes. Su voz resonante y sedosa sumado a su carisma natural fueron suficientes para que CBS México aceptara lanzar su carrera. En los siguientes años Fernández lanzó varios discos con una recepción decente pero no fue hasta su LP de 1972 ¡Arriba Huentitán! con su hit “Volver, volver” que realmente despegó su carrera.
El disco muestra las facetas de Fernández que lo convertirían en el cantante ranchero más importante de los últimos 50 años. En un tema como «Sueña mi amor» continuaba el legado de Solís e Infante con su interpretación aterciopelada y sutil del bolero. Mientras en una canción como «El palenque» demuestra el machismo afamado que le ganó aplausos y reproches por su admiradores y detractores respectivamente. Y finalmente en «Volver, volver» deja que su fachada machista pasará a un segundo plano y ofrece una interpretación catártica que inicia con casi un llanto y crece hacia una súplica bravía que sólo Chente podría lograr.
«Pies descalzos» Shakira
1995
Sony Music Latin
En la bruma nostálgica de los años noventa, la Shakira de aquel entonces, con 19 años y cabello negro, cautivaba corazones con canciones que evocaban recuerdos de días más simples y tardes interminables. Pies descalzos marcó un punto crucial en su carrera tras los fracasos comerciales de sus álbumes anteriores, cuando llegó a considerar abandonar la música. Este disco nos transporta a esos tiempos pasados con canciones como «Estoy aquí» ,«Antología» y «Un poco de amor», abriendo portales hacia la adolescencia. Temas complejos como el aborto, el amor romántico y el deseo de explorar un mundo lleno de misterios, incertidumbres y posibilidades. Con pop contagioso, rock alternativo y reggae, cada letra es un espejo que reflejaba la vida cotidiana, los sueños y anhelos de una generación en búsqueda de su lugar en el mundo. Al cerrar los ojos hoy, escuchando las canciones del álbum, aún podemos vislumbrar la escuela, los amigos del barrio y la emoción adolescente de descubrir el primer amor. Más allá de la nostalgia por la Shakira de antaño, persiste el anhelo por aquellos días, extrañamos esa época, nos extrañamos a nosotros mismos.
Las ventas del disco superaron las expectativas de Sony Music Colombia, catapultando a Shakira hacia territorios inexplorados por cualquier otro artista colombiano hasta entonces. Shakira inició su primera gira mundial, el Tour Pies Descalzos, en América Latina a principios de 1996. La gira abarcó Ecuador, Venezuela, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Colombia, México, Brasil y Argentina. En abril de 1997, Shakira continuó la gira en Miami, Estados Unidos, actuando para 5000 personas en el teatro Knight International Center. Concluyó la gira en octubre de 1997 en el Estadio El Campín de Bogotá frente a 30,000 personas, estableciendo un nuevo récord de asistencia. Sin embargo, la historia también registra un episodio desafortunado, durante un concierto en Barranquilla, su ciudad natal, el 16 de agosto de 1996, unas 45,000 personas se congregaron en el Estadio Romelio Martínez y no todas tenían boletos. Esto provocó disturbios previos al concierto, resultando en daños a la propiedad, cuarenta heridos y tres muertos.
El álbum, especialmente su canción casi homónima «Pies descalzos, Sueños blancos», destaca por su aguda crítica a la sociedad latinoamericana de los años noventa, una cultura que perdura en muchos países hasta la actualidad. Shakira demostró ser una artista versátil, capaz de conquistar a todas las generaciones y de hacer florecer el corazón con su música.
«Canção do amor demais» Elizeth Cardoso
1958
Festa
Elizeth Cardoso, “A Divina”, ya era una figura reconocida al momento de editar este, su cuarto álbum, con una carrera musical que había comenzado a los 16 años, cantando en un programa de radio. Una voz fuerte, con facilidad de llegar a tonos altos y bajos, que había comenzado en el choro para luego afianzarse como una de las grandes voces de la samba-canção en los años cincuenta.
Canção do Amor Demais es un álbum de Elizeth Cardoso. Claro, su voz e interpretación es inconfundible. Pero también es de Antônio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, quienes venían de editar Orfeu da Conceição en 1956, primer encuentro musical de ambos y que marcaría el inicio de su colaboración artística y de su amistad. Todas las canciones fueron compuestas por los dos, Tom Jobim la música y arreglos y Vinicius la poesía, excepto por “As Praias Desertas” y “Outra Vez” compuesta solo por Jobim y por “Serenata do Adeus” y «Medo de Amar» compuestas solo por Vinicius.
Los tres eran amigos, pero Vinicius deja claro que no fue sólo esa la razón para elegir a Elizeth como intérprete del disco, sino que, en sus palabras, “es claro que con sus interpretaciones (las composiciones) ganan un valor adicional”. Y eso se puede disfrutar a lo largo de cada tema, en las cuales la voz de Elizeth destaca con una interpretación emocionante, sentimental y de una calidad extraordinaria.
Finalmente, una cuarta persona ayudaría a que este álbum quedara en la historia como una pieza fundamental en el nacimiento de la bossa nova: João Gilberto, quien tocó la guitarra con su estilo único en “Chega de saudade” y “Outra vez”. La primera también abriría el disco del mismo nombre de João, editado un año después, terminando de crear ese nuevo estilo llamado bossa nova. Que comienza aquí, en este disco, con la voz de Elizeth Cardoso, la música y arreglos de Antônio Carlos Jobim, la poesía de Vinicius de Moraes y la guitarra de João Gilberto.
«Matamoros querido» Costa Azul y su cantante Rigo Tovar
1972
Melody
Una estatua de Rigo Tovar engalana una de las avenidas principales de su natal Matamoros, Tamaulipas, un pequeño rincón de la frontera de México con Estados Unidos, entre el río Bravo y el Golfo de México. Aunque la historia no empieza ahí, sino unos cientos de kilómetros frontera adentro, en Houston, Texas. Ahí un jóven Rigo se ganaba la vida a fines de los sesenta con oficios manuales, mientras alternaba con varias bandas, antes de formar el grupo Costa Azul junto a sus hermanos y amigos. Producto del contacto en Estados Unidos con el rock anglo, su imagen contrastaba con la de otros cantantes de cumbia: ropa de cuero, pelo largo y lentes oscuros. Más cerca del heavy metal que de la música tropical.
En 1972 Costa Azul lanza su primer disco, que muestra bien el sonido que Rigo y sus hermanos buscaban: cumbias, baladas y boleros con formación eléctrica, donde dominaba el sonido del órgano y las guitarras psicodélicas, muy la manera de Los Ángeles Negros y otras agrupaciones de la “nueva ola” (término usado pero discutible, por cuanto sería mejor describirlos como «bolero beat») , mezclado con la propuesta tropical de Mike Laure. “Matamoros querido” es el canto de añoranza a su ciudad natal, pero el disco ya demuestra el sentimiento de Rigo con los temas románticos: “Lamento de amor” es uno de sus temas más recordados, pero también destacan baladas como “No son palabritas” o “Celos de luna”, o una versión instrumental de “Vereda tropical” de Alberto Domínguez.
Con el paso del tiempo, Rigo Tovar se convertiría en una de las figuras más significativas de la música fronteriza y es muy recordado su recital de 1981 en el lecho del río Santa Catarina, en Monterrey, que convocó a más de 300 mil personas, según registros de la época. Pero menos conocida es la anécdota del disco Dos tardes de mi vida, grabado en 1974 en los legendarios estudios Abbey Road de Londres, que alquiló el matamorense cuando viajó a la ciudad británica para atender los problemas de vista que lo aquejaron toda su vida. Rigo Tovar falleció en 2005 y sigue en el imaginario norteño como ícono cultural del siglo XX.
«Voz de Tango» Tita Merello
1967
Odeon
“Hice de mí lo que quería, y tengo el orgullo de haber sacado, de entre las mujeres, una mujer íntegra. Yo le di la cara a la vida, y me la dejó marcada”, dijo Tita Merello, en alguna de sus memorables entrevistas. Y no es para menos: Nació en 1904 en un conventillo del barrio de San Telmo, y desde temprana edad debió enfrentar los rigores de la vida, lidiando con la pobreza y el maltrato hasta que llegó, a los 12 años, a una vivienda precaria de la calle Corrientes, calle donde brillaría ya de adulta en sus fastuosos teatros y cines. Porque según la propia Tita, “Yo no soy cantante, soy una actriz que canta”. Y vaya que lo hizo, acumulando más de 30 películas y otros tantos discos y multitud de obras, revistas y shows que la llevaron de Argentina a México debido a los vaivenes políticos.
Quizá una de sus escenas más recordadas es la de Mercado de Abasto (1955) dirigida por Lucas Demare, donde Tita encarna a una humilde vendedora cuyo amor es disputado por Pepe Arias y Juan José Míguez. El personaje venía perfecto al carácter insolente y temperamental de la actriz, por lo que su interpretación de la milonga “Se dice de mí”, de Ivo Pelay quedó como un símbolo imborrable de la era dorada del tango y del cine argentino. Su impronta se dejó sentir hasta en los años noventa, cuando la re-interpretación de Yolanda Rayo se convirtió en tema de la telenovela colombiana Yo soy Betty La Fea.
Voz de tango es el primer recopilatorio de las canciones que hicieron brillar a Tita en el pico de su popularidad, aportando su particular carácter a la interpretación del tango y el subestilo de la milonga, que -influenciado por la milonga campera- presenta un estilo más veloz y juguetón tanto para las orquestas como para los bailarines. En este recopilado, además de “Se dice de mí”, Tita brilla con el “Milongón porteño”, dos clásicos del repertorio tanguero: “Cambalache” y “El Choclo”, ambos con letras de Enrique Santos Discépolo, e incluso con dos rancheras: “De contramano” y “Los amores con la crisis”.
«31 Minutos» 31 Minutos
2003
Aplaplac
El año 2003 se emitió por primera vez “el noticiero más veraz de la televisión” por Televisión Nacional de Chile, 31 minutos. Con tres temporadas y una propuesta para niños educativa, entretenida y transversal, el programa infantil creado por Pedro Peirano y Álvaro Díaz fue un suceso, tanto en niños como adultos, y al año siguiente ya se transmitía en toda Latinoamérica por Nickelodeon. Pero fue el año 2006 el de la verdadera latinoamericanización del fenómeno, cuando se comenzó a emitir por canales locales en algunos países, incluido México donde alcanzó una popularidad similar a Chile.
El programa de títeres, conducido por el políticamente incorrecto Tulio Triviño, tenía distintas secciones con reportajes, bloques deportivos y un “Ranking Top” de música, conducido por Policarpo Avendaño. Gracias a esta sección se popularizaron sus canciones, escritas por Pablo Ilabaca, guitarrista y vocalista de Chancho en Piedra, mezclando distintos géneros musicales como rock, funk, folclor y electrónica, con letras divertidas para niños y adultos.
Fue así como el paso natural fue editar un álbum, que llegó a vender más de 200 mil copias en Chile, donde entre canciones como “Yo opino”, “Mi equilibrio espiritual” o la profunda “Yo nunca vi televisión (y luego sí pero después no)”, se van insertando diálogos de sus personajes.
Dos álbumes siguieron popularizando las canciones del programa, 31 canciones de amor y una canción de Guaripolo (2004) y Ratoncitos (2005), tanto en Chile como en México, donde Ro Velázquez, del grupo mexicano Liquits, tuvo la idea de hacer un álbum tributo a las canciones del programa a cargo de Belanova, Rubén Albarrán y Emanuel del Real de Café Tacvba, Natalia Lafourcade, Ximena Sariñana, Pedro Piedra, María Daniela y su Sonido Láser, Chancho en Piedra y Los Bunkers, entre otros. Y aunque el álbum nunca se editó oficialmente sus canciones se pueden encontrar en YouTube.
El año 2011 fue la primera presentación de los queridos personajes acompañados de músicos en vivo, y en compañía de Jorge González, que luego se repetiría en Lollapalooza Chile 2012, en el Festival de Viña 2013, y en distintas ciudades de México en 2017, país al que volverían el 2020 al Vive Latino en Ciudad de México, teniendo siempre una calurosa recepción, con familias completas cantando, demostrando el impacto cultural intergeneracional del programa, sus canciones y este disco para el continente.
«La agarradera» Johnny Ventura y su Combo Caribe
1962
S.M.
La agarradera, también conocido como La agarradera Vol. 4, marca el debut fonográfico de Johnny Ventura y su Combo Caribe, grabado con la orquesta de Luis Pérez. Este álbum no sólo modernizó el merengue, sino que también estableció un nuevo estándar para el género, fusionando elementos tradicionales con un toque más festivo y contemporáneo.
El disco incluye doce piezas que alcanzaron gran popularidad, entre las que destacan «La Agarradera» y «Cuidado con el cuabero» de Luis Pérez. Estas canciones capturan la esencia del merengue bailable y fueron fundamentales para el estilo picante y de doble sentido que caracterizó a Ventura en sus inicios. Otros temas notables son «Campesina» de Joseito Mateo y «Jacmel» de Eduardo Bastián, que muestran la habilidad de Ventura para interpretar composiciones de diversos autores con su distintivo carisma.
«La agarradera» explora otros géneros como la guaracha («Toñita»), el bolero («Si pudieras amarme» y «Desamor») y la salve, ampliando el repertorio de Ventura y demostrando su versatilidad interpretativa. Esta diversidad musical ayudó a Ventura a ganarse el aplauso de una audiencia internacional exigente durante los estilizados años sesenta.
El éxito de «La agarradera» fue un presagio del brillante futuro de Johnny Ventura, quien rápidamente se convirtió en una de las figuras más admiradas de la música dominicana. El álbum, respaldado por el Salón de Estudios Mozart y lanzado al mercado por un sello discográfico entusiasta, fue recibido con gran aceptación y ayudó a Ventura a establecerse como el artista más solicitado del momento.
«El bestial sonido de Ricardo Ray y Bobby Cruz» Richie Ray y Bobby Cruz
1971
Vaya Records
El icónico álbum El Bestial Sonido de Ricardo Ray & Bobby Cruz, editado por el sello Vaya VS-1 en 1971 y registrado en los míticos estudios Ochoa Recording de Puerto Rico bajo la batuta de Johnny Pacheco, marcó un hito en la historia de la salsa brava. Esta obra maestra musical, lanzada en su apogeo, incluye ocho canciones que continúan cautivando a seguidores de todas las edades, y fue el punto de partida para la creación de una nueva filial de Fania: Vaya Records.
Una de las leyendas urbanas que rodea este disco es la referencia al «sonido bestial», una idea que algunos creían que surgía de ser etiquetados como «bestias» por crear música en Puerto Rico en lugar de Nueva York. Este mito de la «bestialidad» se veía reflejado en la pasión con la que Richie Ray y Bobby Cruz interpretaron su música, como si fueran fuerzas naturales desatadas, como mencionó Bobby: «Estamos tocando como bestias». Esta actitud también fue una respuesta de los músicos para silenciar críticas y desafiar las opiniones contrarias.
La canción «La Vimari» destaca en el álbum con su intro/outro de bossa nova, marcando la entrada de la corista Miki Vimari al escenario principal. Esta fusión de sonidos contemporáneos con la salsa brava muestra la capacidad de Richie Ray y Bobby Cruz para innovar en el género. Por otro lado, «Sonido Bestial» hace referencia a Ígor Stravinski y utiliza compases del “Estudio Revolucionario” de Chopin para crear una atmósfera única, demostrando versatilidad y genio artístico en fusionar elementos clásicos con el ritmo característico de la salsa.
En cuanto a los músicos que participaron en la grabación, se contó con la colaboración de talentosos artistas como «Manolito» González en los bongos, los trompetistas Ismael «Cocolía» Rodríguez Seda e Ismael «Maelo» Rodríguez López, el bajista Mike «El Che» Amitín, el timbalero Charlie «El Pirata» Cotto, el conguero José «Mañengue» Hidalgo, y la mencionada corista Miky Vimari.
Gracias a su destreza para combinar diferentes estilos musicales, Richie Ray y Bobby Cruz se posicionaron como pilares de la salsa, contribuyendo significativamente al desarrollo de la música latina.
«Cuarteto característico (A 2000)» Rodrigo
1999
Magenta
Rodrigo llevaba varios años intentando levantar su carrera, durante los cuales interpretaba principalmente merengues y cumbias, pero fue su llegada al sello Magenta y el centrarse en interpretar cuarteto, lo que fue dándole a Rodrigo cada vez más éxitos, especialmente con los álbumes Lo mejor del amor (1996) y Cuarteteando (1998).
Y luego llega Cuarteto característico (a 2000), su consolidación, que vendió 240 mil copias, lo llevó a llenar 13 Luna Park y ya es una colección de éxitos. Partiendo con “Yerba mala”, donde el bajo y las rápidas percusiones anuncian que no va a haber respiro, y la entrada del acordeón, la banda completa y Rodrigo cantando, solo lo confirman. Luego una canción tras otra sin pausa, “Cómo le digo”, “Fuego y pasión”, y “Soy cordobés”, ya un himno de Córdoba y el cuarteto, en el que menciona a Leonor Marzano, pianista, compositora y fundadora del Cuarteto Característico Leo en los años cuarenta, la primera agrupación de cuarteto; al “Pibe” Berna, pianista famoso del cuarteto de los años setenta; Carlos “Pueblo” Rolán, voz del Cuarteto Leo en los sesenta y setenta; y claro, al Cuarteto de Oro y su primer cantante, Carlos “La Mona” Jiménez.
A pesar de que faltan grandes éxitos de Rodrigo como “Ocho cuarenta”, o su canción más famosa, “La mano de dios” dedicada a Maradona, que fue lanzada un año después, este álbum tiene un listado de canciones perfecto. A las ya mencionadas se suman “Aprendiz”, original de Alejandro Sanz; “Amor clasificado”, dedicada a su madre “canillita por oficio y obligación”; la cumbia “Por vivir jugando”, junto a Leo Mattioli; “Un largo camino al cielo” con sus interminables referencias a canciones de Charly García; el gran hit “Por lo que yo te quiero”, junto a Walter Olmos; y finalmente, uno de los primeros éxitos de Rodrigo, “El himno del cucumelo”, original de Las Manos de Filippi.
Con todo lo anterior, el álbum convirtió a Rodrigo en uno de los cantantes más importantes de Argentina, así como uno de los mayores responsables de que el cuarteto cordobés fuera transversalmente popular en la sociedad argentina y llegara a ser popular fuera de sus fronteras, mostrando a un artista en la cima, sin temor a nada, energético y entregándolo todo junto a su banda.
«La llorona» Lhasa
Música de cantautor – Música tradicional mexicana
1997
Audiogram
La de Lhasa de Sela fue una carrera larga y corta a la vez. Larga porque comenzó cantando en bares durante su adolescencia, y nunca paró de cantar. Ya sea girando con el festival Lilith Fair, por Estados Unidos y Europa; junto a sus hermanas en el circo teatro Pocheros, en Francia; o en Reikiavik, Islandia, donde tocó en mayo de 2009, conciertos de los cuales se editó Live in Reykjavik el 2017. Pero corta, porque solo publicó tres álbumes de estudio en doce años, los tres excelentes, La Llorona (1997), The Living Road (2003) y Lhasa (2009), antes de morir en 2010 a los 37 años.
En su álbum debut, Lhasa nos entrega siete temas propios, compuestos junto al guitarrista Yves Desrosiers, quién también hizo los arreglos y produjo el disco. También cuatro interpretaciones de clásicos latinoamericanos. Tanto las letras como la voz de Lhasa, profunda, sentimental y dolorosa, se combinan de forma única con la instrumentación, creando atmósferas únicas en cada canción, pero que a su vez parecen un continuo durante todo el disco. Un continuo desértico, apoyado por la guitarra lap steel o la acústica de Yves, en el que Lhasa nos muestra su alma como en “De cara a la pared” que abre el disco, la ranchera “Por eso me quedo” o en “Mi vanidad”, que comienza a despedir el disco, acompañada del acordeón de Didier Dumoutier.La Llorona, cuya portada es un autorretrato de la propia Lhasa, que en sus palabras es “La Llorona en su imaginación” y que “se paró frente al espejo para ver qué tan enojada y trágica se podía ver”, es dolor y tragedia, pero también hay espacio para una canción alegre como la tradicional “Los peces”, o para el klezmer “El pájaro”. Pero el disco es, finalmente, como su portada, y así también lo demuestran la versión de la clásica “Desdeñosa”, del gran Benigno Lara Foster, y la canción que cierra el disco, “El árbol del olvido”, de los argentinos Alberto Ginastera y Fernán Silva Valdés. Un disco y una forma de cantar única. Lhasa no dejaba indiferente y su voz en La Llorona se queda en el oyente para siempre.
«Corazones» Los Prisioneros
1990
EMI Latin
Si pudiésemos imaginar las sesiones de grabaciones de Corazones en Los Ángeles, probablemente veríamos a Jorge González llegando temprano a desayunar al estudio donde lo esperaban Gustavo Santaolalla y Anibal Kerpel, productor e ingeniero de grabación. Ahí sonarían los demos que Jorge llevó desde Chile, se escucharía el techno, house, rap y soul que por entonces fascinaban al cantante y se conversaría de Los Beatles, Camilo Sesto y Soul II Soul. Así habría innovaciones musicales y un rico intercambio de ideas sobre cómo hacer crecer los estribillos y darle mayor personalidad a las canciones, mientras las jornadas servirían a Jorge como terapia contra una depresión que comenzaba a golpearlo con fuerzas.
¿En Chile? Lo que quedaba de Los Prisioneros se terminaban irremediablemente con la salida de Claudio Narea a la vez que el país pretendía dejar atrás la década del ochenta ad portas de la democracia. Cuando González llega a Chile encuentra un escenario adverso para un disco como Corazones: la banda se desarma y solo junto a Miguel deben levantar la promoción, en un medio que ya no está dando espacio a la música en castellano.
¿Qué hizo a Corazones convertirse en el canto del cisne de la banda chilena más importante de los ochenta? Para Jorge, las canciones. «Tren al sur», «Corazones rojos», «Estrechez de corazón» o «Amiga mía» eran, en sus palabras “rolones”. Canciones cuyo destino era convertirse en clásicos. Y lo fueron. Corazones se convirtió en el disco más exitoso de su carrera y con los años ha sido relevado como un indispensable del pop latinoamericano.
«Los Gatos» Los Gatos
1967
Vik
A mediados de los años sesenta, un grupo de jóvenes estaban empezando a formar lo que en el futuro sería el “rock nacional” argentino. Y con ellos también había una serie de lugares que frecuentaban. Uno de ellos era La Cueva. Sandro era habitué y Billy Bond copropietario. Ahí jóvenes como Litto Nebbia, José Alberto Iglesias “Tanguito”, Oscar Moro, Javier Martínez o Miguel Abuelo pasaban las noches. Cerca de la madrugada, se iban unas cuadras más al sur, al bar la Perla de Once, cerca de la estación 11 de Septiembre, a esperar a que salieran los primeros trenes rumbo al oeste. Una madrugada, en el baño de La Perla, Nebbia y Tanguito compusieron el primer hit del rock argentino: “La balsa”.
Nebbia, quien nació en Rosario, formó Los Gatos Salvajes en su ciudad natal y luego la reagrupó en Buenos Aires, junto a Ciro Fogliatta. Kay Galiffi, Alfredo Toth y Óscar Moro. Eran presencia constante en La Cueva y otros círculos del underground porteño. En junio del 67 grabaron “La balsa” como su primer single para RCA Vik, que se convirtió también en el primer hit del rock argentino, y confirmaba, de pasada, que el rock podía cantarse en español. Tras el éxito de “La balsa”, el siguiente paso fue grabar un LP, que se lanzó en noviembre de ese legendario 1967.
Aunque musicalmente estaba anclado a los estándares de la Invasión Británica (mucho beat, algunos toques de psicodelia y otras pinceladas de canción melódica) el disco homónimo de Los Gatos muestra a Lito Nebbia como un compositor notable, con una voz propia, cómodo con el uso del español y pleno de hallazgos melódicos. “Ya no quiero soñar”, “Madre escúchame”, “El vagabundo” o “Ayer nomás” son quizá sus mejores momentos. El debut de Los Gatos es el monumento fundacional del rock argentino y una joya de la música sesentera. Nebbia iniciaría una extensa trayectoria discográfica que sigue hasta la actualidad. Tanguito murió en 1972 en un confuso incidente, embestido por un tren. La Perla de Once se transformaría en una pizzería de cadena en 2017, aunque una placa en los baños sigue recordando su papel en la historia del rock argentino.
«Cantos de Venezuela» Soledad Bravo
Malagueña venezolana – Música tradicional venezolana
1974
Polydor
Soledad Bravo nació en España, pero se mudó a Venezuela junto a su familia a muy corta edad. Desde su primer trabajo discográfico, Soledad Bravo canta (1968), su gran voz llamó la atención del público venezolano, siendo un gran éxito de ventas. Ese primer trabajo estaba concentrado en canciones populares españolas, pero pasadas por el filtro de la nueva canción latinoamericana. Soledad continuó adentrándose en el vasto cancionero latinoamericano en sus siguientes trabajos, realizando versiones de Violeta Parra, Alfredo Zitarrosa y Atahualpa Yupanqui, y posteriormente en la nueva trova cubana, en particular en su álbum Canciones de la nueva trova cubana (1973), donde versiona a Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, incluso antes que este último editara su primer álbum en solitario.
En Cantos de Venezuela, arreglado y dirigido musicalmente por el gran pianista y compositor venezolano Chucho Sanoja, Soledad se adentra en el folclor de su país. Como en la malagueña venezolana “Malagueña”, en la cual sola con su guitarra nos demuestra todo el poderío de su voz; la tradicional y alegre “Fulia”; la conmovedora tonada “Tonadas de ordeño”, de Antonio Estévez; y el joropo “Pajarillo verde”, un clásico de la canción venezolana. En el álbum también destacan las versiones de la canción de cuna “Mi tripón” y de la sentimental “Caramba”, dos reconocidas composiciones originales de Otilio Galíndez, reconocido compositor y poeta venezolano.
El álbum finaliza con “Cantos del trabajo”, en la que Soledad, despojada de todos los instrumentos, retoma la temática de la nueva canción latinoamericana, para estremecernos con su voz con una tonada que es un lamento y que deja en claro, como en cada canción del álbum, que es una de las cantantes imprescindibles de Latinoamérica.
«Sumaj llajta» Luzmila Carpio
Música tradicional boliviana – Tonada potosina
1981
Discos Heriba
«Waranka wataspis pasachun ama chincachuchu kheswa paralayninchej ch’uwalla kapuchun» lleva inscrito como lema el disco Sumaj llacta de Luzmila Carpio, un poderoso testimonio de su dedicación a preservar y celebrar su herencia indígena quechua. Este álbum no es solo un esfuerzo artístico, sino también una forma de rebelión contra el predominio de las normas culturales occidentales, afirmando el valor y las contribuciones de las tradiciones indígenas.
El álbum presenta temas como «Bartolina Sisaman,» «Amapola,» «Jiyaway Wirita» y «Wayk’ O Wayk’ Osta,» cada uno profundamente arraigado en las tradiciones musicales de varias comunidades quechuas. Carpio escribió varias pistas con otros artistas comunitarios indígenas (Khutimarka, Laymi, Jukhumani, Lusarita). Las canciones abarcan diversas formas tradicionales, incluyendo tonadas, yuyay, jailli, llaqui y kharwani, mostrando una amplia variedad de estilos musicales andinos. Luzmila, es conocida por su voz excepcionalmente aguda y potente. Su estilo vocal es único, combinando técnicas tradicionales indígenas con influencias contemporáneas. Carpio es famosa por su habilidad para alcanzar notas muy altas y por la pureza de su tono, lo que le permite interpretar melodías del folclore boliviano con gran facilidad.
La música de Carpio está profundamente entrelazada con su identidad espiritual y cultural. Siempre ha sido firme en mantener su apariencia tradicional y nunca cortar sus largas trenzas negras. Su madre, quien trabajó en las minas de Potosí, le inculcó un sentido de resiliencia y lo enfatiza aún más por su reverencia hacia la Pachamama (Madre Tierra), que inspira gran parte de su música.
Debido al poco reconocimiento en su país y al reconocerse como víctima de discriminación, se trasladó a París, donde ha seguido una carrera con altibajos y ha terminado ganando aclamación por diferentes sectores. Su trabajo es elogiado como un símbolo cultural profundo que trasciende el folclore urbano, representando sectores que, pese a que son mayoritarios en los Andes, siguen siendo vulnerables por la defensa de su cultura.
«Cantata Laxatón» Les Luthiers
Cantata popular – Comedia musical
1972
Trova
¿Una cantata barroca dedicada a un laxante? A mediados de los años sesenta en Argentina los coros eran una de las tradiciones de los estudiantes universitarios, por lo que no faltaban las bromas o las ocurrencias para pasar el rato. No es de extrañar que en 1965 un grupo de ellos (de la Universidad de Buenos Aires) presentaran una cantata que tomaba como letra el prospecto de un medicamento para el tracto intestinal. La broma fue un paso más allá cuando empezaron a ser invitados a dar shows y a la TV. Para ese entonces ya habían adoptado un nombre, Il Musicisti y empezaron a ser reconocidos por tocar una serie de instrumentos musicales (“instrumentos informales”) fabricados por ellos mismos con materiales reciclados.
Gerardo Masana, el autor de la Cantata Modatón (que tuvo que ser renombrada como Laxatón por un tema de derechos con el susodicho laxante), decidió dejar Il Musicisti y formar su propia agrupación. Lo siguieron otros integrantes del coro (Jorge Marona, Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock) y así surgió Les Luthiers, nombre que hace referencia a su carácter de constructores de instrumentos con nombres tan desopilantes como sus parodias y chistes. Y con ellos, un alter-ego: Johan Sebastian Mastropierro, de quien han construído toda una especie de biografía ficticia a través de sus sketches. Les Luthiers han presentado gran cantidad de espectáculos de gran éxito y el recambio de integrantes les ha permitido mantenerse vigentes hasta la actualidad, aunque anunciaron su despedida definitiva en 2023.
La Cantata Laxatón, aunque fue el primer espectáculo que los dio a conocer, es el segundo disco de la discografía de Les Luthiers, lanzado en 1972. Una voz va introduciendo los temas del compilado, haciendo una parodia del estilo ‘docto’ de los divulgadores de la música clásica. Pero más allá de la pieza que da título al disco, las “composiciones” de Mastropierro y de otros compañeros suyos en el ficticio Centro de Estudios Musicales “Manuela”, son una parodia de los tópicos musicales y líricos de otros géneros populares como el tango (“Pieza en forma de tango”) y la chacarera (“Si no fuera santiagueño”) y el bolero (“Bolero de Mastropiero”). Y si otra gran humorista de la época, Nacha Guevara, había conseguido interpretar el “Vals del Minuto” de Chopin en UN minuto, Les Luthiers no se quedan atrás y llevan al límite la apuesta con el “Vals del segundo”. ¿Lo consiguen? Compruébelo usted mismo.
«Almendra» Almendra
Pop psicodélico – Rock – Rock psicodélico
1969
RCA Vik
El álbum debut de Almendra marca una vasta línea de falla coyuntural en el cancionero argentino, no solo porque vino a refinar la música rock del país, sino porque marca el nacimiento (aunque RCA Victor había publicado dos simples de Almendra meses atrás) de uno de los imaginarios musicales más iluminados del sur, el de Luis Alberto Spinetta.
Aquí es donde surgen por vez primera las licencias elementales en la obra del Flaco. Desde la poesía rebosante de misterio y sensibilidades surrealistas, el punteo descendente de «Muchacha» y los acordes disonantes que invitaban a la extrañeza, las diástoles estiradas en las palabras —»Plegariá», «Figuraté»— que atildaban las canciones de un marcado origen rioplatense, hasta la presencia y la reivindicación de personajes alienados y vulnerables en sus canciones. Recordemos que la mayor parte de la música rock en Argentina hasta la fecha eran o covers de rock & roll o temas que ofrecían una visión (en su mayoría) saludable y positiva de las relaciones chico-chica.
Por encima de todo, el acumen lírico de Tanguito y la vibrante psicodelia de los Beatles fueron influencias principales en Luis Alberto y, claro, también en Edelmiro Molinari, Rodolfo García y Emilio del Guercio, aportadores fundamentales de un todo en Almendra. Spinetta, el mayor acólito de Tanguito del grupo, canta desde aquel barril de lluvia versos como «construiré un castillo con tu vientre hasta que el sol/ te haga reír hasta llorar» o «Cuánta ciudad, cuánta sed/ y tú un hombre solo». Incluso Molinari lo encuentra en la cocina con ese «beso mares de algodón».
Pero no todo era poesía; musicalmente eran unos muchachitos sorprendentes, Molinari incorporando su zapada histórica y un solo sui generis en «Color humano». «Ana no duerme» no sería ese tour de force si no fuera por los imprescindibles redobles de Rodolfo García y el sonido del bajo de Del Guercio con marcado cuño Hofner. Y qué decir de «A estos hombres tristes», donde en esa introducción que dura un minuto completo los cuatro hacen gala de sus habilidades musicales, un despliegue místico que no tenía ninguna influencia palpable en su momento, algo que estaba entre el prog rock, el tango, el jazz y el folclore.Todo está ahí plasmado en el hombre de la tapa. Es quizá el punto donde convergen la figura lúdica e infantil del arlequín de Canciones para mirar de María Elena Walsh y la expresión visceral y angustiante del rostro del hombre esquizoide de King Crimson —el niño dormido y los hombres tristes—. Un arte realizado por el mismo Luis Alberto Spinetta, sugiere una mezcla de desesperanza, vulnerabilidad y desamparo, y a la vez la música que encuentras dentro es, y seguirá siendo, la cura contra todas esas desesperanzas que tiene el mundo.
«Chaco» Illya Kuryaki & the Valderramas
Alternativo – Funk – Rap/Hip Hop
1995
Gigolo Productions
En 1995, cuando la música latinoamericana exploraba nuevas fronteras, dos jóvenes de Buenos Aires nacidos en cuna de oro, que cantaban como los Beastie Boys, se movían como karatekas y hablaban como personajes de Sangre por sangre, encontraron la manera de fusionar sus urgencias creativas con el funk, el cine de artes marciales, el gangsta rap y las herencias musicales de sus padres. Chaco es una amalgama ecléctica de géneros, complicada de categorizar, resultado quizás de una adolescencia sobreestimulada, expuesta a todo tipo de experiencias artísticas.
La pista emblema del disco, «Abarajame,» muestra a Emmanuel Houvilleur y Dante Spinetta desplegando todo su espíritu rapero y sentido del humor, una canción irrepetible que caricaturiza la cultura hip-hop y reafirma su identidad de anti-outsiders. El groove funk destaca en «Jaguar House» y «No es tu sombra». Tenemos rock alternativo en la violenta «Remisero» y en «Hermana Sista». Y hay espacio para tocar temas anticoloniales y de raza, tanto en el tema homónimo del álbum como en «Hombre blanco.»
Lo más sorprendente son las composiciones que trascienden la misma propuesta del disco, haciendo que el linaje Spinetta surja desde lugares inesperados. «Hermoza from Heaven» muestra a Dante en comunión con el lenguaje de su padre, narrando un encuentro celestial sin perder su propia esencia kitsch. En «Húmeda» lo tenemos nuevamente a Dante iluminado ahora en un tema de amor agónico. «Abismo» y «Jalea,» firmadas por Emmanuel, dejan ver la gran influencia musical y lírica que Prince tenía sobre el dúo. La última pieza de esta estirpe vaporosa es «Mitad de la canción del caballo violeta», que podría funcionar como una antítesis de «Vete de mi cuervo negro» de Almendra, recordando en elementos visuales y melódicos a «Cristálida» de Pescado 2.
En gran medida, la excelente ejecución de las canciones se debe a las colaboraciones de músicos familiares al dúo, desde el tío Gustavo Spinetta en percusiones y Claudio Cardone en bajos a la producción de Carlos “Machi” Rufino. Pero no es solo este padrinazgo lo que define la brillantez de sus composiciones, sino la capacidad de Dante y Emmanuel para empujar fronteras y fusionar estilos con un sello propio. Chaco fue un verdadero hito de madurez creativa y transformación crucial para la música argentina y latinoamericana, marcando un punto decisivo en el panorama del alternativo latino y un testimonio histórico de cómo puede sonar un álbum de hip-hop en nuestro continente.
«Mujeres argentinas» Mercedes Sosa
1969
Philips
El álbum Mujeres Argentinas de Mercedes Sosa, lanzado en 1969 por Philips, es una obra conceptual que combina la poesía de Félix Luna y la música de Ariel Ramírez, con La Voz de América. Este disco rinde homenaje a diversas mujeres emblemáticas de la historia argentina, como Juana Azurduy, Alfonsina Storni y Rosarito Vera, entre otras, y cada canción se convierte en un retrato vívido y evocador de sus vidas y legados.
Musicalmente, Mujeres Argentinas se destaca por su carácter atmosférico y dramático, con arreglos que incluyen el uso del clavecín y otros instrumentos orquestales que le otorgan un toque casi barroco y progresivo. Tiene un estilo distintivo de folk sudamericano con influencias ligeras de jazz en los arreglos, que lo diferencian del folk americano o británico. La producción instrumental, a cargo de figuras como Ariel Ramírez en piano y clave, Jaime Torres en el charango, Héctor Zeoli en órgano, Tito Francia en guitarra y Domingo Cura en percusión, crea un entorno sonoro rico y emotivo que complementa perfectamente la narrativa poética, así como una expresión artística vanguardista para la época.
Las canciones «Alfonsina y el mar» y «Juana Azurduy» se han convertido en clásicos del repertorio folclórico gracias a la interpretación de Sosa, cuyo poder vocal en este disco alcanza un nuevo nivel. Pero todas las canciones, con su estilo y atmósfera propios, ofrecen un retrato detallado y conmovedor de sus protagonistas, ya sean figuras históricas o personajes simbólicos. Desde la interpretación de Sosa, «Alfonsina y el mar» ha sido interpretada por artistas tan distintos como Vicente Fernández, Chabuca Granda, Natalia Lafourcade o Rosalía, por sólo nombrar algunos. Gracias a este disco, Mercedes viajó a Chile donde se encontró con el repertorio de otra mujer extraordinaria: Violeta Parra.
En resumen, Mujeres Argentinas no solo es un homenaje a las mujeres con un valor histórico, consolidando a Mercedes Sosa como una de las voces más importantes de la música folclórica latinoamericana.
«El jardín de los presentes» Invisible
Jazz rock – Rock – Rock progresivo
1976
Discos CBS
Invisible es una banda con una trayectoria tan breve como intensa y legendaria para el rock argentino. Se conformó en el año 1973 y culminó en el año 1977. Durante este tiempo produjeron tres discos. El jardín de los presentes es el tercero y último. Con Spinetta en voz, Ruffino en bajo, Lorenzo en batería, y sumándose a ésta última etapa Tomás Gubitsch en guitarras, quien acompañaría a Spinetta en solos entrañables e intensos.
El disco es lanzado a seis meses del inicio de la dictadura cívico-militar del año 76, la etapa más oscura de la historia del país. Las letras están inundadas de metáforas enigmáticas, propias de la poesía spinettiana. De allí el nombre del disco. El jardín de los presentes, como metáfora filosófica sobre el lugar donde sucede la existencia, donde el cuerpo y ser desarrollan su vida. Todo en un momento histórico en el cual sucedían desapariciones forzadas como parte de la oscuridad cotidiana.
El track inaugural, “El anillo del Capitán Beto”, es una de las piezas más populares de la música argentina. Aquí se narra la historia de un colectivero y su paso a la inmortalidad. Describe de manera ficcional una especie de odisea en el espacio. Así, de alguna manera, nos adelanta las temáticas que aborda transversalmente este álbum. Por una parte, la tristeza y la incertidumbre de la vida después de la muerte, tránsito que le toca atravesar al Capitán Beto. A su vez, se pregunta qué les esperará a aquellos que aún habitan éste, “el jardín de los presentes”, y la impunidad con que se producían las desapariciones. “Si esto sigue así como así, ni una triste sombra quedará”.
Luego, le sigue otra de las canciones más memorables de la trayectoria de Spinetta, “Los libros de la buena memoria”, una composición con la calma y fineza propia del jazz, con aires de tango de la mano de Juan José Masolini en bandoneón, imprimiendole nostalgia tanguera, que distingue al álbum de los anteriores.Sin dudas, Invisible nos ha entregado una joya invaluable para nuestro rock en español.Toda una pieza fina, excelsa en letra y música, envuelta en un halo enigmático, abierta a las interpretaciones del oyente. El disco está cubierto por la semántica referida al cielo,los ángeles, la condena (en “Niño condenado”), como referencia a la condena de la angustia humana, y el cielo como sinónimo de ensoñación. El jardín de los presentes, nos invita a habitarlo en la búsqueda de algo más elevado y que al mismo tiempo pueda ser reflejo del cotidiano, lo mundano conversando con la poesía y su exaltación descriptiva.
«In Da House» Proyecto Uno
1993
EMI Latin
Fundado en el East Side de Nueva York en 1989 por Nelson Zapata y originalmente manejado por Porfirio «Popi» Piña, Proyecto Uno quería comenzar como una banda tradicional de merengue, pero rápidamente se dieron cuenta que tenían que incorporar la música house para poder introducir su propuesta a la discotecas latinas neoyorquinas y hacerle frente a otros estilos dance como el freestyle. De esa manera nació el merenhouse. Emulando las propuestas de hip house, incorporaron a un rapero llamado J. Wilson (también conocido como Magic Juan) así como un vocalista proveniente del freestyle para los coros: J. Salgado.
Tras la salida del miembro original Rick Echavarría y el éxito del disco Todo el mundo, obtienen el interés del sello J&N Records, quien firma un acuerdo con EMI para que se lance en todo los territorios de habla hispana. Así nace en 1993, In Da House, uno de los álbumes más emblemáticos de Proyecto Uno. La alineación que grabó este álbum incluye a P. de Jesús, N. Zapata, J. Wilson y J. Salgado. La producción estuvo a cargo de P. de Jesús y N. Zapata.
Las dos canciones que más destacan de este disco fueron «Está pega’o» (que interpola «Hip Hop Hooray» de Naughty by Nature, la canción infantil «Tengo una muñeca vestida de azul» y un sample de la serie de Batman) y «El tiburón», que tuvo un éxito sin precedentes en países de habla hispana, como México y España. Esta canción toma la introducción de «Got to Be Real» de Cheryl Lynn, pero también podrás encontrar partes de «Rap-O Clap-O» de Joe Bataan y «I Wanna Rock» de Luke así como una interpolación de «Brinca» de la propia agrupación, quien Zapata considera el primer merengue electrónico de la historia.
Luego del éxito Proyecto Uno pasó por diferentes cambios de integrantes incluyendo un pleito legal y mediático entre Magic Juan y Nelson Zapata, siendo este último el único integrante original en la actualidad. Por otro lado, Zapata y Porfirio «Popi» Piña crearon Double P Music, una compañía de management que ayudó a potenciar otros actos de merenhouse como Sandy & Papo e Ilegales.
«Amanecer» Bomba Estéreo
Electrónica – Latino alternativo
2015
Sony Music Latin
Bomba Estéreo es una agrupación colombiana formada en 2005 cuyos miembros originales permanentes son Li Saumet y Simón Mejía. Su sencillo “Fuego” en 2009 despertó la curiosidad de muchos. En 2015 lanzaron su cuarto álbum, “Amanecer”, el primero bajo el sello Sony Music, marcando su transición al mainstream con la producción del estadounidense Ricky Reed. Este álbum aprovecha los estudios Serenity City en Hollywood, Elysian Park en Los Ángeles y White Lemon Studios en Bogotá, fusionando cumbia, reggae, champeta, sonidos orgánicos y EDM.
“Amanecer” potenció el sonido de Bomba Estéreo, convirtiéndolos en uno de los actos latinos más celebrados globalmente. El sencillo “Fiesta”, inspirado en el carnaval de Barranquilla y fusionado con beats electrónicos (con un remix junto a Will Smith), es un destacado. “Soy yo” celebra la autoaceptación y autenticidad personal, con un video premiado que refuerza este mensaje en una niña. También hay momentos más tranquilos en “Somos dos” y “Algo está cambiando”, mientras que “To my love” tiene un tono de nostalgia y arrepentimiento, con una cadencia singular. El remix de esta última por Tainy se convirtió en su mayor éxito, con cerca de 600 millones de reproducciones en YouTube entre las versiones de audio y el video oficial.
El álbum fue nominado al Grammy Latino al Mejor Álbum de Música Alternativa y al Grammy Anglo al Mejor Álbum de Rock Latino, Urbano o Alternativo. Además, Rolling Stone Estados Unidos lo nombró el mejor álbum latino del año. “Amanecer” es un trabajo redondo que invita a bailar con mensajes de identidad y amor, combinando aires de club y carnaval.
«Fiesta Mexicana Volumen II» Jorge Negrete
1959
RCA Victor
Para bien o para mal, el cine mexicano ayudó a instaurar la figura del charro como la identidad predominante que México presentaba al mundo. Aquel charro que era un macho noble, valiente y justo. Un mujeriego carismático que era el alma de una fiesta y que conquistaba a las mujeres con su voz sensual. Y el primer nombre que ayudó a solidificar este arquetipo ante el mundo fue Jorge Negrete.
Irónicamente, Negrete no quería tener nada que ver con las rancheras al comienzo de su carrera. Su objetivo era convertirse en un gran cantante de ópera y viajaba constantemente entre entre la Ciudad de México y la ciudad de Nueva York tratando de impulsar su carrera operística. Pero fue cuando lo invitaron a protagonizar películas que surgió el impulso de cantar rancheras. El género de la comedia ranchera era el más popular de la época y en 1941 Negrete protagonizó ¡Ay Jalisco… no te rajes! La película lo catapultó al estrellato donde rápidamente se convirtió en la estrella más grande de la región. En términos musicales, lo introdujo al trabajo de Manuel Esperón y Ernesto Cortázar cuya mancuerna fue la banda sonora de muchos éxitos populares de la época.
Durante la siguiente década, Negrete se establecería como un nombre familiar en el continente y un rompecorazones que tendría miles de fanáticas esperándolo dondequiera que fuera. Lamentablemente su vida se vería truncada en 1953 a causa de una enfermedad de hepatitis crónica.
Esta recopilación que se lanzó en 1959 nos da una mirada a las canciones que lo hicieron famoso. Canciones como «México lindo», «Yo soy mexicano» y «Fiesta mexicana» demuestran el ferviente nacionalismo que se encontró durante esta época del cine mexicano. Esta exuberancia desmesurada de amor a la patria se convirtió en una característica típica del género mismo. Y en gran parte Negrete y otros cantantes como Pedro Infante y Antonio Aguilar fueron responsables de este suceso. En el bolero «Flor de Azalea» es acompañado por el Trío Calaveras. Negrete recorre el bolero con una soltura que sólamente una voz entrenada en el arte del canto podría lograr. A pesar de todo el carisma picaresco que Negrete mostró en la pantalla grande, la calidad de su voz, fue lo que finalmente lo ha mantenido en la memoria colectiva de los fanáticos de la música de toda la región.
«X 100PRE» Bad Bunny
2018
Rimas Entertainment LLC
¿Llegarían a imaginar los que vieron a Bad Bunny por sólo 20 pesos mexicanos en la Feria de Puebla en abril de 2018 que tan solo cuatro años después llenaría a pleno el estadio Azteca, con localidades agotadas, con un Benito cantando desde una isla voladora? En pocos años, el puertorriqueño pasó de ser una de las jóvenes promesas de la música “urbana” a convertirse en un suceso de la cultura latinoamericana a nivel global. Y en parte la historia comienza en X 100Pre. Si bien desde 2016 publicó algunos sencillos de éxito, como “Soy peor” o la balada “Amorfoda”, Benito Martínez Ocasio estaba convencido de que lo que correspondía a su carrera era un álbum, lo que provocó su rompimiento con Hear This Music (que se negaban a su pedido) y el establecimiento de su disquera Rimas Entertainment. Así, la Nochebuena de 2018 liberó en las plataformas X 100Pre, que seis años después (y millones de streams y de dólares gracias a sus giras) luce como una hazaña difícil de superar.
Secundado por sus productores de cabecera (Tainy y La Paciencia) X 100Pre trasciende los tópicos líricos y musicales del reggaetón y el trap en la década de los 2010s, expandiendo su paleta hacia otras sonoridades. El chillwave de “Otra noche en Miami”, el punk rock de “Tenemos que hablar” y la bachata en “La Romana” no nos dejarán mentir, en un tracklist que evita a conciencia el exceso de featurings (Tan solo el EDM de Diplo, el dembow de El Alfa, la dulce voz de Ricky Martin, y claro, Drake) para mostrarnos con más claridad el atrevimiento musical de Benito, en canciones intrincadas que se van transformando a su paso, en un entramado de samples, sintetizadores y pasajes sorpresivos.
Líricamente, no es más que la puesta a punto del expertise de Benito: el sad perreo. A pesar de ser un primer álbum hay un tono nostálgico por la juventud perdida en aras del éxito y el lujo (“Ahora que soy rico no tengo lo que tenía, pues mi Rolex no brilla mejor que tu sonrisa”), como en esa joya de nostalgia retro, “Como antes”, donde luego de enumerar a Los Simpsons, el Game Boy y las canciones de Shakira Benito se pregunta “¿Dónde, dónde quedaron esos días?”. Y aunque el discurso es de nostalgia ante el pasado, en sus videoclips se muestra más que interesado en tópicos actuales como la crítica de la masculinidad (“Caro”) o la violencia de género (“Sólo de mi”). En su conjunto, X 100Pre ayudó a establecer el tono ético y estético de la carrera de Bad Bunny y a sostener la importancia del formato álbum como pieza fundamental en una industria que privilegiaba el sencillo. También mantiene su estatus como una de las obras clave del reggaetón y el trap de los años recientes.
«África Brasil» Jorge Ben
1976
Philips
Luego de alcanzar la alquimia perfecta entre la samba y el rock junto a su guitarra acústica en A Tábua de Esmeralda (1974) y editar los excelentes Ogum Xangô, este junto a Gilberto Gil, y Solta o pavão, ambos de 1975, Jorge Ben va un paso más allá, se pone la guitarra eléctrica y abraza con entusiasmo el funk, que junto a la samba, rock y MPB, crean esta mezcla exquisita y explosiva llamada África Brasil.
Las letras siguen temáticas ya abordadas por Ben en trabajos anteriores, como el fútbol en el homenaje a Zico “Camisa 10 da Gávea”, y la filosofía y la esclavitud negra en Brasil. El álbum desde un comienzo muestra sus cartas con esa contagiosa guitarra funk que nos introduce en “Ponta de lança africano (Umbabarauma)”, que junto a la poderosa batería y los coros que van respondiendo a Jorge, convierten a este en uno de los mejores comienzos de álbum. El segundo tema, “Hermes Trismegisto escreveu”, sigue la tónica de atrapar al oyente desde el primer segundo con el solo de guitarra, pero esta vez antes que la batería haga su entrada es el bajo que acompaña y luego el saxo. Ya al cuarto tema, “Meus filhos, meu tesouro”, Jorge Ben y su tremenda banda son un carnaval funk irresistible.
Además de toda la instrumentación mencionada, durante el álbum van sonando distintas percusiones como cuicas, surdos, tumbas, timbales y atabaques, lo que provoca que Jorge se acerque al soul como en “O plebeu”, o al disco en el clásico “Taj Mahal”, y que a la vez todo suene profundamente brasileño.
Brasil, África y su historia en común, son tocados por Jorge Ben expresamente en “Xica da Silva”, que cuenta la historia de la famosa esclava liberta que vivió en Brasil durante el siglo XVIII; en la frenética samba “Cavaleiro do cavalo imaculado”; y en la canción que cierra el disco, “África Brasil (Zumbi)”, en la que Jorge Ben canta casi con rabia, a diferencia de la “Zumbi” aparecida en A Tábua de Esmeralda. Con rabia, sí, pero sin dejar nunca el infeccioso ritmo y la grandiosa instrumentación que hacen de África Brasil un disco imprescindible de la MPB y del funk latinoamericano.
«A Bossa Negra» Elza Soares
Samba – Samba-canção – Sambalanço
1960
Odeon
La mujer del fin del mundo, Elza Soares, conocida por su capacidad para hacer lo que deseara con su voz —una voz oscura, áspera y potente—, dio a conocer al mundo su segundo álbum de estudio, A Bossa Negra. Originalmente lanzado en 1960 por Odeón y producido por Ismael Corrêa, este trabajo ofrece una vibrante, colorida y enérgica colección de ritmos profundamente arraigados en la cultura negra, con el acompañamiento de metales de big band. Como una bandada de golondrinas volando y llenando el verano de alegría, A Bossa Negra, expone una atmósfera fogosa y contagiosa, y se considera un clásico del sonido «samba-soul». A Bossa Negra consolidó a Elza Soares como una de las voces más destacadas de la música brasileña, donde su característica voz ronca se convirtió en su distintivo más reconocible.
Este álbum está profundamente entrelazado con la creación de una experiencia rica en significados densos y ambiguos, influenciada por sus raíces, las estructuras sociales opresivas y su devenir social; la vida de Soares es una de las historias más impactantes y, en última instancia, refleja cómo la violencia se dirige más hacia unos cuerpos que hacia otros. Creció en la extrema pobreza de una favela en Vila Vintem en Río de Janeiro, y a los 13 años, fue obligada a casarse con un hombre que la violó. Tuvo varios hijos, de los cuales dos murieron de hambre. En una vida llena de ausencias, se casó con el futbolista Garrincha, lo perdió a él debido al alcohol y las mujeres, y también perdió a su otro hijo y a su madre en accidentes de coche. Su primer matrimonio estuvo marcado por la violencia; su ex-esposo Lourdes, en una ocasión, le disparó en el brazo al sospechar que las cantantes eran prostitutas. Sin embargo, Elza se negaba a ser definida en términos fracturados, rechazando ser vista sólo a través de la mirada patriarcal. A Bossa Negra encarna una mezcla quimérica de pasión y fuego, con la contradicción de ritmos alegres y letras tristes.
La incomparable vitalidad que habita en su obra musical se refleja en canciones como «Boato» y «Cadeira Vazia». Estas piezas, que forman parte del disco, son sinónimo de su resistencia inherente, lo cual las ha llevado a alcanzar el máximo reconocimiento en las listas de éxitos en Brasil.
«Miss Colombia» Lido Pimienta
2020
Anti-
Lido María Pimienta Paz, conocida simplemente como Lido Pimienta, nacida en Barranquilla, de Sangre guayú, y radicada en Canadá, es una de las grandes figuras de la música colombiana moderna. En 2020 lanzó su tercer larga duración llamado Miss Colombia, sucesor de un grandioso La Papessa, ganador del Polaris Award al mejor disco canadiense del año 2017. El concepto de esta producción surge luego que en el Miss Universo 2015, Steve Harvey, anuncia erróneamente como ganadora a Miss Colombia siendo la correcta Miss Filipinas. Esta situación desató una ola reaccionaria de odio racial en Colombia y desde otros países latinoamericanos, lo que la llevó a componer un álbum cuestionando a su país sobre temas relacionados al racismo, el sexismo, la LGBTI-fobia y la violencia, bajo la perspectiva de su condición de expatriada. Es en sí una carta abierta a su país, de amor y desamor. Porqué es claro que Lido Pimienta ama Colombia, su cultura, sus raíces afrodescendientes y su folclore, y todo queda plasmado en estas 11 canciones.
Miss Colombia muestra como la artista interpreta el distanciamiento con sus compatriotas a través de letras llenas de nostalgia, amargura y reproches a un amante de una manera muy visceral. Musicalmente reivindica los sonidos de los pueblos indígenas, sobre todo la cumbia fusionada con sonidos electrónicos, pero respetando la naturaleza de los tambores, la gaita y el guache o guacharaca. También encontramos son palenquero, en el tema “Quiero que me salves”, y se hace acompañar en “Coming thru” del Sexteto Tabalá, un colectivo legendario de las tradiciones afro-colombianas. Hay otros temas destacados como el sensacional y maternal “Nada”, en colaboración con Li Saumet de Bomba Estéreo; el muy sentido “Eso que tú haces” y “No pude”, la pieza más electrónica del disco.
Este trabajo llevó a Lido Pimienta al reconocimiento internacional, más allá de Colombia y Canadá, recibiendo nominaciones al Grammy Latino a “Mejor Álbum de Música Alternativa”, al Grammy gringo a “Mejor Álbum Latino de Rock o Alternativo”, y apareció en listados de los mejores discos del año de críticos internacionales como el de Anthony Fantano .
«La espada y la pared» Los Tres
1995
Sony Music Chile
Los Tres habían editado un gran primer disco, el homónimo de 1991, dejando canciones que son clásicos hasta hoy, pero con su segundo disco Se remata el siglo (1993) pareció que cambiaban de rumbo hacia un rock más pesado, perdiendo la esencia de lo que habían mostrado en su debut. Necesitaban un disco que los volviera a encauzar, y con La espada y la pared no solo encontraron eso, si no que también su consolidación como una de las bandas más importantes del rock chileno y además una exitosa internacionalización. Grabado entre Santiago y Buenos Aires, muestra a Los Tres en unos de sus puntos más altos de composición e interpretación.
El álbum abre con “Déjate caer”, primer sencillo cuyo video tuvo una rotación incansable en MTV Latino, que con su letra melancólica y oscura respecto a la muerte se convirtió en una de las más grandes canciones del rock en español, y que le acarreó admiradores como Fito Páez, que la versionó en vivo el mismo 1995, y Café Tacvba, que la incluyó en Valle callampa (2002). En ese EP homenaje a Los Tres también versionaron “Tírate”, cuarto sencillo del álbum, en el que Álvaro Henríquez vuelve tocar el tema de la muerte, y donde destacan la guitarra de Ángel Parra y el acordeón del invitado Cuti Aste. Este último también se hace presente con su acordeón en el homónimo segundo sencillo y que fue otro éxito continental, un blues rock que juega con el rockabilly, donde brillan el contrabajo de Roberto “Titae” Lindl y la batería de Francisco Molina.
El disco no tiene puntos bajos, como lo demuestran “Hojas de té”, tercer sencillo del álbum; las desoladoras “Te desheredo” y “Me rompió el corazón”, esta última con el hermoso detalle de la mandolina de Antonio Restucci. “Moizefala” es una de las más bellas canciones de amor escritas en Chile, y “Tu cariño se me va”, fue un éxito de la primera mitad de los años setenta de Buddy Richard, con quien la cantan en clave rock y la convierten nuevamente en éxito.
La espada y la pared se erige como uno de los grandes discos de rock hecho en Latinoamérica, y le permitió al grupo grabar su Unplugged de MTV en 1996, aumentando el impacto a nivel continental de sus canciones.
«La bala» Ana Tijoux
2011
Oveja Negra
La destacada MC chilena Ana Tijoux ha logrado consolidar un discurso poderoso y comprometido a lo largo de su carrera, especialmente en su tercer álbum solista, La Bala, lanzado en 2011 bajo el sello Oveja Negra y en 2012 por Nacional Records. Este disco ha destacado por su capacidad para reflejar la multiplicidad de voces oprimidas y luchas del pueblo chileno.
Reconocida por sus letras con un fuerte mensaje social, Ana Tijoux se erige como una figura prominente en el feminismo y el activismo por los derechos de las mujeres, denunciando las carencias sociales y culturales y posicionándose firmemente contra la violencia de género. En La Bala, Tijoux se consagra como una guerrillera de rimas, creando un arsenal sonoro que fusiona el hip hop con la sofisticación del jazz, el groove del funk y la profundidad del soul. Este álbum, nominado al Premio Grammy Latino al “Mejor Álbum de Música Urbana” en 2012 y al Premio Grammy al “Mejor Álbum de Rock Latino, Urbano o Alternativo” en 2013, traza un camino hacia una crítica política mordaz. Inspirado por movimientos globales como Occupy Wall Street, el 15M en España y las movilizaciones estudiantiles en Chile, La Bala no solo muestra la fluidez y la precisión rítmica de la artista, con rimas metafóricas, juegos de palabras y punchlines que pegan seco, sino que convierte su música en una poderosa herramienta de activismo social, como en la genial y clara “Shock”.
En canciones como «Sacar la voz», Ana Tijoux colabora con Jorge Drexler, uno de los cantantes más reconocidos y premiados en español, transmitiendo un mensaje profundo sobre la lucha personal, la resistencia y la búsqueda de identidad propia. Además, se hace referencia a la figura de Violeta Parra. También encontramos colaboraciones con Los Aldeanos, dúo cubano de rap conocido por su autenticidad callejera, en «Si te preguntan», y Javier Barría, cantautor chileno en «Mi mitad», entre otros destacados artistas.
Tijoux dispara mensajes que desafían el status quo y alimentan la llama de la revolución, consolidándose como una voz indispensable en la lucha por el cambio. Diversos medios la han catalogado como la «mejor y más conocida rapera en español», una distinción que refleja tanto su talento como su compromiso con causas sociales.
«Ser hümano!!» Tiro de Gracia
1997
EMI
El rap tiene una larga historia en Chile, desde que en 1983 grupos de jóvenes se juntaban a bailar break dance en las calles. Entre ellos se encontraban algunos que lanzarían los primeros álbumes de este género, como Lalo Meneses, MC de Panteras Negras; Jimmy Fernández, vocalista de La Pozze Latina; y Pedro Foncea, vocalista y percusionista De Kiruza, responsables del primer tema de rap en Chile, “Algo está cambiando”, de su álbum homónimo de 1987.
Foncea es solo uno de los grandes invitados en este disco, aportando su grandiosa voz en los coros de “Corsario universal”. Tiro de Gracia eran Juan Sativo y Lenwa Dura, de 20 años al momento de grabar, quienes ya habían sacado un par de demos juntos. A ellos se les unió Zaturno de 16 años, con lo que quedó conformado el trío que grabó este bombazo que fue Ser hümano!!
El disco se lanzó en agosto de 1997 y fue un éxito tremendo e inesperado para un grupo de hip hop, llegando a vender 60 mil copias en poco más de un año, superando en ventas a consagrados del rock y pop chileno. Su primer sencillo, “El juego verdadero”, sonó en todos lados, con su video encumbrándose en los tops semanales de MTV Latino. El disco tuvo tres sencillos más, todos con éxito: “Viaje sin rumbo”, que trata temas todavía tabús en ese tiempo como el embarazo adolescente, el SIDA y las drogas; “Chupacabras” y “Melaza”, con una base potente y un bajo que lleva toda la canción. Bajo que es protagonista en “Ser humano N°2”, uno de los mejores temas del álbum, en el que participan dos Chancho en Piedra y Quique Neira en los coros, quien también aporta coros en “Bebedor”. Otros invitados notables del disco son Emma Pinto en “Ser humano”, Los Tetas en el casi funk “Nuestra fiesta”, Joe Vasconcellos en “Leyenda negra”, y SEO2 de Makiza en la juguetona “Combo 10” que cierra el disco.
El álbum tiene una gran producción gracias a Camilo Cintolesi y Patricio Loaiza, quienes también aportan teclados, guitarras y samplers; y es honesto, porque los tres cantan sobre la realidad que estaban viviendo y lo que habían visto en las calles de Santiago, que podía funcionar como un reflejo de cualquier país de Latinoamérica.
«Dynamo» Soda Stereo
1992
Sony Music
Un dínamo es una máquina que transforma la energía mecánica en energía eléctrica. Corría el año de 1992, Soda Stereo ya era considerada una banda legendaria para el rock en nuestro idioma, venían de un último y exitoso álbum publicado en 1990, Canción animal. ¿Qué más nos podía dar Soda? La respuesta es energía, energía transformada en un contundente álbum que sobrepasó cualquier expectativa de la época. Si bien es cierto, que Dynamo, no fue un éxito comercial en su momento, sí se puede asegurar que fue un excelso trabajo, que se ha convertido, con el paso del tiempo, en un álbum de culto, exquisito y sofisticado. Dynamo fue su sexto material de estudio, producido en colaboración con Daniel Melero y grabado en el propio estudio de la banda, Estudio Supersónico, en Buenos Aires. Es considerado además uno de los discos más influyentes para el rock moderno en Latinoamérica.
El valor de Dynamo radica en la experimentación sonora que realizaron Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti, un disco que mostró un lado de la banda con mayor libertad creativa, esa libertad que les dejo el éxito y reconocimiento de sus trabajos anteriores. Es decir, ya no tenían que demostrar nada a nadie. Este derroche de energía renovada se desmenuza en shoegaze, distorsión, psicodelia y dream pop. Caos, pasión y saturación. Claro, sin dejar de ser Soda Stereo, con impresionantes texturas y capas sonoras, pocas veces escuchadas en el rock en español.
Temas como “Secuencia inicial” y “En remolinos” demuestran la calidad de este trabajo, el virtuosismo del trío y la magia lírica de Gustavo Cerati, canciones que generan una atmósfera espacial y un clima experimental. Por otro lado, “Ameba”, “Texturas” y el tema más popular del disco “Primavera 0”, son odas al guitarreo denso y arriesgado. También se incluye el track “Luna Roja”, donde Cerati habla sobre el flagelo del VIH y sus regalías serían donadas a la Fundación Huésped, que lucha contra esta enfermedad. Además existe la leyenda que fue dedicado a la memoria de Federico Moura (Virus), un personaje muy cercano en los inicios de la banda. Dynamo ha terminado siendo aceptado como el álbum del shoegaze en español por excelencia, con el cual Soda Stereo agigantó su leyenda y su influencia, no solo en Latinoamérica, si no, a nivel global.
«Getz / Gilberto» Stan Getz & João Gilberto featuring Antônio Carlos Jobim
Bossa nova – Jazz – Samba
1964
Verve Records
A partir del éxito de Stan Getz y Charlie Byrd que supuso Jazz Samba (1962) en Estados Unidos, disco que abrió el sonido de la bossa nova al público de ese país, hubo un interés creciente que desembocó en el célebre concierto Bossa Nova at Carnegie Hall (1963) donde gracias a una colaboración entre el empresario discográfico Sidney Frey y el gobierno brasileño de la mano de Mario Da Costa se dieron cita grandes exponentes del género como Luiz Bonfá, Sérgio Mendes, Antonio Carlos Jobim y João Gilberto, entre otros. Es a raíz de esta presentación que algunos deciden permanecer en Nueva York para capitalizar la popularidad obtenida. En este punto, Creed Taylor, del legendario sello de jazz Verve, los contacta y nace la idea de hacer un disco con Stan Getz.
Getz / Gilberto es un disco cautivador gracias a la química y sensibilidad de los músicos involucrados que logran enlazar los ritmos lentos del cool jazz con la suavidad y melancolía de la bossa nova. El álbum cuenta con arreglos de Antonio Carlos Jobim, quien toca delicadamente el piano y también aporta a la coautoría de casi todos los temas, excepto por las sambas “Doralice” de Antônio Almeida y Dorival Caymmi, y “Para machucar meu coração” de Ary Barroso; además João Gilberto a la guitarra y con su voz característica casi susurrante de quien Miles Davis alguna vez afirmó que sonaría bien hasta leyendo el periódico; la sofisticación rítmica de Milton Banana y Sebastião Neto; la calidez de Stan Getz al saxofón regalando solos con notas prolongadas y más lírico que nunca; y la sorpresa de Astrud Gilberto quien, sin haber grabado nunca antes, da voz a dos temas en inglés que se cristalizaron en éxitos rotundos.
Muchos de los registros de este disco se convirtieron en standards del género: “Corcovado», “Só Danço Samba”, «O Grande Amor”, “Desafinado”, «The Girl from Ipanema”, destacándose esta última, de Jobim, con letra original de Vinicius de Moraes, quien a la fecha cuenta con más de 3 mil 600 versiones en diversos idiomas. Getz / Gilberto popularizó la bossa nova en todo el mundo estableciéndose como un disco atemporal.
«¿Dónde jugarán las niñas?» Molotov
Latino alternativo – Rap/Hip Hop – Rock
1997
Surco
Desde su contenido político oír ¿Dónde jugarán las niñas? hoy en día no escandaliza, sino que hasta se le celebra. Por ello “Gimme tha power” ha sido tan manoseado que terminó en las bocas y en los movimientos sociales más insospechados. Pero hubo una época en la que algunos de los tópicos de sus canciones “no se podían tocar”. Y tampoco es que Molotov fueran una banda totalmente radical (más bien fueron un producto natural de la industria discográfica), pero saliendo como estaba México de la ‘dictablanda’ del PRI e iniciando su transformación democrática, muchas de sus canciones representaron un símbolo para la juventud mexicana ansiosa de transformaciones y justicia. Un caso distinto es su humor respecto a mujeres y minorías que hoy resulta bastante cuestionable y puede ser motivo de justas críticas y relecturas.
Como una parodia del célebre disco de Maná de unos años antes (y con una portada que apuntaba de inmediato a la controversia) ¿Dónde jugarán las niñas? arranca a puro fuego con su crítica al periodista Jacobo Zabludovsky en “Que no te haga bobo Jacobo”, donde apuntan contra el conductor de Televisa como símbolo del contubernio entre el poder político y el periodismo. Apoyados por una formación instrumental con dos bajos, y la producción del combo Santaolalla-Kerpel, la banda integrada por Tito Fuentes, Paco Ayala, Micky Huidobro y Randy Elbright entra con los tachones por delante.
¿Dónde jugarán las niñas? se basa en rap-rock con algunos coqueteos de música caribeña (“Voto Latino”, donde apuntan contra el racismo en una época caliente de inmigración mexicana a EUA) o pinceladas de ranchera (en la mencionada “Gimme Tha Power”), pero algunos de sus temas más célebres y polémicos son rock duro, directo y a la cabeza: “Chinga tu madre”, “Puto” o “Matate Teté”, y destacan también algunos ejemplos de groove y narrativa como “Use it or lose it” o “Más vale cholo”. A casi 30 años de distancia, ¿Dónde jugarán las niñas? se mantiene como la piedra angular de la carrera de Molotov y sigue atrayendo a nuevos fanáticos que caen rendidos ante su energía y urgencia.
«Mena» Javiera Mena
Electropop – Pop – Synthpop
2010
Unión Del Sur
El álbum Mena de Javiera Mena es una galaxia sonora en sí misma, despliega una belleza excepcional y cautivadora en un universo no lineal. Marcando un cambio de paradigma en la música pop, esta producción músical se aleja de las dicotomías simples, para abrazar los matices y grises con ritmos que exploran un territorio más experimental y vanguardista; fusionando elementos electrónicos, sintetizadores y arreglos sonoros intrigantes. Canciones como «Luz de Piedra» y «Primera Estrella» son un viaje intrépido que navega la vulnerabilidad, el deseo y la pasión desde una perspectiva dulce y provocativa.
Además, la estética sonora del disco, marcada por su vanguardismo, captura diferentes miradas sobre el amor en su forma más progresiva y atemporal. Estas composiciones desafían los roles convencionales en las relaciones, cuestionando las normas predefinidas y escudriñando la complejidad de las interacciones humanas. Igualmente, se adentran en la fluidez de los roles de género y abordan la sexualidad como una expresión audaz. Mena intenta desafiar los estándares del amor romántico y cuestionar la dualidad del enamoramiento, que puede ser dulce y amargo a la vez.
El disco, lanzado en 2010 bajo los sellos Unión del Sur en Chile y Club Social en España, está influenciado por la ‘Música AM’ chilena de los años ochenta y noventa. Fue producido por Cristián Heyne y contó con la colaboración destacada del músico sueco Jens Lekman. Su primer sencillo, «Hasta la verdad», tuvo una gran acogida y marcó el inicio de una gira promocional que llevó a Javiera Mena a presentarse en México, Chile, España y en festivales internacionales como Lollapalooza Chile y el Primavera Sound de Barcelona. El álbum obtuvo reconocimiento internacional, destacado por medios como El País de España, catapultando a Javiera Mena a giras por ciudades de España, México y Estados Unidos, incluyendo participaciones en festivales como el Vive Latino en México, D.F. y el Corona Capital en México. Esta etapa marcó su ascenso como figura prominente en la escena musical latinoamericana y representante destacada del pop electrónico contemporáneo.
«Secretos» José José
1983
Ariola
Para 1982, José José había cumplido con una trayectoria impecable, coronado con un exitoso recopilatorio titulado 20 Triunfadoras. Pero estaba descontento. Su sello, Ariola, se negaba a mejorar las condiciones de su contrato. Luego de amagar con irse a otra discográfica, Ariola cedió ante las exigencias del Príncipe de la Canción, entre las que se encontraba hacer un disco completo con el compositor y productor Manuel Alejandro, quien se dice que cobró una fuerte suma en dólares para acceder a la petición. Así se gestaba lo que sería uno de los discos más vendidos de la historia de la música mexicana, Secretos.
Se dice que Manuel llamaba a José a altas horas de la madrugada para conocer sus sentimientos, su visión del amor, sus deseos, decepciones y anhelos. Con esta información hizo viajar al mexicano a Madrid para concretar la composición y grabación del disco. Haciendo mancuerna con su hija María Alejandra y su esposa Purificación Casas (quien trabajaba bajo el seudónimo de Ana Magdalena), Manuel Alejandro compuso un ramillete de canciones que potenciaron la voz del Príncipe en su mejor momento. La producción tomaba el sonido clásico de la canción melódica, de la mano de infaltables arreglos de cuerda, pero con una sección rítmica potente y unos arreglos de teclados acordes a las transformaciones de la década de los ochenta. El resultado no podía ser más satisfactorio.
En Secretos José José se nos muestra vulnerable ante los vaivenes del amor. Desde el arranque con “Anda y ve, te está esperando. Anda y ve. No lo hagas por mí, que al fin y al cabo somos solo amigos”, las primeras líneas de “Lo dudo”, Secretos navega la pérdida y el fin del amor como pocas veces se ha cantado en la canción melódica. “El amor acaba”, “He renunciado a ti” y “Lágrimas” son títulos explícitos por sí mismos. Acabaron como tremendos éxitos radiales y parte de la educación sentimental de una generación. Quizá el punto más alto de la carrera del Príncipe.
«La Fusa» Vinícius de Moraes, Maria Creuza & Toquinho
1970
Trova
¿Es un disco en vivo? No y sí. ¿Es en La Fusa? No, pero en cierto sentido sí. ¿Pero cuál Fusa? Porque hubo tres Fusas (o más). La historia es así: en 1968 dos argentinos, Coco Pérez y Silvana Muñiz, instalaron La Fusa en Punta del Este, Uruguay. Un café-concert que tuvo tanto éxito que al año siguiente inauguraron una segunda Fusa en Buenos Aires. Este local fue visitado por Vinícius y a comienzos de 1970 ya estaba tocando con Dori Caymmi en La Fusa de Uruguay, y en julio en La Fusa de Buenos Aires, esta vez acompañado de Maria Creuza y Toquinho.
Durante dos semanas de julio, los tres hicieron dos funciones por día, tocando clásicos de la MPB y la bossa nova, con un Vinicius sentado con una botella de whisky, un vaso y un balde con hielo sobre la mesa, relajado y contando anécdotas. Fue tal el éxito de estas funciones que Alfredo Radoszynski, dueño del sello discográfico Trova, le dijo a Vinicius que grabaran un disco en vivo. Pero no fue en vivo… o sí. Vinícius cuenta: “Ofrecí a Alfredo que lo grabáramos en estudio, grabando también el ambiente de La Fusa”. Y así los tres, más los argentinos Mario Fernández en contrabajo y Eduardo Roizner en batería, grabaron en dos sesiones de 8 horas cada una. Comenzaban después de tocar en La Fusa y terminaban al amanecer.
La Fusa abre con “Copa do Mundo”, una breve canción a modo de introducción en la que al final Vinicius tira un chiste al “público” argentino sobre el Mundial que hace solo unas semanas había ganado Brasil. De ahí en más el disco es un disfrute completo y significó para muchos una introducción a la música brasileña debido al repertorio de lujo elegido. En su gran mayoría composiciones de Vinícius, ya sea solo (“Tomara” y “Valsa da Tunisia”), con Baden Powell (“Berimbau-Consolação”, “Canto de Ossanha” y “Samba em preludio), o con Antônio Carlos Jobim (“A felicidade”, “Lamento no morro”, “Garota de Ipanema” y “Eu sei que vou te amar”). Pero también dejan espacio a compositores más jóvenes como Caetano Veloso con su “Irene” o “Que Maravilha” de Toquinho con Jorge Ben, que es cantada a dúo maravillosamente por Toquinho y Creuza. Es así como gracias a la interpretación de estos clásicos por Vinícius, la guitarra de Toquinho y la hermosa voz de Maria Creuza, especialmente en “Catende”, este registro se convirtió en eterno e imprescindible de la música brasileña y latinoamericana.
«Revés / Yo Soy» Café Tacvba
Latino alternativo – Rock – Rock alternativo
1999
WEA
Cuando Revés / YoSoy llegó a los estantes de las tiendas de discos causó un profundo desconcierto. Es más, desde que llegó por primera vez a oídos de los ejecutivos de la disquera Warner provocó varios ceños fruncidos. Ahí estaban los ultra vendedores de “Ingrata”, “Chilanga banda” y “Chica Banda” proponiendo un disco instrumental, con guiños al rock progresivo y matices de electrónica. Muy lejos de la explosiva fusión con el folclore que los había llevado al estrellato. La negociación con Warner terminó con la propuesta de hacer un disco doble. Uno de ellos sería su propuesta original, Revés; y el otro sería “cantado”, un compilado de descartes y canciones varias que habían acumulado desde Re, y que llevaría el título de YoSoy.
Y lo que podría parecer un arrejunte producto de las obligaciones de la industria, milagrosamente funciona. Los Tacubos jugaron con la ambigüedad y el anonimato de Revés, y el arte original del disco es una propuesta tan interesante como la música. Acorde a su tradición, Rubén elige adoptar dos alias: Nrü en Revés y Amparo Tonto Medardo In Lak’ech en YoSoy. En Revés las canciones no tienen título, sino números o códigos, y juegan con samples, leit motivs electrónicos y ocurrencias sonoras. Meme samplea el zapateado de una compañía de danza folklórica y sus amigos del Kronos Quartet aportan sus arreglos de cuerda.
Si en Revés el ambiente es oscuro y opresivo, en YoSoy la cosa no es muy distinta, por más que sea el sonido tacubo clásico. Es como si fuera el lado B a la fiesta de Re. Desde la inicial “El Padre”, donde Rubén canta del terror del sentir que “te estás convirtiendo en quien más odio a ti te da”, hasta “Lento” con la voz de Meme, encontramos algunas de las mejores piezas del Café Tacvba noventero, como las muy famosas “La locomotora” y “La muerte chiquita”, hasta verdaderas gemas ocultas como “El hombre impasible” o “El Ave”. Para la disquera y la banda fue un fracaso comercial. La falta de un relanzamiento oficial o ser accesible digitalmente durante años ha contribuido a su aura legendaria. Para muchos este último detalle sólo engrandece su carácter de culto y representa no sólo el mejor disco de Café Tacvba sino uno de los mejores discos de la historia del rock mexicano.
«La nueva canción chilena» Inti-Illimani
Música tradicional chilena – Nueva canción latinoamericana
1974
I Dischi Dello Zodiaco
Dos revoluciones en curso inspiraron la formación de Inti-Illimani. Primero, la revolución cultural que el mundo vivía a mediados de la década de los sesenta, con la juventud exigiendo un lugar protagónico en el devenir histórico y transformando los márgenes estéticos de la música popular, expresado en Chile en una fuerte reconversión del folklore de la mando de Violeta Parra, Patricio Manns y Rolando Alarcón. Segundo, la revolución política que desde Cuba inspiraba a las izquierdas del continente americano encontrando su expresión chilena en la formación de una alianza conocida como la Unidad Popular.
Desde su fundación en 1967 hasta el trágico golpe de Estado que puso fin al gobierno de Salvador Allende, el grupo puso su talento al servicio de ambas revoluciones, cultural y política. Por eso, una vez en el exilio, no es de extrañar que se arrojaran a la misión de mantener viva la memoria del movimiento musical del que fueron parte: La Nueva Canción Chilena. Con solo seis meses en Italia, el Inti graba su segundo álbum fuera del país como un homenaje a las composiciones más relevantes de autores como Violeta Parra, Patricio Manns, Víctor Jara y Sergio Ortega, destacando “La exiliada del sur”, “El aparecido”, “La partida” y la que se convirtió en la versión más famosa de “El pueblo unido jamás será vencido”, aún más que la original de Quilapayún. En la portada, la bandera chilena está modificada con rostros en serigrafía que hablaban de un país roto y azotado bajo el yugo militar, cuando ni siquiera se tenía certeza clara de la magnitud del calvario y cuántos años más duraría.
«Superimposition» Eddie Palmieri
Descarga – Salsa – Salsa dura
1970
Tico Records
El cambio de década y las implicaciones inherentes a esta transición fueron evidentes para Eddie Palmieri, un adelantado a su época. El pianista y compositor estadounidense de origen puertorriqueño se adentra en la salsa, guaracha y son para expandir los límites de estos géneros en su duodécimo álbum de estudio, Superimposition. La década de los sesenta fue fundamental para que él, junto al Conjunto La Perfecta e Ismael Quintana liderando las vocales, se estableciera como un referente de la Pachanga. Editado por Tico Records en 1970, Palmieri abraza su lado más experimental y se consolida como uno de los artistas más innovadores del género. Ya sea premeditado o no, el rol que asume en este material de estudio es el de interlocutor para nuevas generaciones.
El disco se divide en Lado A y Lado B. El primero se ajusta a las estructuras que sus oyentes estaban acostumbrados, mientras que el segundo tiene un enfoque explícitamente experimental. El tema que abre el álbum es “La Malanga”, escrito por el cubano Rudy Calzado. “Bilongo”, la reinterpretación de una guaracha originalmente escrita por Guillermo Rodríguez Fiffe a finales de los años treinta, sigue cobrando vida propia en la pista de baile. El impacto de esta versión es evidente; hasta la fecha, se sigue referenciando como una de las canciones definitivas de la salsa moderna.
Mejor conocidas como descargas o sesiones de jam, las últimas tres canciones son instrumentales que toman como base los principios de la salsa, pero dan rienda suelta a la sección percusiva. “Qué lindo eso, eh!” arranca el Lado B con un enfoque libre, enteramente experimental, con el piano como hilo conductor, como era de esperarse. Las piezas están compuestas para permitir que la percusión tome el espacio necesario para brillar. Después de un inicio enérgico, Eddie baja las revoluciones con “Helado de chocolate”. Los timbales, tambores de conga y bongos cobran protagonismo en “17.1”, la última pieza del rompecabezas. Durante 7:26 minutos, Eddie da una cátedra de improvisación en la que cada solo cumple el propósito inicial: imponer la musicalidad de la raíz con una mirada moderna del género. Superposiciones, al final.
«El Juidero» Rita Indiana y los Misterios
2010
Sony Music Latin
Rita Indiana y sus Misterios sacudieron la escena musical con El Juidero, un álbum teatral y electrizante que desafía cualquier clasificación de género músical y redefine el merengue en su forma dance, mezclándolo con una vibrante combinación influenciada por los sonidos contemporáneos y ritmos afrocaribeños. Liderada por la polifacética Rita Indiana Hernández, la banda también cuenta con los talentos de Eddy Nuñez, Andrew «Carrú» Ramírez, Gabo Lora y Boli.
Rita, conocida como «La Montra», no teme experimentar. Sus sonidos atraviesan por el rock, la bachata y la estética visual del western urbano contemporáneo. Desde su estreno, el álbum se ha convertido en un fenómeno mediático, con la banda apareciendo en la televisión dominicana tres o cuatro veces a la semana y llevando su potente mezcla de estilos a una audiencia cada vez mayor. El Juidero trascendió desde la blogósfera musical a plataformas de mayor alcance internacional, resaltando su combustión espontánea y el impacto cultural de su propuesta, convirtiéndose en un disco de culto.
La canción que da nombre al álbum relata la persecución del periodista disidente Orlando Martínez, asesinado en 1975 durante los «Doce Años» de represión en la República Dominicana. Esta historia se entrelaza con un merengue rápido y futurista que capta la intensidad de aquellos tiempos oscuros. Otros temas como «Pásame a bucá» y «El blu del ping pong» invitan al baile con su ritmo frenético, mientras que «La hora de volvé» y «Equeibol» abordan temas sociales como la migración, el nacionalismo dominicano, los roles de género y la sexualidad heterodoxa, con una honestidad brutal.
Rita Indiana y sus Misterios entrelazan la cultura popular y las artes conceptuales en sus letras, impregnadas de la oralidad callejera y el estilo caribeño. Este enfoque se refleja en un álbum que utiliza la jerga dominicana, a veces desafiando la comprensión de sus letras incluso para los hablantes de español, pero su música trasciende lo local para volverse universal. Utilizan su arte para retratar historias marginales y resistencias culturales, rompiendo convenciones y abrazando lo alternativo dentro del merengue tradicional. El Juidero no solo desafía las normativas musicales con su integración innovadora de elementos contemporáneos y alternativos, sino que ofrece una experiencia sonora que invita a explorar nuevos horizontes rítmicos. Para quienes buscan una experiencia musical única y están dispuestos a dejarse llevar por la intensidad tropical, el espíritu de las raíces y la transformación de la música popular, este álbum se convierte en una obra imprescindible.
«Para los pibes» Damas Gratis
Cumbia – Cumbia argentina – Cumbia villera
2000
DBN
Finales de los noventa en la Argentina, con la fantasía menemista a punto de explotar. Había una época en la que muchos pensaban que el país volaba por lo alto (vamos, incluso en la actualidad hay quienes siguen reivindicando esta época), pero en las entrañas barriales la pobreza, la desocupación, las privatizaciones y el neoliberalismo hacían su mella en las clases populares. En ese caldo de cultivo, un músico de cumbia, Pablo Lescano, dejaba atrás el sonido tradicional de su banda, Amar Azul, y empezaba a explorar otros tópicos: la vida en las villas miseria de los suburbios, la delincuencia, las drogas y el sexo. ¿Estaba el país preparado para este sonido? La cumbia villera le explotó en la cara a las radiodifusoras y discográficas y la crisis de 2001 le estalló al gobierno de De la Rúa en las calles de Buenos Aires.
Si bien Lescano es reconocido como autor del primer disco de cumbia villera en 1999, con la banda Flor de Piedra, la verdad es que fue uno de los que mejor canalizaron esa especie de zeitgeist, ya que otros pares generacionales también estaban haciendo lo suyo: Yerba Brava (Cumbia villera, 2000), Meta Guacha (Lona, cartón y chapa, 2000) o Pibes Chorros (Arriba las manos, 2001). Pero fue con Para los pibes (2000) con que Damas Gratis arrancó a todo fuego la década con un tema de cumbia que hizo bailar a chetos y villeros: “Se te ve la tanga”, donde Lescano ríe nervioso ante el empoderamiento sexual de una tal Laura, quien “no lo hace por dinero, sólo lo hace por placer”.
Musicalmente la cumbia villera retomó el sonido de la amplia tradición de cumbia argentina, aderezada con elementos de la cumbia peruana gracias a la inmigración presente en Buenos Aires. Todo a caballo de los teclados y una base rítmica poderosa y machacona. La omnipresencia del keytar (tocado con mucho pitch-bending) es un elemento clave musical y estético (el de Lescano, decorado como si fuera un rifle AK-47). Y las letras abordan nuevas y polémicas temáticas: la vida tumbera (carcelaria) en “Los dueños del pabellón”, el consumo de sustancias en “El fumanchero” o “Quiero vitamina”, o el sexo en “La chica pura” y “Se te ve la tanga”. Con el paso del tiempo, Pablito Lescano se convertiría en una de las figuras indispensables de la cultura Argentina, exportando su sonido a otros países de Latinoamérica.
«Inolvidables» Los Ángeles Azules
1996
Capitol / EMI Latin
La ciudad de México es una y a la vez muchas ciudades. De las entrañas de sus delegaciones (ahora alcaldías) hemos visto salir muchos sonidos y también sonideros: esos soundsystems de cumbia que han hecho de los barrios de la capital sendas catedrales de la cumbia. Desde el célebre Peñón de los Baños hasta Iztapalapa. Y es justo aquí donde encontramos a mediados de los setenta, en el barrio de San Lucas, a una madre, Martha Avante, y a sus siete hijos. Los hermanos Mejía Avante encontraron en la cumbia un modo de salir adelante, tocando en fiestas, reuniones y cuanta oportunidad tuvieran, primero como el conjunto Playa Azul, y luego con el nombre que los haría famosos internacionalmente: Los Ángeles Azules
Martha les decía: “Aprendan porque aunque sea con la comida les pagarán en las fiestas”, según recuerda Jorge Mejía en una entrevista para Los Ángeles Times, donde también cuenta que los alentaba a sacar de oído las canciones que los sonideros tocaban en el barrio. Y vaya que la vida les pagó. Su debut discográfico tendría que esperar hasta 1982, con ¡Ritmo… Alegría… Sabor! Poco a poco se iban haciendo de un nombre y se iban incorporando más y más familiares al ensamble, hasta que los años noventa los encuentra convertidos ya en una de las agrupaciones más exitosas de la cumbia mexicana, y en un redituable negocio familiar. Pero faltaría ese empuje más, que llegaría con el hitazo “Cómo te voy a olvidar”, que forma parte del álbum Inolvidables, donde también destacan otros clásicos del grupo como “Mi niña mujer” o “Creí en ti”. Todos los temas, autoría del citado Jorge Mejía, acordeonista y tecladista de la agrupación. Además, fue el primer disco de Los Ángeles Azules que entró en el Top Latin Albums del Billboard en Estados Unidos.
Pocas canciones tienen una introducción tan célebre que anticipa la fiesta, con ese reverb que lleva el acordeón y los metales a una especie de ensoñación. Y pocas cumbias están grabadas tan a fuego en la memoria noventera mexicana. Y por encima de todo, la voz de Carlos Becies, potenciando el sonido romántico de Los Ángeles Azules. Tarea nada fácil: reemplazar a uno de los vocalistas más famosos del ensamble, Raymundo Espinoza, y aportar su propia impronta. Becies terminaría formando su propia banda, Los Ángeles de Charly, mientras que la agrupación de los hermanos Mejía Avante exploró, de la mano de Camilo Lara, los caminos del mainstream del rock y del pop. En pleno 2024 siguen entronados como una institución de la cumbia latinoamericana.
«Facundo Cabral» Facundo Cabral
1970
RCA Vik
En 1970, irrumpió en la escena musical un álbum que capturó la esencia del trovador argentino Facundo Cabral. Este lanzamiento no solo es uno de los más reconocidos de su carrera, sino que también se inscribió dentro del movimiento de la Nueva Canción Latinoamericana. Conocido por su distintiva barba densa y una mirada introspectiva, Cabral reveló un compendio de melodías que resonaban con la sabiduría de un sabio errante. Acompañado siempre por su guitarra, el cantautor tejió reflexiones e historias de vida y belleza, impregnando cada acorde con el tono espiritual que reflejaba su alma. Su incansable búsqueda de sentido y su propósito de llevar una vida contemplativa se manifestaron claramente en cada canción del álbum, posicionándolo como una figura clave dentro del movimiento.
A través de su música, Cabral no solo conmovía, sino que entablaba conversaciones íntimas con sus oyentes, compartiendo experiencias de amor, amistad, justicia social y el desafío de forjar un destino propio. Era un poeta nómada que encontraba en sus versos un remedio para la soledad y enseñaba que la tristeza podía ser una elección. Aunque se mantuvo al margen de los movimientos políticos, Cabral fue un firme defensor del pacifismo, autodenominándose «violentamente pacifista» y «vagabundo de primera clase». Su anarquismo filosófico y su constante búsqueda de paz interior son temas recurrentes en el álbum. Composiciones como «Pobrecito mi patrón» son análisis contundentes sobre el verdadero valor de las cosas.
Otra de las canciones que forma parte del álbum es «No soy de aquí ni soy de allá», inspirada en una noche melancólica en Uruguay junto a Jorge Cafrune. Esta canción se ha convertido en una de las piezas más emblemáticas del repertorio del cantautor argentino, articulando magistralmente el sentimiento de la búsqueda constante de identidad. Incluida en el álbum, rápidamente se convirtió en una de sus obras más emblemáticas y le catapultó a la fama internacional. Su impacto trascendió fronteras, siendo versionada por renombrados artistas como Alberto Cortez, Chavela Vargas y Julio Iglesias.
El legado de Cabral, sin embargo, se vio truncado el 2011, cuando fue brutalmente asesinado en Guatemala, un acto de violencia que conmocionó al mundo. En su último concierto, en el Teatro Roma de Quetzaltenango, cerró con una interpretación conmovedora de «No soy de aquí ni soy de allá». Esta fue la última canción que cantó públicamente, dejando un mensaje de paz que perdurará más allá de su inesperada y trágica partida.
«Boleros Selectos» Trío Los Panchos
1949
Columbia
Los Panchos se formaron en Nueva York en 1944 por los mexicanos Alfredo «Güero» Gil, Chucho Navarro y el puertorriqueño Hernando Avilés. Aunque fundaron el grupo sólamente para ganarse la vida tocando en clubes, restaurantes y pequeños teatros, terminarían haciéndose de un nombre en la escena musical latina de la Gran Manzana. Tanto es así que llamaron la atención de Terig Tucci, que trabajaba para el sello discográfico y la red de radio de Columbia. Tucci era un compositor, arreglista y líder de banda que había trabajado con Carlos Gardel y que le vio potencial al trío. Los firmó Columbia y comenzó a trabajar con ellos en un estilo de armonía que revolucionaría la escena del bolero en la región.
Sin embargo, su ascenso al estrellato fue postergado por algo improbable: el ejército estadounidense. La visa de Gil y Navarro había expirado y tenían que regresar a México. No queriendo perder la oportunidad que tenían con Columbia tomaron la fatídica decisión de adquirir la ciudadanía estadounidense y renunciar a la mexicana y alistarse en el ejército en plena guerra mundial. Navarro pudo quedarse en Estados Unidos por un problema de salud, pero Gil fue mandado a Europa donde en su tiempo libre se le ocurrió la idea de diseñar un tipo de guitarra pequeña que estaba dos tonos y medio arriba de lo normal. El pensaba que le daría al grupo un sonido diferente y encajaría perfectamente con la voz aguda de Avilés. Cuando regresó a Nueva York al terminar la guerra presentaría su invento al grupo como el requinto. El requinto le daría al trío un sonido característico que junto a sus entrañables armonías cambiaron la trayectoria de la música popular latina.
Fue desde Nueva York en un programa de radio financiado por el gobierno estadounidense y su política del buen vecino, llamado “Viva América” donde el continente escucharía por primera vez este sonido único. El programa llegó a todo el continente y confundió a muchos guitarristas de la región. No podían entender cómo el guitarrista hacía ese sonido. No fue hasta que Los Panchos comenzaron a aparecer en películas que se dieron cuenta de que Gil no tocaba una guitarra normal. Los Panchos rápidamente escalaron al éxito continental y empezaron a crear una escuela por toda la región.
En 1949 lanzaron Boleros Selectos, que fue el primer LP que contenía su sonido transformacional. En él podemos escuchar todo lo que hizo que Los Panchos fueran memorables. Las exquisitas introducciones de Gil en cada canción mostraron sus dotes como guitarrista. La voz aguda de Avilés junto al requinto, y las refinadas armonías del trío le daban un sutil romanticismo que hizo que los oyentes se enamoraran. También mostraron sus formidables habilidades para escribir canciones como «Rayito de Luna», «Sin Un Amor» y «Siglo de Ausencia» que hoy en día son considerados clásicos del bolero.
«Los Palmeras» Los Palmeras
Cumbia – Cumbia argentina – Cumbia santafesina
1976
MRG
“La ruta de oro” de Los Palmeras comenzó cincuenta años de aquel hito consagratorio que fue tocar antes de la final de la Copa Sudamericana de 2019, en Paraguay, antes del hito que los mostró frente a la masividad continental el año 2004 con el siglo “El bombón”, antes de llenar el Luna Park y antes de compartir créditos con músicos como Andrés Calamaro y Los Auténticos Decadentes. En 1969, en Santa Fe, daba sus primeros pasos la agrupación que se convertirá con el tiempo en el ícono más tradicional de la cumbia argentina.
En 1976 llegó su primer paso discográfico, un LP titulado sencillamente “Los Palmeras”. A través de sus 12 canciones, la banda ya muestra ese estilo santafesino propio, caracterizado por la influencia de la cumbia colombiana, peruana y la incorporación del acordeón y una guitarra corta de 12 cuerdas llamada bandurria.
Canciones como “Ese amor que tu me das” o “Mi guarachón y mi cumbión” daban cuenta de una cumbia a medio andar entre lo caribeño, los sonidos folclóricos italianos muy presentes en Santa Fe y cierta reminiscencia lisérgica, a la vez que otras cumbias como “Haciendo saltitos” y “Lamento playero”, se ceñían a un sonido más tradicional y exportable, aunque cargados de argentinidad. El primer LP de Los Palmeras es hoy un vinilo fundamental de la cumbia del Cono Sur.
«Mi vida loca» Los Auténticos Decadentes
1995
RCA
“Y tuve una revelación, ya sé qué quiero en esta vida, voy a seguir mi vocación, será la música, mi techo y mi comida”. Qué gran manera de arrancar un álbum, con chispas de humor ante temas tan serios como el futuro individual. Así son Los Auténticos Decadentes con su disco Mi vida loca publicado en 1995, año en el cual dentro del mundillo del rock sonaban artistas y bandas con temáticas densas, introspectivas y políticas. Ellos eran diferentes. Los Auténticos Decadentes no es una banda, es una cooperativa de músicos que comenzó a sonar en 1986, aunque su primer álbum fue grabado hasta 1989, y se convirtió en una de las agrupaciones más festivas de Latinoamérica. Son creadores de himnos populares, y algunos de ellos acompañan a las hinchadas en los estadios de fútbol, gracias a su diversidad de géneros que concurren en su discografía.
Mi Vida Loca es la obra maestra de Los Decadentes, que hace un recorrido por el ska, la murga, el cuarteto, el punk, la cumbia, el pop rock y el reggae en 14 temas compuestos de forma colectiva, una característica importante para entender la esencia de la banda, y con las letras más agudas hechas por la pluma de Jorge Serrano. Aquí encontramos canciones insignia, de las más queridas por sus fanáticos y con las que se popularizaron fuera de las fronteras argentinas, inclusive llegando a centro y al norte de América. Temas como “La guitarra”, un himno a la rebeldía de aquellos que no sueñan con una vida convencional y sueñan con ser artistas, y donde el estribillo es cantado por Guillermo Nimo, un ex árbitro argentino; “El murguero”, fiesta total en homenaje a las murgas, aquellas bandas callejeras que animan los carnavales en Argentina y Uruguay a ritmo de bombo y tambor; “El pájaro vio el cielo y se voló” explora el final de una relación fallida, donde volando se encuentra la libertad, una gran canción de pop rock que demuestra su versatilidad. Y finalmente el otro gran tema es “Diosa” una celebración de la feminidad y el cómo inspira el arte, la mitología y la devoción.
En resumen, este disco es un referente de cómo captar la alegría popular a través de la música, entregando canciones llenas de sensibilidad, buen humor y, sobre todo, llenas de celebración.
«El inigualable» Beny Moré
Bolero – Guaracha – Son cubano
1959
RCA Victor
Después de regresar a su Cuba natal desde México, donde había adquirido cierta fama cantando en varias orquestas, Benny Moré se encontró en una encrucijada. Se sentía traicionado por muchos líderes de orquestas de ambos países. Durante una noche, mientras lamentaba su situación profesional, el músico, compositor y amigo suyo Enrique Benítez le dijo: «Compadre, usted ya es un músico formado, ¿por qué usted tiene que cantar con la orquesta de otro director? ¿Por qué no forma su propia orquesta? » Moré decidió seguir la sugerencia de Benítez, y reunió a algunos de los mejores músicos de Cuba para que fueran su banda de respaldo. Este resultaría ser uno de los movimientos más inteligentes que Moré hizo en su carrera. Con el control de su carrera en sus manos, comenzó a arreglar y componer más y le dio oportunidades a compositores y músicos emergentes cada vez que tenía la oportunidad.
En 1957, Moré había consolidado a la orquesta en uno de los mejores grupos del país cuando entraron al estudio de grabación para grabar canciones que finalmente darían origen a Beny Canta y Cuba Baila El Inigualable. En el álbum, Moré aborda varios géneros (guarachas, sones montunos y boleros) donde destaca su afable encanto y su ejecución precisa en canciones como “Caricias cubanas” y “Se te cayó el tabaco”. Pero es en los boleros donde Moré brilla más. Su interpretación de «Rezo en la noche», de Francisco Escorcia, sirvió como trágico recordatorio de las pérdidas de soldados que Cuba había tenido en la guerra. Se dice que la primera vez que Moré interpretó esa canción en vivo hizo llorar al público y un miembro del público que resultó ser el comandante Camilo Cienfuegos se le acercó y le dijo: «¡Benny, qué clase de canción has cantado!» No fue la primera ni la última vez que Moré recibía ese tipo de reacción del público. Por algo era inigualable.
«El cancionero popular» Amparo Ochoa
Música tradicional mexicana – Nueva canción latinoamericana
1975
Discos Pueblo
El cancionero popular, lanzado en 1975 por Discos Pueblo, es una obra maestra de la discografía de Amparo Ochoa junto con la agrupación Los Folkloristas. Este álbum es una pieza fundamental del movimiento de la nueva canción mexicana, que combina elementos de la música tradicional mexicana y latinoamericana con mensajes sociales y políticos. Amparo Ochoa, conocida por su voz aguda y llena de convicción, entrega interpretaciones apasionadas y auténticas en cada pista.
El disco incluye temas memorables como «A qué le tiras cuando sueñas, mexicano», escrita por Chava Flores, una melodía ligera con un mensaje social que critica el sueño de la riqueza fácil en lugar del trabajo honesto. Otro destacado es «Bola suriana de la muerte de Emiliano Zapata», un homenaje al héroe revolucionario mexicano.
Entre los temas más representativos del álbum se encuentra «El barzón», un corrido tradicional del estado de Aguascalientes que aborda las dificultades de los campesinos durante la época agraria, escrita por Miguel Muñiz Varela. A través de su letra, se presenta una poderosa metáfora: el barzón, una correa que conecta el yugo con el arado. Aunque el barzón se rompe, la metáfora sirve como una crítica a las condiciones difíciles e injustas del mundo rural.
«La maldición de la Malinche», de Gabino Palomares, con su uso de instrumentos tradicionales mexicanos, es otra joya del álbum. La canción explora a través del personaje histórico, el simbolismo del complejo de inferioridad de los nativos. La interpretación de Ochoa es tan emotiva que resulta imposible no sentirse conmovido por la profundidad de su mensaje. En «Mi abuelo», Ochoa canta sobre su abuelo juarista y su padre zapatista, destacando su contenido sociopolítico y los elementos tradicionales del folclore mexicano. Los Folkloristas enriquecen cada canción con su diversa instrumentación pudiendo incursiones en son huasteco, corrido, ranchera, o abrazar sonidos de otros rincones como de Cuba o los Andes.
El álbum es considerado uno de los trabajos más importantes de Amparo Ochoa y un tesoro musical de México. La combinación de la carismática voz de Ochoa y la impecable ejecución de Los Folkloristas, cuya instrumentación y arreglos enriquecen cada tema, hace de El cancionero popular un clásico de la nueva canción latinoamericana, que honra la cultura mexicana haciéndolo una joya imprescindible en la historia de la música mexicana.
«Oktubre» Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
1986
Del Cielito
Qué difícil de explicar el fenómeno que representan los Redondos en la Argentina. Como si fueran de esos sucesos que solo ocurren en este rincón de Sudamérica, una banda de rock de pretensiones intelectuales pasó de convocar a un puñado de iniciados en café-concerts a mediados de los ochenta a ser un fenómeno ultra masivo que permeó sobre todo en las clases populares, que abarrotaron sus recitales de fines de los noventa hasta el punto del delirio. ¿Qué hace de los Redondos una de las bandas más indispensables del rock argentino? Sobre todo al ser una banda que hizo de la independencia y el alejamiento de la prensa un principio rector, del que contadas veces se apartaron.
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota surgieron como una especie de troupé de artistas en la ciudad de La Plata, cuyo show incluía varios números teatrales y los monólogos de Enrique Symns. Pronto el show pasó a centrarse sólo en la música, con un rock clásico de raigambre stone con pinceladas de post punk, apoyado por la guitarra de Skay Beilinson y la voz y presencia magnética de Carlos “El Indio” Solari, quienes también componían todos los temas. Pocas personas entendían qué diantres estaba cantando el Indio, pero sus letras pasarían al imaginario argentino y en la actualidad son frases de uso corriente en el periodismo, la publicidad y la vida cotidiana. Con el paso de los años la base de fanáticos fue creciendo hasta llenar los mayores estadios del país. Con su disolución en el año 2000, el Indio Solari siguió manteniendo ese nivel de convocatoria (su último recital, en Olavarría, en 2017, reunió a 500 mil personas) antes de que pasara a un semi-retiro debido a la enfermedad de Parkinson.
Gran parte de la leyenda de los Redondos comenzó a gestarse con su segundo disco, Oktubre, donde la estética soviética y las referencias a la Revolución Rusa (con un arte a cargo de Ricardo Cohen “Rocambole”) sirven como marco visual para la poesía oscura de Solari, en 9 temas impecables que cautivan al oyente con su rock nocturno y seductor. “Preso en mi ciudad”, “Música para pastillas”, “Divina TV Führer” y “ Motor Psico” son temas imborrables de la conciencia rockera argentina, pero es en “Jijiji” donde el dispositivo se despliega en toda su extensión. La letra (¿un asesinato? ¿una metáfora de las drogas?) es un mero pretexto para que el público en los recitales ejecute “el pogo más grande del mundo”. Sólo es cuestión de buscarlo en YouTube para saber de qué hablamos.
«El sentimiento, la voz y la guitarra de José Feliciano» José Feliciano
1967
RCA Víctor
José Feliciano, con su talento innato para la guitarra, sorprendía a cercanos y extraños desde su juventud. Nacido en Puerto Rico, pero vivió desde niño en Nueva York en donde comenzó como músico callejero, hasta que firmó con RCA Victor con muchas expectativas de lanzarlo como un guitarrista de renombre mundial.
Luego de algunos discos grabados en inglés, los ejecutivos en Estados Unidos sintieron que no cumplía sus expectativas comerciales y lo llevaron a un festival en Buenos Aires. Sus pares argentinos de RCA quedaron fascinados con sus interpretaciones y le pidieron que restableciera su carrera con base en ese país. Así, Feliciano comenzó a cantar en español y cambió su estilo de folk blues, que estaba edulcorado para el público pop adulto norteamericano, por el bolero.
Cuando el público argentino respondió gratamente a «Usted» y «Extraños en la noche», RCA Internacional decidió apostar por los sencillos «La copa rota» y «La cárcel de Sing Sing». Todo esto sucedió entre 1966 y 1968, mientras RCA Argentina quería demostrar a la filial internacional que debía apostar de igual forma por un álbum que pudiera tener el mismo impacto en el mundo de habla hispana. Eso llegó con El Sentimiento, La Voz Y La Guitarra de José Feliciano, lanzado en 1967. Este disco es una muestra destacada del talento multifacético de Feliciano, combinando su virtuosismo en la guitarra con su distintiva voz. Fue grabado entre Argentina y Venezuela y contó con la coordinación de Lee Schapiro, quien trabajó en las carreras de Carole King y Perry Cuomo.
El disco incluye «La copa rota», compuesto por su compatriota Benito De Jesús, donde la interpretación de Feliciano se caracteriza por su pasión y emotividad, logrando transmitir el dolor y la desesperación del protagonista. Otro tema de De Jesús incluido es «Nuestro juramento», que había sido popularizado por Julio Jaramillo. Asimismo el disco se acompaña por selecciones de composiciones de autores de diferentes partes de América Latina como Armando Manzanero, Miguel Matamoros, Rafael Otero o el equipo Quintero, Guillen, Mostazo. El éxito internacional del disco aseguró el retorno de Feliciano a los Estados Unidos lanzando un disco homónimo con versiones en inglés y que lo consagraría mundialmente y le ganaría el premio Grammy de “Mejor Nuevo Artista” a la banda Cream, favorita en aquel momento.
Como dato curioso, la versión mexicana de este disco cuenta con una lista de temas totalmente distinto, con algunas canciones que se lanzaron en otros países en el disco Más éxitos de José Feliciano y En mi soledad no llores.
«Libertango» Astor Piazzolla
1974
Carosello
Gracias al apoyo de su padre, Astor Piazzolla inició su formación musical en piano y bandoneón desde corta edad. Con apenas 8 años conoció a Gardel, quien lo invitó a realizar una gira por Latinoamérica que no llegó a concretarse. Su destacada habilidad y curiosidad lo llevaron a codearse con grandes exponentes de la música académica como Arthur Rubinstein, Alberto Ginastera y Nadia Boulanger, y del jazz como Gerry Mulligan con quien grabó Reunión Cumbre en 1974. Estas experiencias lo marcaron profundamente y le permitieron, como él expresaba, poner al servicio del tango todo ese conocimiento musical.
Libertango fue creado en una etapa de crisis personal y fertilidad creativa, posterior a un infarto, que lo hizo trasladarse a Italia. Para su grabación, Piazzolla reunió a diversos músicos de la escena italiana, conjuntando instrumentos diversos y poco comunes en el tango: batería, bajo eléctrico, órgano Hammond, timbales, marimba y flauta sumados a una sección de cuerdas. En 8 temas, cuyos títulos juegan con la palabra tango, Astor abandera la libertad creativa que nos promete en el nombre del disco: introduciendo elementos jazzísticos y de música académica, con arreglos experimentales y disonancias que rompen formas características del tango, con el uso de timbales y marimba de manera brillante, y con innovadores arreglos dentro de este estilo para piano y órgano, todo esto para crear atmósferas que van de la melancolía y la tristeza a la alegría, rabia y drama. Sin duda, una de las piezas más destacadas del disco es “Adiós Nonino”, compuesta como homenaje a su padre en 1959 y reinterpretada aquí con variaciones especialmente en lo referente al órgano.
La música de Piazzolla rompió el paradigma del tango y lo sintetizó con lo contemporáneo explorando y abriendo nuevos caminos en el género, extendiendo su alcance fuera de Latinoamérica. Su vasto catálogo musical sigue interpretándose por músicos de todo el mundo.
«Mediocampo» Jaime Roos
Candombe – Jazz rock – Murga uruguaya – Música de cantautor
1984
Orfeo
Desde la tapa, Jaime Roos nos mira vestido como futbolista, luciendo una camiseta del club Fénix. ¿Qué hacía él, reconocido hincha de Defensor Sporting, con esa indumentaria? Será porque sus amigos de la murga Falta y Resto ensayaban en ese club, o porque el nombre aludía a un renacer desde las cenizas a su regreso a Uruguay, luego de varios años viviendo en Europa. Sea cual sea la razón, “Durazno y Convención” nos sorprende desde el track uno, donde, a través de candombe, jazz y aires de salsa, nos despliega una estampa impresionista mirando hacia las calles de su infancia en el Barrio Sur.
Mediocampo es Roos en estado de gracia, entregando algunas de sus canciones más celebradas. Rock new wave tocado con músculo jazzero y alma montevideana. Otra vez sus amigos: el gran Eduardo Mateo en “Victoria Abaracón” y el aire de carnaval con la murga Falta y Resto en “Los viejos murguistas”, Pero hay de todo: el Roos más candombero en “Tal vez Cheché” (con un tremendo solo de teclado de Hugo Fattoruso), el Roos más beatle en “Si piensas en mí”, pero también un Roos más radical en “Pirucho”, una suite de siete’ minutos de candombe psicodélico. Un digno competidor al título del mejor disco uruguayo de la historia.
«A lo Cubano» Orishas
1999
EMI
Un grupo de rap llamado Amenaza ganó un premio en un festival del género en La Habana y les ofrecen hacer una gira en París. Sin embargo, no todos los miembros llegan a Francia. Mientras, una persona conocida como DJ Livan, quien trabajaba con Sergent García, estaba fascinado con el fenómeno de Buena Vista Social Club y quería trabajar sobre sampleados de Compay Segundo y la Orquesta Aragón.
En ese contexto nace Orishas, tan diversa como sus miembros, que provienen de diferentes barrios de La Habana y aportan sus propias experiencias y perspectivas a la música del grupo: Roldán, Ruzzo y Yotuel. Se les junta el francés Miko Niko, quien produjo su álbum debut, A lo cubano, lanzado en 1999, considerado un clásico y aclamado tanto por la crítica como por el público. Con el sueño de DJ Livan, los Orishas entienden que en su estilo distintivo reflejan la cultura y la identidad de la isla caribeña.
El álbum presenta una mezcla ecléctica de canciones que van desde himnos de orgullo cultural hasta reflexiones sobre la vida en Cuba. La canción «Represent» sirve como una poderosa declaración de identidad y pertenencia, mientras que «Atrevido» y «A lo cubano» celebran la energía y la pasión de la cultura cubana.
El grupo también aborda temas sociales y políticos en canciones como «Barrio», que ofrece una mirada cruda a la vida en los barrios de La Habana, y «1.9.9.9.», que reflexiona sobre el cambio de milenio y las esperanzas y desafíos que trae consigo. «Madre» es una oda conmovedora a la maternidad y al amor familiar, mientras que «Orishas Llegó» y «537 C.U.B.A.» son himnos de orgullo cubano que celebran la riqueza cultural y la resistencia del pueblo de la isla. El álbum también incluye interludios como «S.O.L.A.R.» y «Connexión», que agregan profundidad y cohesión al proyecto en su conjunto.
En general, A lo cubano es un álbum poderoso y los convierte en embajadores de la música cubana contemporánea. A lo largo de su carrera, Orishas pasaría por algunos cambios (se trasladarían a España y luego tendrían un hiato), pero queda clarísimo que hicieron su lugar en la historia de la música de su isla, así como en el rap latinoamericano.
«Cheo» Cheo Feliciano
1971
Vaya Records
El álbum Cheo, de 1971 marcó el regreso triunfal de Cheo Feliciano al mundo de la música después de su batalla contra la adicción a las drogas. Este disco, su primer proyecto en solitario, fue lanzado bajo el sello Fania y contó con la colaboración de algunos de los músicos más talentosos de la época, incluyendo a Johnny Pacheco, Larry Harlow, Bobby Valentín y Louie Ramírez, entre otros.
Cheo Feliciano, nacido José Luis Feliciano Vega, fue un cantante puertorriqueño con una carrera impresionante que abarcó salsa y bolero. Desde joven, Feliciano mostró interés por la música, influenciado por el bolero y grupos como el Trío Los Panchos. A los ocho años, formó su primer grupo y luego se mudó a Nueva York, donde comenzó a tocar con varias bandas, incluyendo la orquesta de Tito Rodríguez y el sexteto de Joe Cuba.
En Cheo, se puede apreciar la voz aterciopelada y romántica de Feliciano, especialmente en las baladas y boleros. El álbum incluye varias composiciones de su amigo y mentor, Tite Curet Alonso, quien fue instrumental en su rehabilitación. Las canciones «Anacaona» (con una narrativa poderosa sobre una líder indígena y que bajo las interpretaciones con la Fania All Stars quedaría inmortalizada) y «Mi Triste Problema» son dos de los puntos más destacados del álbum, mostrando tanto su capacidad interpretativa como la riqueza de las letras de Curet Alonso.
El álbum Cheo es el registro de la posición de Feliciano en el mundo de la salsa, y también mostró su versatilidad como intérprete de boleros. Este trabajo no solo fue un éxito comercial, sino que también consolidó su legado en la música latina, abriendo el camino para una carrera prolífica que continuó hasta su fallecimiento en 2014.
«Un día normal» Juanes
2002
Surco
Al cumplirse más de dos décadas desde su publicación el año 2002, el valor artístico y comercial de Un día normal es indudable. El segundo disco del cantautor colombiano -producido por Gustavo Santaolalla, ¡cómo no!- se convirtió de forma instantánea en una máquina de producir hits, metiendo 8 de sus 12 tracks en los charts hispanoamericanos y robusteciendo el repertorio del cancionero pop de la patria mayor en el recambio de siglo. Toda una proeza en una época en que la industria musical pedía como requisito cantar en inglés a comienzos del milenio (con Ricky Martin, Shakira y Marc Anthony como puntas de lanzas). En retrospectiva, Un día normal es un símbolo poderoso de una época transitoria del pop latinoamericano, justo en medio del boom latino en Norteamérica (la llamada miamización) y el boom del reggaetón que desde Barrio Fino de Daddy Yankee solo fue en ascenso hasta homogeneizar el mercado.
Un día normal se inscribe en el epicentro de un momento en que para hacer pop las guitarras aún eran importantes, aunque con algunas dudas. Y tal vez fue la última vez que lo fueron. Un hito de la música pop que desde Colombia expandió su impacto a toda Latinoamérica, con canciones como “A Dios le pido”, ”Es por tí’, “Mala gente” y “Fotografía” (junto a Nelly Furtado), mezclando virtuosamente ritmos caribeños con el rock, la balada y el pop. Un clásico instantáneo.
«Todo a su tiempo» Marc Anthony
1995
RMM Records
Nacido en Nueva York, de padres puertorriqueños, quiso incursionar en el freestyle, que era una variante de música dance que estaba en boga entre los jóvenes hispanos que vivían en la costa este de los Estados Unidos. Fue el productor Ralph Mercado y una canción de Juan Gabriel, lo que hace dar un vuelco de 180 grados: abandona la música en inglés y se decide por la salsa como su género musical. Tras el éxito de su álbum debut de salsa, Otra Nota, Marc Anthony encontró en Sergio George al productor con el cual encontraría la comodidad para desarrollarse como salsero.
Todo a su tiempo marca una evolución significativa en la carrera de Anthony, y le permitió elegir su propio material, logrando una mezcla más agresiva y diversa. El álbum contiene nueve pistas, incluyendo cinco nuevas composiciones y cuatro versiones de canciones previamente interpretadas por otros artistas. Tres de las nuevas canciones fueron escritas por el compositor panameño Omar Alfanno, incluyendo el exitoso sencillo «Te conozco bien». Esta canción se destacó por su popularidad, siendo nombrada la canción tropical más destacada del año.
Otros sencillos del álbum, como «Se me sigue olvidando», «Nadie como ella», y «Te amaré», alcanzaron el primer puesto en la categoría Tropical Songs de Billboard. La variedad de estilos presentes en el álbum incluyen desde la salsa hasta el bolero.
Todo a Su Tiempo recibió elogios de la crítica, donde rescataban los arreglos modernos, la voz, así como la calidad de la producción para ser un disco de salsa. El álbum fue nominado para un Grammy y ganó varios premios Billboard Latin Music, y el Premio Lo Nuestro al «Tropical Album of the Year». No solo solidificó la reputación de Marc Anthony como una superestrella de la salsa, convirtiéndose en el artista más vendedor del género, con infinidad de reconocimientos; también le permitió volver a grabar en inglés, con gran éxito a finales de los noventa e inicios de los dos mil.
«Fuiste mía un verano» Leonardo Favio
1968
CBS
Actor y director de cine, compositor y cantante, Leonardo Favio fue una de las figuras claves de la cultura argentina del siglo XX. Como director de cine es considerado uno de los más importantes, si no el más, del cine argentino, con películas consideradas entre las mejores de Argentina como Crónica de un niño solo (1965) y El romance del Aniceto y la Francisca (1967). Como compositor su primera incursión fue cinco años antes que el álbum que nos convoca, con el tema “Canción para mi niño”, con el que Horacio Guarany cierra su álbum Cuando el grito se hace canto de 1963.
Pero es su faceta de cantante con la que Favio conquistó Latinoamérica, y en especial las canciones de su álbum debut, Fuiste mía un verano. Un álbum que tiene muchos de sus grandes éxitos que se escuchan hasta el día de hoy, y que llegó a vender un millón de copias en seis meses, récord para esos años (y para hoy). Editado en noviembre de 1968, fue tanto el suceso que ya en febrero de 1969 estaba presentándose en el Festival de Viña, al que fue acompañado de su segunda esposa, Zulema Carolina Leyton, para la cual Leonardo escribió casi todos los temas de este disco, como la primera “Así es Carolita… (Con suficiente folklore como para que también la conozcan los turistas)”, con una gran explicación entre paréntesis ya que es balada con partes de chacarera.
Ya en la tercera canción, con esa introducción de la guitarra que ya es reconocible en cualquier rincón del continente, y Leonardo cantando “Ella… ella ya me olvidó, yo, yo la recuerdo ahora”, mientras se suman el pandero, los violines y la batería. Leonardo nos cuenta una historia inolvidable, poniendo imágenes en nuestra cabeza con su inconfundible voz de barítono.
Con todas las canciones escritas por Favio (excepto por “Para saber cómo es la soledad”, conmovedora versión del primer sencillo de Almendra de 1968, escrita por Luis Alberto Spinetta) el disco es una sucesión de éxitos que se convertirían en eternos. Así pasan “Ni el clavel, ni la rosa”, “Fuiste mía un verano”, “Quiero aprender de memoria” y la canción que cierra el álbum, “O quizás simplemente le regale una rosa”, convirtiendo a Fuiste mía un verano en uno de álbumes imprescindibles de la balada en español.
«Jessico» Babasónicos
Pop psicodélico – Rock – Rock alternativo
2001
Discos Popart
El sexto álbum de estudio de Babasónicos, lanzado el 25 de julio de 2001 (a nueve años de su debut con Pasto, en el que declaran «Porque a mi generación / No le importa tu opinión» en su canción «D-Generación») marcó un punto de inflexión crucial para la banda. A diferencia de su predecesor, el aclamado Miami (1999), que de acuerdo a Adrián Dárgelos representó “la mierda que fue el menemismo antes de que el menemismo cayera”, con una mezcla de samplers, sintetizadores y guitarras, Jessico se inclinó hacia un sonido más pop sin abandonar sus raíces rockeras y psicodélicas.
Jessico fue lanzado en medio de una crisis social y económica en Argentina, a pocos meses del “corralito” y el estallido social de diciembre, eventos que llevaron a la renuncia del presidente De la Rúa. A pesar de las dificultades económicas, el álbum resonó ampliamente en Argentina y Latinoamérica, generando cinco sencillos y marcando la dirección de la exitosa carrera de la banda
El álbum contiene «El loco», su primer sencillo, que destacó con su estilo bolero de toque asiático con bongós, prescindiendo de guitarras eléctricas y batería, y que se se convirtió en un éxito notable. Además, el disco incluyó otros cuatro sencillos increíbles: la emotiva balada «Rubí», y los memorables «Deléctrico», «Los calientes» y «Fizz». Más allá de los sencillos, Jessico ofrece cortes como «Soy rock», una poderosa crítica desde la perspectiva del rock hacia aquellos que intentan comercializar incluso el arte. Canciones como «Pendejo» y «Camarín» también dejaron una marca perdurable en la memoria de los seguidores de Babasónicos.
Jessico fue reconocido como disco del año y posteriormente como disco de la década por muchos medios argentinos de rock. Su impacto cultural llevó a Babasónicos a ser considerados entre las principales bandas de rock de la región, posición que afirmarían aún más con posteriores álbumes como Infame (2003) y Anoche (2005), consolidando su popularidad continental hasta la actualidad.
«Gal» Gal Costa
Pop psicodélico – Rock psicodélico – Tropicália
1969
Philips
Gal Costa se apropió de 1969. Con tan solo 24 años y apenas unos meses después de lanzar Gal Costa, uno de los debuts más memorables en la historia musical brasileña y universalmente amado tanto por la crítica como por el público, Gal dio un giro inesperado en su carrera. La originaria de Salvador, Bahía, considerada como uno de los pilares del movimiento tropicalista en Brasil, optó por no seguir la línea esperada en su siguiente álbum. En su lugar, decidió explorar nuevas vertientes en su carrera. Producido por Manoel Barenbein, el cerebro detrás de algunos de los discos más celebrados en Brasil, su influencia se siente en los trabajos de Gilberto Gil, Jorge Ben, Caetano Veloso, Chico Buarque, Os Mutantes, y Toquinho, por nombrar algunos.
En este segundo álbum, la psicodelia se materializa en solos de guitarra estridentes y líneas de bajo hipnotizantes. La portada debería ser suficiente introducción para saber qué esperar: atmósferas envolventes y coloridas. ‘”Tuareg”, escrito por Jorge Ben, es una oda a los nómadas del norte de África, con un instrumental influenciado por sonidos del Medio Oriente. “País tropical”, también escrito por Ben (de su álbum Jorge Ben, editado un mes antes que Gal), marca un reencuentro con Gilberto Gil y Caetano Veloso, colaboradores frecuentes con quienes ya había trabajado en álbumes anteriores. Este tema regresa al sonido más tradicional de la época. En la misma línea, “Meu nome é Gal”, escrito por Erasmo Carlos y Roberto Carlos, mantiene las líneas melódicas y añade orquestación para ofrecer un respiro antes del cambio de velocidad que está por venir.
“Objeto sim, objeto não” podría considerarse el tema más experimental del disco. Escrito por Gilberto Gil, la canción comienza con sonidos guturales que escalan gradualmente hasta gritos y ecos, antes de dar paso a una estructura momentáneamente más accesible, solo para regresar al caos e incertidumbre inicial. Con una transición impecable, este ambiente continúa en la novena y última canción: “Pulsars e Quasars”, escrita por Jards Macalé, el tema vocalmente más exigente para Gal. Intrépida, sobre todas las cosas.
«Romance» Luis Miguel
Bolero – Canción melódica – Pop
1991
WEA
Romance es un pilar fundamental de la música moderna de la región, paradójicamente, basado en música antigua. Con este álbum Luis Miguel dio un golpe de autoridad sobre la mesa del pop, cambiando el concepto, el contenido y el estilo, y abrazó a sus fans aglomerando hasta tres o cuatro generaciones; sin titubear, estamos ante uno de los grandes fenómenos musicales en la historia de la música latinoamericana.
Luis Miguel por contrato debía publicar un álbum en 1991 para WEA Latina, sin embargo, no contaba con material nuevo. Ante esta situación su manager Hugo López le recomienda grabar un disco de boleros. La compañía contrata al legendario Armando Manzanero como coproductor artístico y selecciona 12 temas finales de una base, según una leyenda urbana, de 500 propuestas. Así nace Romance, un recorrido por grandes clásicos del bolero, grabados originalmente entre 1944 y 1986, álbum que terminó siendo un éxito comercial sin precedentes. Además de la guía musical de Manzanero, otra de las claves de la trascendencia de Romance son, sin duda, los maravillosos arreglos de Bebu Silvetti, que logró amalgamar un estilo entre lo clásico y lo moderno. Para ello se ayudó de más de 30 violinistas e incorporó muchos instrumentos acústicos. Por su parte el Sol de México le dio otra personalidad al bolero, encarnó el espíritu romántico con sobriedad, elegancia y un traje clásico, que lo llevó al nivel de ser la voz romántica por excelencia.
Encontramos enormes canciones del repertorio clásico del bolero como “Inolvidable” de Julio Gutiérrez, “La barca” del gran Roberto Cantoral, “Te extraño” y “No se tú” de Manzanero, “Usted” de Gabriel Ruiz y José Antonio Zorrilla y “Cómo” del argentino Chico Novarro. Estos temas, antiguos para algunos, también fueron descubiertos por sus fanáticos, acostumbrados a un pop más digerible y festivo, y a las baladas menos complejas de sus producciones anteriores. Luis Miguel le dio una nueva vida al bolero y logró que los jóvenes se acercaran a la música de sus abuelos y sus padres, esa música en blanco y negro que necesitaba un poco de sol, para darle color.
«Alta suciedad» Andrés Calamaro
Música de cantautor – Pop rock – Rock
1997
WEA
700 mil copias vendidas, siete sencillos y un puñado de clásicos que quedaron para la posteridad. Así fue la vuelta del Calamaro solista luego de su exitoso paso como líder de Los Rodríguez. Alta Suciedad representa la cúspide de la carrera de Andrés y uno de los grandes discos del rock en español.
Grabado en Nueva York y producido genialmente por Joe Blaney, ingeniero de la trilogía ochentera de Charly García (desde Clics Modernos a Parte de la religión), y con músicos de sesión de lujo como Hugh McCracken, Marc Ribot y Eddie Martínez en guitarras y Steve Jordan en batería, Alta suciedad parte sin dobles tintas con el tema homónimo, un poderoso rock en que nos dice que “el campeón tiene miedo”. No como Andrés, que a lo largo del disco demuestra que en lo musical, en ese momento, no le tuvo miedo a nada. Luego los decibeles bajan en la magnífica “Todo lo demás”, una canción llena de imágenes, casi como fotografías que se van proyectando, y que le queda perfecta a la áspera voz de Calamaro.
El disco es una sucesión de grandes canciones, en las que la pluma de Calamaro juega como nos ha tenido acostumbrados durante su carrera, sin complicaciones y dejando frases imborrables; ahí están “Loco” y “Flaca”, dos exitazos con sus “Voy a salir a caminar solito / Sentarme en un parque a fumar un porrito” y “Flaca no me claves / Tus puñales / Por la espalda”, o cada frase de la emocionante “Crímenes perfectos”, que con su hermoso piano a cargo del propio Andrés es uno de los puntos más altos del álbum. O “La vida es una cárcel con las puertas abiertas / Verónica escribió en la pared con las tripas revueltas” en la maravillosa “Media Verónica”. Y así, Andrés en cada canción nos muestra algo distinto: nos puede divertir con la lúdica “Elvis está vivo”, o dejar pensando en el largo reggae «Nunca es igual», en el que Antonio Escohotado se despacha con un largo monólogo existencial.
En resumen, este álbum significó la gran vuelta de Andrés a Latinoamérica, gracias también a la alta rotación que tuvo por MTV Latino, pero sobre todo gracias a tremendas canciones, y lo puso ya definitivamente en el primer nivel de los cantautores rockeros argentinos y del continente. Luego vendrían Honestidad brutal (1999) y El Salmón (2000), que solo vendrían a refrendar lo realizado en este álbum.
«Somos novios» Armando Manzanero
1968
RCA Victor
Los años 1967 y 1968 fueron determinantes en la carrera de Armando Manzanero, pero en aquel entonces su nombre ya era reconocido por figuras relevantes de la industria musical mexicana. Manzanero comenzó su carrera profesional en 1957 como pianista, acompañando a destacados intérpretes como Lucho Gatica, Pedro Vargas, Carmela y Rafael, Luis Demetrio, y Daniel Riolobos. Y desde allí empezó a trabajar como compositor para artistas como Angélica María.
Luego que una de sus composiciones, «No», interpretado por Carlos Lico, alcanzó las primeras posiciones en las listas de popularidad de América Latina, atrajo la atención de la filial mexicana del sello discográfico RCA Victor, que lo animó a grabar sus propias composiciones. En 1967, bajo la presión y el apoyo de RCA, Manzanero lanzó su primer disco titulado Mi primera grabación, a pesar de que Manzanero consideraba su voz poco adecuada para cantar boleros, género predominante en la primera etapa de su carrera discográfica.
En 1968, Manzanero lanzó el disco Somos novios, que consolidó su posición en la música romántica. El título del disco, se convirtió en una de sus canciones más icónicas, y fue adaptada al inglés por Sid Wayne bajo el título «It’s Impossible». Fue popularizada por Elvis Presley en 1973 y Perry Como en 1970. Esta adaptación internacional ayudó a llevar la música de Manzanero a un público más amplio.
Sus composiciones, caracterizadas por letras emotivas y melodías accesibles, influenciaron a una generación de músicos y dejaron una marca indeleble en la canción melódica latinoamericana. Canciones como «Voy a apagar la luz» y «Pensando en ti» demostraron su capacidad para capturar la esencia del amor y la introspección emocional. Igualmente temazos como «Te esperaré» y «Pensamiento».
Las canciones de Manzanero han sido interpretadas por una amplia gama de artistas internacionales, incluyendo a Eddie Gorme, Paul Mauriat, Raphael, Tony Bennett, Elvis Presley, Elis Regina y Luis Miguel, lo que subraya la universalidad y el atractivo duradero de su música. Su talento innato, no sólo le permitieron alcanzar el éxito personal, sino que también revitalizaron la música romántica en español, dejando un legado que perdura hasta hoy.
«1926-1948» Sexteto Habanero
1996
Harlequin
La historia del Sexteto Habanero es tan amplia como toda la historia que comprende la lista de los 600 Discos de Latinoamérica (incluyendo sus reformaciones como el Conjunto Típico Habanero y el Septeto Habanero). Una foto tomada al poco tiempo de su fundación, en 1920, nos llena de tantas preguntas frente a las fantasmales presencias de esos seis caballeros, tres sentados y tres de pie: ¿Sospecharían alguna vez que el son los convertiría en una de las instituciones de la música cubana? ¿Imaginarían que su música seguiría sonando más allá de los horizontes del siglo XX? Guillermo Castillo (guitarra), Carlos Godínez (tres), Gerardo Martínez (voz y claves); Antonio Bacallao (botija), Óscar Sotolongo (bongós) y Felipe Neri Cabrera (voz y maracas) ya habían formado parte del Sexteto Oriental desde 1918 junto a Ricardo Martínez (oriundo de Santiago de Cuba), y al retirarse el fundador decidieron cambiar su nombre debido a que los seis eran habaneros.
Los orígenes del son, como los de muchas otras músicas populares y folclóricas de América Latina, parecen oscuros y difusos. Algunos quieren otorgarle una raíz en el siglo XVI, pero los investigadores están de acuerdo en que empezó a tocarse en la Sierra Maestra de Cuba en la segunda mitad del siglo XIX, y que llegó a La Habana a partir de la creación de los primeros ejércitos del país, que llevó a jóvenes del Oriente de Cuba a la capital. El son ya contaba con el formato de de diálogo entre solista y coro, y un acompañamiento de guitarra con bandurria o tres, bongós, claves y maracas, pero en ese momento aún se empleaba, en vez de contrabajo, la botija, una tinaja de barro con dos aberturas que aportaba los tonos graves necesarios para marcar el ritmo. Pronto habrían de abandonar este un instrumento por el contrabajo, y posteriormente el Sexteto se convertiría en Septeto con el agregado de la trompeta.
Esta recopilación recoge algunas de las primeras grabaciones del Sexteto Habanero (ya con algunos integrantes distintos a aquellos de la foto de 1920), que junto a otras agrupaciones de la época, comenzaban a ser registrados por los sellos Columbia y Víctor, tanto en Nueva York como en La Habana, alternando entre la técnica acústica y la novedosa grabación eléctrica que brindaba mayor fidelidad de sonido. El disco abarca temas de sus primeras grabaciones en 1926 hasta 1948, que fueron editados como singles en discos de 78 rpm, como “Romántica mujer“, «De mi cubita la mango», «Lamento esclavo» o «Carmela mía». La agrupación ayudó a establecer muchos de los estándares del repertorio y la interpretación del son cubano a lo largo del siglo XX, que transitaron renovando continuamente su alineación. El pasado 13 de junio de 2024, el Septeto Habanero celebró 104 años de existencia.
«Álvaro Carrillo interpreta las canciones de Álvaro Carrillo» Álvaro Carrillo
1966
RCA Camden
Oriundo de la costa chica de Oaxaca, Álvaro Carrillo es uno de los compositores más venerados del siglo XX. De niño tenía un ferviente apetito por la lectura, especialmente los clásicos griegos. Este amor por la lectura se trasladó al aula, donde rápidamente se hizo conocido como un alumno talentoso. Y para alimentar su hábito lector iba a las fiestas del pueblo donde cantaba y componía coplas para ganarse el dinero para comprar más libros. Su amor por los boleros llegó más tarde en la adolescencia, cuando descubrió el filin cubano y cantantes como César Portillo de la Luz e Isolina Carrillo entre otros. El movimiento filin era un sincretismo entre bolero, jazz y trova, donde la canción se canturreaba y hasta susurraba. Su facilidad con las palabras y su nueva obsesión por el filin, junto con las ricas tradiciones musicales de coplas y chilenas de Oaxaca, ayudaron a dar forma a su composiciones, que fue puliendo en las fiestas en las que fue contratado para tocar en su juventud.
Se graduó como ingeniero agrónomo y ejerció la carrera, aunque nunca dejó de escribir canciones. Luego conoció a Carlos Madrigal integrante del Trío Los Duendes y le mostró su canción «Amor mío». A Madrigal le encantó y Los Duendes grabaron la canción. Esa fue la validación que necesitaba Carrillo, para dedicarse a tiempo completo a escribir canciones. A lo largo de finales de los años cuarenta y cincuenta se haría conocido dentro de la escena musical mexicana como un prolífico compositor que escribía melodías encantadoras con estribillos ingeniosos y memorables.
Para 1966, Álvaro Carrillo ya era parte de la realeza musical mexicana junto a compositores como Agustin Lara, José Alfredo Jiménez, y Consuelo Velázquez entre otros. Sus canciones habían recorrido el mundo y habían inspirado muchos amores y lamentos desgarradores. Sin embargo, para muchos su voz aún estaba por descubrir. Así llega este álbum donde Carrillo decide grabar algunos de sus clásicos y dejar su huella para que las generaciones posteriores lo descubrieran. En temas como «Luz de Luna» su manera de escribir nos deja una joya como la novedosa plenilunada, que Octavio Paz llamó “la aportación de Álvaro Carrillo a la poesía en español”. Más allá de la anécdota semántica, las palabras de Carrillo se acentúan por el filin que Carrillo emplea en su interpretación y las melodías atemporales que acompañan. El mejor ejemplo es «Sabor a mi» que ha traspasado generación tras generación y ha permanecido en la conciencia musical colectiva del continente por décadas. Pocos compositores en el planeta pueden decir que han escrito canciones que han resistido el paso del tiempo, y Alvaro Carrillo es uno de ellos.
«Una muchacha y una guitarra» Sandro
1968
CBS
Hacia finales de los sesenta, la música rock comenzaba a interesarse más en la psicodelia, los aspectos intelectuales e introspectivos, y el virtuosismo musical. Bandas como Los Gatos, Manal, Almendra y Arco Iris surgían como principales exponentes de un prometedor rock argentino. En esos años, Roberto Vicente Sánchez Ocampo, Sandro, ya era conocido en clubes y estaciones de radio, y había ganado el Festival de la Canción de Buenos Aires. Un joven talentoso y seductor proveniente de la ciudad de Lanús que optaba por la veta melódica y el bolero-beat por encima del creciente mundillo de la psicodelia, enloqueciendo al público femenino con sus movimientos de cadera, grandes pestañas, quijada cuadrada y una garganta de león que empuñaba una voz entonada y masculina.
Una muchacha y una guitarra, editado por CBS, evoca, desde su nostálgica portada, una estética romántica y bohemia, viril pero sensible y sentimental, la epítome del hombre mayúsculo que podría robarte a tu novia con una sola mirada.
La colaboración con su letrista y amigo inseparable, Oscar Anderle, captura en sus letras lo que Sandro quería expresar en sus canciones, como en «Como lo hice yo,» «Esta noche habrá una fiesta,» «No te puedo entregar mi corazón» y la canción que da título al álbum, donde se puede palpar todo su carisma y energía juvenil. También hay versiones en español de canciones pop europeas, una moda de entonces, en este caso «Lo que fue» y «Alma cariñosa» del francés Michel Polnareff.
Y como pieza central del disco está «Porque yo te amo,» también coescrita con Anderle. Gigantesca canción que trasciende barreras de género e idioma. ¿Pero qué es lo que hace grande a esta canción? Podría ser la imponente apertura de la orquesta de Jorge López Ruiz, o la voz de Sandro rompiéndose en «Por ese palpitar / que tiene tu mirar,» o el clamor divino del coro evocando como nadie una de las emociones más poderosas y primigenias del ser humano, o quizás su firme y estoica reafirmación final a este mismo sentimiento: «Yo te amo.» Todo eso hace de este tema una de esas grabaciones que deberían ser guardadas en una caja de metal y enviadas al espacio como testimonio de la humanidad.
Una muchacha y una guitarra coloca a Sandro como una fuerza vital de la canción melódica en Latinoamérica, no por nada es conocido como “Sandro de America”, y como el crooner más grande que ha dado Argentina, quizás solo detrás de Carlos Gardel.
«Celia & Johnny» Celia Cruz & Johnny Pacheco
1974
Vaya Records
Celia & Johnny, lanzado en 1974, es un álbum que destaca por su energía, producción impecable y arreglos identificables, todo realzado por las vocales inmortales de Celia Cruz, quien a pesar de ser una figura consagrada para 1974, encontró en este álbum una renovación y un rejuvenecimiento en su carrera. La colaboración con Johnny Pacheco, cofundador de Fania Records, resultó ser un golpe maestro tanto musical como comercial. Este álbum marcó el inicio de una serie de colaboraciones que fueron igualmente exitosas, pero Celia & Johnny se mantiene como la más destacada.
No hay puntos bajos en el álbum. Y su arte, con los colores azul y rojo, es tan llamativo como prometedor. Este disco marcó el inicio de una serie de colaboraciones para Celia que fueron igualmente exitosas, pero Celia & Johnny se mantiene como la más destacada.
La base musical Celia & Johnny era recuperar el sonido cubano tradicional bajo las influencias contemporáneas que traía la Fania All Stars. Las canciones del álbum reflejan una rica diversidad cultural y musical, con contribuciones de músicos de diferentes países de Latinoamérica. Esta diversidad se manifiesta claramente en piezas como «Quimbara», una rumba guaguancó que se ha convertido en un clásico atemporal, y «Toro Mata», una adaptación de una canción afroperuana que aborda el colonialismo español.
La canción «Quimbara» merece una mención especial. Escrita por el puertorriqueño Junior Cepeda, su título no evoca un significado explícito, pero su ritmo y repetición crean un estribillo asombrosamente pegajoso que captura la esencia del álbum: una fusión de ritmo, tradición y modernidad. La interpretación de esta canción, en el Estadio Statu Hai de Kinshasa, Zaire, en 1974 quedó inmortalizada como uno de los momentos más icónicos de la música latina.
Celia & Johnny no solo fue un éxito instantáneo, también dejó una huella imborrable en la historia de la música latina, siendo posteriormente incluido en el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos en 2013.
«Íntimamente…» Emmanuel
1980
RCA Victor
La canción melódica iberoamericana encontró a algunos de sus mejores exponentes de las maneras más insospechadas. Si una lesión alejó a un joven Julio Iglesias de las inferiores del Real Madrid, una cornada cortó la carrera de Jesús Emmanuel Acha como novillero. Alejado de los ruedos (hijo de un matador y de una cantante de coplas) siguió el otro camino familiar: los escenarios. Para 1979 ya se había hecho de un nombre ascendente y estuvo a punto de ganar el festival OTI. El siguiente paso era ponerse en manos de uno de los Rey Midas de la industria en ese momento, por lo que viajó a Madrid para grabar junto a Manuel Alejandro.
Pocos discos de la época tienen tal concentración de éxitos y han quedado grabados tan a fuego en la memoria de una generación. Íntimamente lo tiene todo. “De 10 temas, 9 fueron número uno”, según recuerda el propio Emmanuel. Manuel Alejandro y su esposa Purificación Casas (Ana Magdalena) compusieron una serie de temas que la voz juvenil del mexicano llevó a la estratósfera, convirtiéndose en uno de los discos más vendidos de la época. Alejandro se encargó de una producción detallista, aún anclada a los estándares de la canción melódica setentera, pero con una serie de ganchos infalibles. Los saxofones de “Quiero dormir cansado” o las cuerdas de “Todo se derrumbó” son dos intros distinguibles al instante.
Líricamente, el disco explora los caminos del desamor, la separación y la traición. Pero incluso en esos grandes tópicos, es la referencia a lo cotidiano, a lo íntimo, lo que guía los temas: “El día que puedas me mandas con alguien / las cosas que ahora pudiera olvidar, / los libros de versos que yo te leía, / los días felices que no volverán”. O “quiero dormir cansado / para no pensar en ti / quiero dormir profundamente / y no despertar llorando / con la pena de no verte”. Nadie le puso mejor voz a ese sufrimiento personal como Emmanuel en un disco irrepetible que corona la época dorada de los grandes baladistas de Latinoamérica.
«Os afro-sambas de Baden e Vinícius» Baden Powell & Vinicius de Moraes
1966
Forma
Os afro-sambas es considerada una de las obras maestras de la época dorada de la música brasileña. Es un trabajo ambicioso que unió a Vinicius de Moraes, uno de los letristas más influyentes de Brasil, con Baden Powell, guitarrista versátil y pionero de varios géneros. La escena musical del Brasil de los años sesenta comenzaba a desprenderse del conservadurismo de los años cincuenta y empezaba a explorar nuevos sonidos y fusiones. Si bien Vinicius y Baden simpatizaban con la exploración de lo nuevo, ellos miraron hacia los sonidos tradicionales de Brasil en busca de su inspiración. Su unión se formó por su amor común por la samba de roda y su intrigante deseo de mezclar la samba con influencias del candomblé de Bahía.
Este deseo de explorar esos sonidos tiene su origen en dos anécdotas distintas. La primera fue cuando a Vinicius le regalaron el LP Sambas de Roda e Candomblés da Bahia que le dejó boquiabierto y con el afán de fusionar sus letras con ese sonido. La segunda anécdota, fue cuando Powell trabajó con Moacir Santos en algunas composiciones y notó que había algunas canciones africanas que tenían similitudes con los cantos gregorianos. Powell tomaría parte del trabajo que hizo con Santos, que consistía en mezclar sonidos litúrgicos y africanos, y las llevaría a las grabaciones con Vinicius.
Grabaron el álbum en el estudio Rio Som acompañados por el grupo femenil Quarteto em Cy, quienes a lo largo del álbum desempeñan un papel fundamental al yuxtaponer la voz ronca de Vinicius con sus armonías elocuentes y aterciopeladas. El álbum comienza con «Canto de Ossanha», considerado un clásico de la música brasileña. Es la representación perfecta del sincretismo que se encuentra dentro del álbum. Tiene matices dualistas a lo largo de la canción. Una apertura siniestra contrastada con el brillante crescendo; una serie de preguntas y respuestas en voces masculinas y femeninas; y una mezcla de instrumentos clásicos de samba con nuevos instrumentos. La canción marca el tono para el resto del álbum que continúa con tonos oscuros y sus respuestas brillantes y letras vagas e intrigantes de Vinicius que utiliza referencias e historias del candomblé.
El álbum no fue recibido inicialmente con elogios. Ni siquiera Baden Powell estaba completamente convencido con las grabaciones, que terminaría grabando el álbum de nuevo con el Quarteto em Cy en 1990 y aprovechó el equipo moderno para pintar una imagen más completa de lo que inicialmente quería. Sin embargo, con el paso del tiempo la reputación de la grabación original ha crecido y ha influido en innumerables músicos que han quedado deslumbrados con la forma en que Powell y Moraes fusionaron sonidos y poesía.
«Ondatrópica» Ondatrópica
Champeta – Cumbia colombiana – Música tradicional colombiana
2012
Soundway
Ondatrópica es un proyecto musical atípico, formado en 2012 por Mario Galeano de Colombia (Frente Cumbiero) y Will Holland de Inglaterra (Quantic). Este tesoro musical tiene todo para ser un documento sonoro vivo invaluable, al fusionar cumbia, electrónica y dub.
La orquesta reúne tanto a la nueva generación como a viejas glorias, dando vida a ese oxímoron de clásico moderno que es Ondatrópica, incluyendo artistas como Fruko, Michi Sarmiento, Juancho Vargas, Quantic, Aníbal Velásquez, Markitos Micolta, Nidia Góngora, Wilson Viveros, Pedro Ojeda, Alfredito Linares, Esteban Copete, Pedro Ramayá, Marco Fajardo, Fernando ‘Ovejo’ Silva, y Eblis Álvarez. Además, cuenta con la participación de jóvenes beat-boxers, raperos como la MC chilena Ana Tijoux, con su estilo distintivo, y el entretenido beat-box del Rap-Maya interpretado por El Chongo de Cartagena, quienes están acompañados por talentosos percusionistas.
Para Ondatrópica, es crucial mantener contacto con el ángulo más raizal y tradicional, permitiendo una perspectiva de la música muy diferente a la mostrada por los medios comerciales. Este álbum mezcla cumbia y champeta con hip hop, funk y toques de reggae, ofreciendo elegantes reinterpretaciones de estilos clásicos colombianos. Con 35 músicos en escena, el disco destaca por su sincretismo cultural.
La bellisima adaptación de «I Ron Man», es particularmente conmovedora y rescata de manera juguetona a Black Sabbath como una fiesta de baile de cumbia borracha y gaita trópica, manteniendo una tensión instrumental escalofriante.
Las grabaciones en vivo, sin el uso de computadoras y con un sonido completamente analógico, son una verdadera proeza. Durante el proceso de grabación del disco se toman decisiones instantáneas para garantizar un equilibrio perfecto, capturando así la esencia misma de la música colombiana y transmitiendo la alegría y diversidad que caracterizan al país. Proyectos musicales como el de Ondatrópica son una celebración maravillosa de la evolución de la Madre Cumbia. Han vuelto del pasado para rejuvenecer la música, demostrando que los sonidos latinos tienen un mensaje universal: eliminar la monotonía y traer alegría a nuestro planeta.
«La grasa de las capitales» Serú Girán
1979
Sazam Records
La grasa de las capitales, el segundo álbum de estudio de Serú Girán, es una obra descomunal que destaca la genialidad musical y la calidad compositiva de sus miembros. Con una estética irreverente y nostálgica, marcada por largas melenas y un aire de patriotismo frustrado y melancólico, el álbum se enriquece con armonías corales y ritmos que combinan el rock progresivo, el folk rock y el rock sinfónico, con influencias rioplatenses.
Charly García, una vez más, despliega su virtuosismo con su voz y una variedad de instrumentos, incluyendo el piano electroacústico Yamaha CP-70, el sintetizador Mini Moog y el melotrón. David Lebón destaca con su voz en un ascenso que alcanza su punto álgido en la poderosa guitarra eléctrica y acústica. Oscar Moro aporta la fuerza rítmica con su batería y percusión, mientras que Pedro Aznar añade textura al sonido con su refinado bajo eléctrico y fretless, revelando su amplitud vocal en «Paranoia y soledad». Sintetizadores, guitarra acústica, campanas tubulares y Mini Moog se amalgaman creando La grasa de las capitales volviéndose aún más omnipresente, potente e imbancable, siendo tan contundente que se siente como una orquesta de mil músicos con solo cuatro personas.
A su vez, este disco refleja de manera palpable las calles vacías, la opresión y la depresión bajo la sombria dictadura de Videla, con temas que exploran el suicidio como «Viernes, 3AM», la persecución y la constante sensación de la presencia policial. La atmósfera de muerte y paranoia imperante durante aquel oscuro periodo, se traduce en una obra maestra de la música contemporánea, y en muchos aspectos atemporal. Serú Girán fusiona realidad y metáfora, ofreciendo una experiencia sublime que, dependiendo del momento, puede elevar el espíritu o sumergirlo aún más en la tristeza, con sus letras y acordes magistralmente tejidos.
En agosto de 1979, Serú Girán lanzó un álbum que representó un cambio radical, optando por composiciones más simples y directas tras su debut. La portada parodia una conocida revista local, reflejando una profunda crítica social. Aunque generó opiniones divididas en su momento, el disco perduró y llegó a ser considerado el número 17 entre los mejores del rock argentino por Rolling Stone Argentina. La grasa de las capitales critica de manera directa la superficialidad y vulgaridad de la sociedad, desafiando la hegemonía de la música comercial, como la música disco. Este enfoque conceptual lo convirtió en uno de los álbumes más emblemáticos del rock argentino.
«Mi mundo» Luis Enrique
1989
CBS
Nacido en Nicaragua en 1962, Luis Enrique Mejía López, mejor conocido como Luis Enrique, siempre estuvo rodeado de músicos, pues es sobrino de los famosos Luis Enrique Mejía Godoy y Carlos Enrique Mejía Godoy. A pesar de ello, comenzó a cantar hasta los 25 años de edad, algo que no fue limitante para que su carrera ascendiera de manera vertiginosa entre mediados de los ochenta e inicio de los noventa, durante el auge de la llamada salsa romántica. Luis Enrique sale de Nicaragua hacía Los Ángeles donde se alimenta del jazz y el R&B. Luego, su inconsciente recibe el llamado de la salsa y se traslada a Miami, finalmente a Puerto Rico donde graba su segundo álbum, Amor y alegría y su tercero y más convincente Mi mundo, bajo la producción de Ángel Carrasco.
En Mi mundo Luis Enrique se afianza como uno de los mejores intérpretes de la salsa romántica con ocho canciones muy bien orquestadas, donde además participa activamente como músico ejecutando la conga, el bongo y otras percusiones. A pesar que sus canciones son bailables y altamente románticas, las aprovecha de una manera muy guapa para dejar algún mensaje. Ejemplo de ello es “Una nueva canción”, en la cual reflexiona sobre la fama y el dinero. Otra, claro, es la canción que le da título al álbum y en la cual hace una introspección, resaltando las dificultades de enfrentar el mundo exterior en el que muchos viven de una manera superficial. La gran calidad del álbum llegó acompañada de un gran éxito en ventas y reconocimiento internacional para el nicaragüense, que se ganó con tesón el mote de “El Príncipe de la Salsa”.
Mi Mundo fue un éxito tras otro en años en los que no se contaba con plataformas musicales. Cada una de las ocho canciones eran conocidas, cantadas y bailadas por todos los amantes de la salsa y también por aquellos no tan salseros. Inclusive fueron Top 1 en radios de corte juvenil donde siempre mandaba el pop. Sin duda, es un enorme álbum para aquellos enamorados que tienen un mundo difícil de explorar, difícil de vivir.
«Secos & Molhados» Secos & Molhados
1973
Continental
Formados en 1971 por João Ricardo, portugués que había llegado a Brasil huyendo de la dictadura de Salazar, no fue hasta 1973 que pudieron grabar su debut homónimo, con Ney Matogrosso en la voz, Gerson Conrad en la guitarra, Marcelo Frias en la batería y percusiones, y el propio João en guitarra y como director musical. Lanzado en agosto por Continental (que teniéndoles poca fe produjo sólo mil 500 copias que se vendieron en diez días) Secos & Molhados llegó a vender un millón de unidades en un año, convirtiéndose en un fenómeno de ventas en Brasil, así como un éxito considerable en México, el cual incluyó una recordada presentación en Siempre en Domingo.
Y al escuchar el disco se entiende la razón: es pop y rock con fuertes raíces brasileñas, y una mezcla que se podría acercar a la tropicália, pero con sello único. Casi cada canción pudo ser un sencillo, son ejecutadas a la perfección y con un Matogrosso insuperable. El álbum abre con “Sangue latino”, uno de sus mayores éxitos, con letra del poeta Paulinho Mendonça. Comienza con una introducción del bajo, y pronto nos deleita con la emocionalidad de la voz de Ney, que nos acompañará durante todo el disco.
Este atraviesa momentos de alegre rock & roll, como “O vira” y “Mulher barriguda”, con letras de la compositora Heloísa Borges da Fonseca, Luli, (quien además compuso “Fala” que cierra el disco), y del poeta Solano Trindade, respectivamente. Y también momentos de alta sensibilidad como “O patrão nosso de cada dia” y, tal vez el punto más emotivo del disco, “Rosa de Hiroshima”, en la que musicalizan un poema de Vinicius de Moraes. Con solo guitarra, una flauta casi al final y Ney cantando: “Pensem nas crianças, mudas, telepáticas / Pensem nas meninas, cegas, inexatas / Pensem nas mulheres, rotas alteradas”. Afortunadamente, luego de eso nos mueven de esas horribles imágenes que fueron reales para tantas personas, y nos regalan “Prece cósmica” y “Rondó do capitão”, de los poetas Cassiano Ricardo (del que también es la letra de “As Andorinhas”) y Manuel Bandeira, respectivamente, que nos deleitan con la batería y guitarras de la primera, y la dulce melodía de la flauta de la segunda.
Tanto Secos & Molhados, como el segundo álbum también homónimo de 1974, dejaron una marca imborrable en la música brasileña, y convirtieron a Ney Matogrosso en una de las voces fundamentales de Latinoamérica, con una carrera exitosa que ha durado hasta la década del 2020.
«Comunicando» Billo’s Caracas Boys
Guaracha – Merengue – Música tradicional venezolana – Porro
1960
Discomoda
Billo’s Caracas Boys, fundada en 1940 por el dominicano-venezolano Luis María Frómeta, conocido como Billo Frómeta, es una orquesta legendaria que se ha convertido en un pilar de la música caribeña. La orquesta desarrolló un repertorio diverso que incluye porros, guarachas, boleros, merengue y variantes venezolanas, definiendo así la base de la orquesta tropical y ganando seguidores durante décadas. En las décadas de 1940 y 1950, Billo Frómeta popularizó el «Mosaico», una innovadora pieza musical creada en respuesta a las múltiples solicitudes de sus seguidores en los salones de baile, que combina diferentes temas y ritmos en una sola pieza, comenzando con un bolero y terminando con una guaracha o un ritmo muy bailable, diferenciándose del popurrí por su variación rítmica y melódica.
El álbum Comunicando es el segundo trabajo de Felipe Pirela con Billo’s Caracas Boys, luego del retorno de Frómeta desde Cuba. Este disco refleja una renovación en la fórmula tropical de la orquesta, destacando las habilidades de Pirela como bolerista y ofreciendo una experiencia auditiva rica y diversa. El disco abre con el tema homónimo, que introduce el tono que tendrá el disco. «La Vaca Vieja» aporta un contraste festivo y una historia humorística que invita a bailar. «Por la vuelta» retoma al bolero clásico, expresando reconciliación y un nuevo comienzo en el amor a través de la emotiva interpretación de Pirela.
Luego de «Toy contento», una composición de Billo Frómeta, sigue «Mosaico Nº 3» que recopila composiciones de Agustín Lara como «Enamorado», «Tú volverás» y «Cuando vuelvas», demostrando la capacidad de la orquesta para fusionar diferentes estilos en una experiencia auditiva cohesiva. «Para qué recordar» es un bolero que destaca por su lirismo y resonancia emocional. La guaracha «Carmiña» aporta dinamismo con ritmos rápidos y la energética voz de Cheo García, mientras que «La fiesta del café» evoca celebración y danza. «Compadrito» introduce una cumbia de la vieja escuela. «En Tres y Dos», Cheo se contagia con el tempo de la orquesta, y el merengue «Mi Caballo» cierra el álbum celebrando las raíces dominicanas.
Comunicando fue uno de los discos más vendidos de la historia de Billo’s Caracas Boys y los catapultó como la orquesta popular que amenizaría las fiestas urbanas de Venezuela extendiéndose a varios rincones de Latinoamérica bajo sus propias grabaciones o emulaciones locales.
«Treinta minutos de vida» Moris
Folk – Música de cantautor – Rock
1970
Mandioca
Mauricio Mario Martín Birabent, Moris, fue uno de los pioneros del rock argentino como vocalista de Los Beatniks (que contaba en batería con Javier Martínez, posteriormente en Manal), grupo que editó solo un sencillo en 1966 (“Rebelde / No finjas más”, compuestas por Moris y el guitarrista Pajarito Zaguri), de poco éxito comercial. En 1969, tres años después de esa primera experiencia, Moris se metió al estudio a grabar canciones que venía componiendo desde 1967, con la producción de Jorge Álvarez y en compañía del mismo Javier Martínez en batería, de Claudio Gabis en guitarra (ambos ya en Manal) y de Pappo en el bajo en tres temas, entre ellos “El oso”, hermosa canción que abre el álbum y que es probablemente la más popular de Moris, con su mensaje de libertad en forma de fábula para niños.
El álbum continúa con “Ayer nomás”, que ya tenía popularidad al ser el lado B del exitoso primer sencillo de Los Gatos, “La balsa”, y formar parte del primer álbum del grupo, ambos de 1967. Los siguientes dos temas solo confirman lo más importante de Treinta minutos de vida, además de su carácter fundacional, que son las letras de Moris: “Pato trabaja en una carnicería” es una crítica ácida a un ser que traiciona sus ideales, o dice tener unos pero vive de acuerdo con otros, y en poco más de 4 minutos, Moris es implacable con sus palabras. Y para finalizar un lado A perfecto está “De nada sirve”, improvisación de casi 8 minutos registrada durante las grabaciones del primer disco de Los Gatos, y rescatada para este álbum, en el que Moris, con un bajo incesante acompañándolo, se pone existencial relatando y recitando, entre el desgano y el enojo, una “confesión-destrucción” según sus propias palabras.
En el lado B, Moris nos presenta cuatro canciones más. La crítica y existencial “Esto va para atrás” y la nostálgica “En una tarde de sol”, ambas con Pappo en el bajo; el instrumental y psicodélico “El piano de Olivos”, con el propio Moris al piano; y para cerrar el disco, otro tema inmortal, “Escúchame entre el ruido”, con Moris cuestionándose las convenciones de su tiempo, su papel como hombre, el papel de la mujer, y en definitiva el respeto entre las personas y sus opciones, con una letra que podría haber sido escrita hoy y se escucharía actual.
Moris escribió en las notas del álbum: “lo que pase con esta media hora de vida, es una historia que aún no se ha empezado a escribir”. Y a más de 50 años de su edición podemos afirmar que Treinta años de vida fue una media hora que ayudó a escribir la historia del rock argentino y latinoamericano.
«Mongo Santamaría Introduces La Lupe» Mongo Santamaría & La Lupe
1963
Riverside
La memorable unión entre Mongo Santamaría, reconocido como uno de los congueros más influyentes del jazz latino, cuyo alcance musical abarcó una amplia gama de géneros como la pachanga, el bugalú, el soul, el jazz salsa y la música religiosa, y La Lupe, apodada «La Reina del Latin Soul» debido a su voz poderosa y su extraordinaria capacidad interpretativa, marcó un hito en la historia musical de Latinoamérica.
El estilo vocal único de «La Yiyiyi», desafió las convenciones musicales de su tiempo, despertando la admiración de muchos y el desagrado de otros, especialmente del régimen fidelista, que la llevó al exilio. Tras su paso por México, donde encontró temporal refugio, La Lupe estableció su residencia en Nueva York, un epicentro de la música latina en ese entonces. Fue en esta ciudad donde tras verla cantar en La Barraca, un bar del Midtown, su talento fue descubierto por el renombrado percusionista Mongo Santamaría.
Juntos, crearon el álbum Mongo Santamaría Introduces La Lupe, grabado en Plaza Sound Studios en la ciudad de Nueva York y lanzado por Riverside, consolidando así una colaboración atemporal entre ambos artistas. Posteriormente, La Lupe se unió a la orquesta de Tito Puente, otro ícono de la música latina de ese periodo, llamando la atención de diversas figuras del mundo musical, incluyendo a los directivos de Fania All Stars. El álbum no solo destacó por la brillantez musical de ambos artistas, sino también por la participación de músicos talentosos como Pavo Frank, quienes contribuyeron a enriquecer aún más el sonido.
“Este Mambo (This Is My Mambo)” se erige como una de las joyas del disco, especialmente por el asombroso solo de percusión a cargo de Santamaría, considerado por muchos aficionados como el mejor de los años sesenta. Además, canciones emblemáticas como “Canta bajo” dejaron una huella en los barrios obreros de varios países latinoamericanos. En las vibrantes discotecas de los años sesenta, estas melodías desencadenaban un zapateo frenético entre los bailarines, quienes llenaban las pistas de baile al ritmo de estos temas memorables. El entusiasmo por estas canciones era tal que los bailarines solían pedir al DJ la «aguja de oro» para que las reprodujera, convirtiendo las noches en auténticas celebraciones llenas de ritmo y alegría donde los amantes del baile se entregaban por completo a la música y la diversión.
«Aquel que había muerto» Vico C
1998
EMI
Luis Armando Lozada Cruz, Vico C, nació en Nueva York, pero fue criado desde pequeño en Puerto Rico, a donde su familia se movió cuando él tenía cinco años. Es considerado uno de los pioneros del hip hop en español y del reggaetón. “Rap del vikingo”, su primera canción, la grabó a los 12 años, y seis años después, en 1989, ya cosechaba su primer éxito con “No a las drogas”, rapeando sobre una base simple, en el que desde el título muestra una de las características de su carrera, las letras con un mensaje social.
Aquel que había muerto es su sexto álbum de estudio y el cuarto en solitario, luego de sus dos primeros, Dos tiempos bajo un mismo tono y Misión: La Cima, ambos de 1990, con Jossie Esteban y DJ Negro, respectivamente. Muestra a un Vico C aún más reflexivo luego de salir de su adicción a la heroína, mezclando hip hop con reggaetón a lo largo de los temas, donde va descargando clásico tras clásico del rap latinoamericano.
El álbum abre con el tema homónimo, con una introducción de violines. Aquí Vico C rapea en tono autobiográfico. El disco continúa con “Calla”, en el que ya notamos el reggaetón, con una base pegadiza. En estos dos temas y en “Careta” se hace acompañar del rapero puertorriqueño Funky, quien además coprodujo el álbum. El reggaetón también se hace presente en la nueva versión de “Explosión”, originalmente lanzada en 1993 en su álbum Xplosión, uno de los temas más reconocidos de su carrera, en el cual trata temas como la drogadicción, las guerras, el negocio de las armas, su particular mirada cristiana del aborto, y el racismo y clasismo de la sociedad puertorriqueña.
Otros clásicos que contiene el álbum son “La recta final”, originalmente editada en 1989 en su EP del mismo nombre junto a DJ Negro; “Tony Presidio”, otra relectura a un tema editado en Misión: La Cima; “Donde comienzan las guerras”, con su delicada guitarra; y claro, “Quieren”, una declaración de principios respecto a su rol como rapero frente a lo que él veía que estaba pasando en la industria y el género. Una letra lo pone a la altura de su apodo, “El Filósofo”.
El álbum fue una consolidación de Vico C como el gran nombre del rap en español en los noventa, refrendado con el premio de mejor álbum de rap del año 1999 en los premios Billboard Latin Music.
«Muévelo con El General» El General
1991
RCA
“Alza la mano si tú estás gozando” y álzala más arriba si te gusta el reggaetón, por que uno de los culpables que ahora exista uno de los géneros más escuchados a nivel mundial es El General y su segunda producción discográfica llamada Muévelo con El General, de 1991. Edgar Armando Franco nació en la ciudad de Panamá en 1969. Desde pequeño grababa canciones de rap con influencia de música caribeña y las distribuía en las rutas de autobuses. Luego se fue becado a Nueva York, donde se recibió como contador. Sin embargo, lo suyo era la música, el rap.
Corrían los inicios de los años noventa, y con la influencia de los ritmos caribeños, especialmente los de artistas de Jamaica como Shabba Ranks, Little Lenny y Burru Banton, El General comenzó a combinar el rap latino con el reggae jamaiquino y un poco de raggamuffin. Bajo la producción del también panameño Michael Ellis edita su segundo álbum que explota en toda Latinoamérica y el mercado latino en Estados Unidos con un pegadizo tema llamado “Muévelo, muévelo”, a los que siguieron otros temas muy populares que sonaban en todas las fiestas latinas: “Buduff kun-kun”, “Te ves buena”, un remix de la versión lanzada originalmente un año antes, y “El gran pana”.
En resumen, el disco de El General no solo presenta 10 canciones, sino que también resalta la capacidad de las juventudes marginadas de Latinoamérica para expresarse con alegría a pesar de las adversidades, donde un joven afro-panameño transformaba el dancehall en un pilar en la historia del reggae en español.
«God’s Project» Aventura
2005
Premium Latin Music
La historia de la bachata merece un acápite específico sobre cómo fue despreciada por la sociedad dominicana de clase media-alta. Tras décadas de espalda por parte de la industria local y sin el reconocimiento a figuras como Rafael Encarnación o Luis Segura, recién en los noventa con el espaldarazo de Juan Luis Guerra y el cambio en la instrumentación (con la guitarra acústica de cuerdas de nailon y las maracas de la bachata tradicional a la guitarra eléctrica de cuerdas de acero y la güira de la bachata moderna) tiene el reconocimiento que merece. Pero también con el empoderamiento de la comunidad dominicana en los Estados Unidos.
En ese contexto surge Aventura, con los primos Santos, quienes desde el Bronx se acercan al género, le aportan un toque urbano y se convierten en un fenómeno sin precedentes. Aunque inicialmente querían seguir el formato de una boy band, la banda fue más allá al ser innovadora en el aspecto musical. Anthony (a quien se le conocerá artísticamente como Romeo Santos) renovó la bachata con letras frescas. Lenny revolucionó la guitarra con su uso de guitarras eléctricas, añadiendo efectos como wah, phaser, distorsión, trémolo y armonizador al tono tradicional de la guitarra del género. Max innovó en el bajo, utilizando técnicas como grooves de funk e incorporando muchos riffs de bajo de rock en la bachata.
God’s Project es su quinto álbum de estudio, con el cual confirman su popularidad y que pueden ser del gusto juvenil de su generación junto con las estrellas de reggaetón. Destacan «Angelito», «La boda», pero sobre todo «Un beso» (que incluye un homenaje al artista de flamenco Manzanita) y «Ella y yo», una colaboración con Don Omar, donde demuestran su capacidad para incursionar en otros géneros. El tema terminó convirtiéndose en una de las canciones más melodramáticas de los dosmiles al contar la historia de un amigo que descubre la infidelidad de su mujer, todo contado en primera persona por los protagonistas.
«Sombras» Javier Solís
1965
CBS
Cuando tenía 18 años Gabriel Siria Levario fue descubierto por Julito Rodríguez, entonces cantante de Los Panchos, cantando en un bar local de la Ciudad de México. Rodríguez quedó tan impresionado con este joven cantante que convenció al director musical de Columbia, Felipe Valdés Leal, para que le hiciera una audición. Con la primera canción, Valdés Leal supo que se había encontrado con un prodigio. Detuvo esa audición y le dijo a Gabriel que grabarían la canción en ese mismo momento. Y así conseguimos la primera grabación de la voz que resonaría en casi todo el continente durante más de una década: Javier Solís.
Durante su apogeo, Solís grabó boleros con big bands, pasodobles y canciones españolas de Agustín Lara, pero fue el cantante ranchero por excelencia que reemplazó a Pedro Infante como abanderado del bolero ranchero. En 1965 era el nombre más importante de la música mexicana y cada canción que sacaba encabezaba las listas de popularidad. Lanzó su disco más aclamado, Sombras, en el que acerca varias canciones de distintos orígenes a su mundo ranchero. Al arreglista Gustavo A. Santiago se le dio la tarea de tomar el famoso tango “Sombras” y convertirlo en un bolero. Santiago diría más tarde que «le di una buena destrozada al tango y la hicimos bolero». Aunque Santiago afirma haber destruido el tango, no pudo destruir esa gloriosa melodía sobre la que Solís canta para darnos uno de los memorables boleros rancheros de la época.
El aclamado compositor y arreglista Fernando Z. Maldonado recibió la tarea de arreglar dos canciones melódicas italianas, “Cada vez” y “He sabido que te amaba”, donde la famosa media voz de Solís es desplegada a todo su esplendor. Pero fue en canciones como «Si Dios me quita la vida», «En mi viejo San Juan» y «Renunciación» donde Solis le canta a la pérdida (la pérdida de un amor, la tierra natal, o la vida misma) donde el bolero y la ranchera entrelazan sus lazos comunes. Él canta con una melancolía y un lamento estremecedor que provocan escalofríos. Las canta como si tuviera un presentimiento que no le quedaba mucho tiempo con nosotros. Inquietantemente eso es exactamente lo que ocurrió. Un año después el mundo ranchero sufriría la pérdida de Solís con una prematura muerte por complicaciones de una cirugía. Con su fallecimiento, la ranchera perdió la mejor voz que el género tenía y marcaría el fin de la época dorada de las rancheras.
«Marchita» Silvana Estrada
2022
Glassnote Music LLC
Silvana se crió en un hogar musical. Sus padres, luthiers, llenaron sus días con discos de Mercedes Sosa, Soledad Bravo y Violeta Parra. Empezó a escribir poemas siendo niña, pero fue con su entrada a estudiar jazz en la Universidad Veracruzana a los 16 años que comenzó a componer canciones junto a su cuatro venezolano. Cuatro años después entró a grabar su primer álbum, Lo sagrado (2017), junto al guitarrista de jazz Charlie Hunter, en el cual el jazz fusión se mezcla con el folclor. Al año siguiente, la publicación de su EP Primeras canciones empezó a dar luces de hacia dónde se dirigía Silvana, desprendiéndose del jazz y centrándose en el folk, aunque sin llegar al minimalismo sonoro de Marchita.
Lanzado el 21 de enero de 2022, Marchita fue rápidamente bien recibido tanto por la crítica como por el público, y demostró su rápida maduración compositiva y como cantora. Las canciones fueron escritas por Silvana encerrada en su pieza, y el álbum transmite esa atmósfera con delicada instrumentalización y minimalistas arreglos, destacando su voz en todo momento.
“Más o menos antes” abre el disco, acompañada sólo con su cuatro. Silvana canta sobre el doloroso cambio que está viviendo, y ese dolor está en la poesía y en su voz. En “La corriente” sube un poco el ritmo y al cuatro agrega un suave y casi imperceptible piano, pero su voz es igualmente desgarradora. El disco continúa así, con un viaje de recuerdos, dolores y también esperanzas, como en “Te guardo”, transmitidos por una Silvana que va dejando el alma y el corazón en cada pieza.
En “Sabré olvidar” Silvana cambia un poco el tono, y con su cuatro, acompañada por violín, cello, contrabajo y una suave percusión, canta sobre la superación del dolor, casi en una catarsis. Pero en el tema homónimo que le sigue vuelve el dolor profundo, que no abandona en “Tristeza”, “Carta”, “Casa” y “Ser de ti”, pasando por una variedad de ritmos. Es un viaje por canciones que nos hacen sentir todas las emociones dolorosas de una separación, haciendo de este disco tan personal una obra universal y un clásico instantáneo. El disco cierra con “La enfermedad del siglo”, misma pieza que abre el disco pero instrumental, con el fiscorno tocando el último lamento, casi como si Silvana quisiera transmitir un escuchen, así empecé, pero ya me desahogué y estoy salvada del silencio.
«Bueninvento» Julieta Venegas
Música de cantautor – Rock – Rock alternativo
2000
BMG México
Nacida Long Beach, California, Julieta Venegas desarrolló sus estudios y gustos por la música entre Tijuana y San Diego, tuvo un paso fugaz, pero importante, en la banda Tijuana No, se muda a Monterrey y luego a la Ciudad de México hasta que en 1996 es descubierta por BMG para grabar su álbum debut Aquí, con el cual llama la atención de sobremanera en la escena del rock mexicano.
Para el 2000 publica su segundo larga duración Bueninvento donde repite como productor a Gustavo Santaolalla, pero suma a su equipo de productores a Emmanuel Del Real y Quique Rangel de Café Tacvba, Gustavo Kérpel y al estadounidense Joe Chiccarelli. Con ellos consigue crear su obra maestra, una que sobrepasó a lo que se encontraba dentro del rock latinoamericano. En este trabajo mantiene los elementos esenciales de su debut, menos denso y oscuro, y explora sonidos alternativos como bossa nova, folk, trip hop y toques de pop sofisticado. Julieta se muestra desbordada creativamente, madura y arriesgada por no sonar a lo que se escuchaba en las radios de finales de los años noventa.
Sus 14 canciones logran condensar la eterna búsqueda de la felicidad, y para intentar encontrarla pasa por el rompimiento, el despecho, la obsesión e incluso, por un idílico romance. Son canciones en algunos casos optimistas y en otros pesimistas. Es un disco perfecto para corazones rotos. Grandes temas dejan huella en esta placa: los populares “Sería feliz” y “Hoy no quiero”, pero también encontramos una excepcional versión de “Siempre en mi mente” de Juan Gabriel.
Bueninvento es considerado, al día de hoy, uno de los mejores álbumes de rock en español de todos los tiempos, aclamado por la crítica especializada, pero poco explorado por los fans. Es un disco que merece ser reivindicado por toda Latinoamérica.
«Pablo Milanés» Pablo Milanés
Música de cantautor – Nueva trova
1976
Areito
Pablo Milanés, un artista consolidado como uno de los fundadores de la Nueva Trova cubana junto a Silvio Rodríguez y Noel Nicola, publica en 1976 su tercer LP, un hermoso álbum homónimo editado en Cuba por EGREM-Areito, reeditado ese mismo año en España por Movieplay bajo el nombre de La vida no vale nada y en México por Polydor en el año de 1978 como Canción por la unidad latinoamericana. Es uno de los grandes clásicos de la música de compositor en Latinoamérica, con una tremenda repercusión social en muchos países de la región, en buena parte por estar compuesto por varios temas que mostraban el compromiso del cantautor con varias causas políticas de la acalorada década de los setenta.
Este disco trasciende en el tiempo porque sus letras vienen de la intimidad de un individuo con pensamiento propio, que a pesar de mostrarse apacible y siempre sonriente, era un hombre de lucha y convicciones no perecederas. Uno de los grandes ejemplos en esta producción es el tema “Yo pisaré las calles nuevamente”, un canto esperanzador tras el golpe de estado de Augusto Pinochet en Chile. Otra joya que encontramos entre estos 10 cortes es “La vida no vale nada”, una tajante reflexión sobre la vida bajo un contexto de desigualdad e injusticia social. Y qué decir del verso con el que se cierra el álbum: “Bolívar lanzó una estrella, que junto a Martí brilló, Fidel la dignificó, para andar por estas tierras”.
En Pablo Milanés también hay espacio para las grandes canciones sobre la vida y el amor, como la dolorosa “Para vivir”, que nos habla de una relación desgastada, que inevitablemente debe acabar. O la bella declaración de amor que resulta “Llegaste a mi cuerpo abierto”.
El escritor cubano Guillermo Rodríguez Rivera escribe un texto como parte del arte del álbum, detalle que le da un fabuloso plus a la obra de nuestro querido Pablo y que cierra así: “Canciones de amor son todas éstas pues, las de amor y las otras; canciones políticas son también todas éstas, las políticas y las demás. Del mismo modo que son canciones de mucha gente. Canciones que todos quisimos escribir y que escribió por nosotros quien pudo: el músico, el poeta, el trovador. Canciones de Cuba son éstas, compuestas y cantadas por Pablo Milanés”.
«The New Sound of The Venezuelan Gozadera» Los Amigos Invisibles
1998
Luaka Bop
Formados en 1991, el grupo había editado solo un álbum anterior, A Typical & Autoctonal Venezuelan Dance Band (1995), con poco impacto en su país y en el exterior, pero sí con un efecto inesperado en lo que vendría para la banda, no solo en su siguiente disco, sino en toda su carrera, ya que les permitió grabar y editar The New Sound of the Venezuelan Gozadera, que marcó el despegue de Los Amigos Invisibles fuera de sus fronteras.
La historia resumida es así: de ese primer álbum habían unas cuantas copias en una disquería de Nueva York, dejadas por el mismo grupo durante una gira. Una de esas copias fue comprada por David Byrne, quien escuchó el disco y en sus palabras “no dejó de ponerlo en su oficina, pidiéndoles a todos que lo escucharan”. Así Byrne hizo que su sello, Luaka Bop, se contactara con ellos y les ofreciera grabar.
Grabado y mezclado entre Caracas y Nueva York y producido por Andrés Levín, que además toca el saxo en “No me pagan” y el tres en el tema homónimo (había producido Feelings de Byrne un año antes), este disco significó el refinamiento del funk y el acid jazz de Los Amigos Invisibles, mezclado con disco y ritmos latinos, creando una fusión irresistible para el panorama latinoamericano.
El álbum abre, luego de una introducción (“Güelcome”), con “Ultra-funk”, donde su irresistible guitarra funk anuncia los 74 minutos de fiesta que nos van a entregar. Fiesta que continúa con “Mi linda” y “Sexy”, su primer sencillo que rotó por MTV Latino incansablemente durante ese 1998, dándole una exposición continental que no habían tenido antes y que a posteriori los hizo girar por distintos países de Latinoamérica. Ya en el cuarto tema Los Amigos Invisibles demuestran que sí, lo suyo es el funk, pero no tenían miedo a experimentar con distintos ritmos latinos, como la bossa nova en “Las Lycras de Ávila”; y en temas como “Otra vez” y “Balada de Chusy”. También bajan el acelerador para adentrarse en el soul y jazz. Finalmente, los otros sencillos, “Ponerte en cuatro” y “El disco anal”, no hicieron más que reafirmar la popularidad del álbum.
Con este álbum y el posterior, Arepa 3000: A Venezuelan Journey Into Space (2000), Los Amigos Invisibles se convirtieron en uno de los artistas de referencia al hablar de funk latinoamericano.
«Vagabundo» Robi Draco Rosa
1996
Sony Latin
Robert Edward Rosa Suárez conoció desde temprana los sinsabores de la industria musical. Tras su paso por Menudo se dio cuenta que quería ser más que un ídolo juvenil, pero el paso de los años le enseñó a equilibrar el ser parte no protagónica de proyectos muy exitosos con una carrera llevada bajo sus propios términos. Luego de un paso grabando en inglés por los Estados Unidos con la banda Maggie’s Dream se dio cuenta que debía volver a sus raíces y grabar en español. Luego de una recepción moderada con el disco Frío en 1994, empieza a trabajar detrás de su viejo amigo Ricky Martin utilizando un seudónimo: Ian Blake.
Y es que Robi siente la comodidad de un álter ego que le otorga la libertad creativa para escribir grandes canciones. Anteponiendo «Draco» graba Vagabundo, el disco más visceral de su carrera. Inspirado en el grunge, el hard rock pero también el rock gótico y los poetas malditos, escribe 14 canciones poderosas. El español José Manuel Navarro acompañó en la co-autoría de las canciones y fue producido por Phil Manzanera.
Destaca por su profundidad lírica y su atmósfera oscura y melancólica. Este álbum es un viaje introspectivo que explora temas de amor, desilusión y búsqueda espiritual, y es considerado uno de los trabajos más emblemáticos del artista. Destacan «Madre Tierra» y la canción homónima del álbum que captura el espíritu errante y solitario del artista. También están «Penélope», «Blanca Mujer» y «Amantes hasta el fin», que sobresale el lado más melancólico del artista.
Cada canción es una pieza cuidadosamente elaborada, creando una experiencia con la voz de Robi Draco Rosa, cargada de emotividad y por momentos sonando desgarrador. Como curiosidad, muchas de las canciones de este disco fueron regrabadas en colaboraciones con Shakira, Maná, Andrés Calamaro, Residente, Ednita Nazario y Tego Calderón en el disco Vida del 2013.