Con solo dos álbumes editados en vida (este recital y Amigotez, junto a Nico Davis) Gustavo Pena fue, sin embargo, una máquina de escribir y grabar. Una máquina muy humana. Una máquina humana que no paró de componer desde que, siendo un niño, le cantó improvisadamente a su madre ya muerta, hasta que él mismo se vio enfrentado a la muerte y siguió escribiendo en el hospital hasta morir. Esta humanidad, la sensibilidad de su voz y también su humor, se muestran en todo esplendor durante las 22 canciones de este recital. Entre ellas se encuentra “Mandolín”, su tema más reconocido.