Cuenta la historia que cuando el club Defensor Sporting logró su primer título de la liga uruguaya en 1974, Jaime Roos, reconocido hincha violeta, tuvo que esperar varios días para enterarse de la noticia, cuando su padre le escribió desde Montevideo hasta París, donde estaba residiendo. Fue tal su felicidad que compuso “Cometa de la farola”, la primera canción de murga-pop de la historia. Y es que la carrera de Roos, muchas veces a la distancia y mirando desde la óptica del rock y del jazz, es inseparable de las raíces uruguayas, particularmente del candombe y de la murga.
Luego de aquél “Cometa…”, incluído en su primer disco solista, Candombe del 31, Roos siguió un carrera ascendente, grabando desde Francia o Países Bajos, pero con la mirada bien puesta en el paisito. Su primer trabajo de madurez podría ser Siempre son las 4, con temas como el inicial “Hermano te estoy hablando”, donde los tambores del candombe se entrelazan a la perfección con el jazz rock, o “Quince abriles”, donde la música de los Beatles es el pretexto para la remembranza estudiantil. Pero uno de los puntos más altos del disco es “Adios juventud”, interpretada junto a la murga Falta y Resto, una pieza de enorme nostalgia carnavalera. Aunque la murga uruguaya prefiere los tablados por sobre los discos, es una de las tradiciones musicales más ricas de Latinoamérica, con su mezcla de comedia, crítica social y puesta en escena, que ha alcanzado un enorme impacto en el imaginario uruguayo