Soledad Bravo nació en España, pero se mudó a Venezuela junto a su familia a muy corta edad. Desde su primer trabajo discográfico, Soledad Bravo canta (1968), su gran voz llamó la atención del público venezolano, siendo un gran éxito de ventas. Ese primer trabajo estaba concentrado en canciones populares españolas, pero pasadas por el filtro de la nueva canción latinoamericana. Soledad continuó adentrándose en el vasto cancionero latinoamericano en sus siguientes trabajos, realizando versiones de Violeta Parra, Alfredo Zitarrosa y Atahualpa Yupanqui, y posteriormente en la nueva trova cubana, en particular en su álbum Canciones de la nueva trova cubana (1973), donde versiona a Pablo Milanés y Silvio Rodríguez, incluso antes que este último editara su primer álbum en solitario.
En Cantos de Venezuela, arreglado y dirigido musicalmente por el gran pianista y compositor venezolano Chucho Sanoja, Soledad se adentra en el folclor de su país. Como en la malagueña venezolana “Malagueña”, en la cual sola con su guitarra nos demuestra todo el poderío de su voz; la tradicional y alegre “Fulia”; la conmovedora tonada “Tonadas de ordeño”, de Antonio Estévez; y el joropo “Pajarillo verde”, un clásico de la canción venezolana. En el álbum también destacan las versiones de la canción de cuna “Mi tripón” y de la sentimental “Caramba”, dos reconocidas composiciones originales de Otilio Galíndez, reconocido compositor y poeta venezolano.
El álbum finaliza con “Cantos del trabajo”, en la que Soledad, despojada de todos los instrumentos, retoma la temática de la nueva canción latinoamericana, para estremecernos con su voz con una tonada que es un lamento y que deja en claro, como en cada canción del álbum, que es una de las cantantes imprescindibles de Latinoamérica.