El sello Fania, fundado por Jerry Masucci y Johnny Pacheco en 1964, capturó la evolución de un fenómeno musical nacido en Nueva York. Con fusiones e influencias del jazz, rock, soul, música clásica occidental y ritmos afrolatinos, se reflejó el sincretismo triétnico de nativos, europeos y africanos que define, a grandes rasgos, la cultura del continente americano. En los años sesenta se experimentó una transformación hacia una modernidad vibrante, adaptándose a la vida urbana en la capital más cosmopolita del mundo y desprendiéndose de su procedencia rural. Las Estrellas de Fania personificaron este momento de cambio cultural y musical con la llegada de la salsa que, con raíces en lo latino, sentó un precedente global.
Con el objetivo de llevar este género musical a una verdadera mundialización, el sello elaboró una estrategia innovadora. Este enfoque integral estableció a la salsa como un término que engloba desde el son cubano hasta la timba contemporánea, incluyendo sonidos como guaracha, guaguancó, mambo, chachachá, pachanga, boogaloo y balada salsa, todos arraigados en la esencia rítmica del son cubano.
En este contexto, la Fania All Stars destacó con el lanzamiento del disco Live at The Cheetah Vol. 1 y Vol. 2. Lo que inicialmente fue concebido como un plan para el Fillmore East se transformó en un camino inesperado en la historia musical. La banda buscaba atraer tanto a aficionados del rock como a la comunidad afroamericana, pero enfrentó considerables obstáculos. Varios promotores locales rechazaron la idea, argumentando que el público no respondería. Sin embargo, todo cambió con una llamada telefónica decisiva. Ralph Mercado, vislumbrando potencial donde otros veían incertidumbre, propuso una audaz estrategia: el concierto se ofrecería gratuitamente a cambio de la grabación de un disco y la filmación de una película, mientras él se encargaría de la promoción y las ganancias de las entradas. Ante la falta de alternativas viables, la propuesta fue aceptada.
La noche del 26 de agosto de 1971, el famoso club neoyorquino Cheetah Club fue testigo de un evento sin precedentes. Aunque el local tenía capacidad para 2 mil personas, más de 4 mil abarrotaron el lugar, desafiando todas las expectativas previas. Los dos volúmenes de Live At The Cheetah capturaron la energía vibrante de esa histórica velada y se convirtieron en uno de los discos latinos grabados en concierto por un solo grupo más vendidos de la historia. Los volúmenes 1 y 2 contaron con la participación de los maestros Johnny Pacheco, Adalberto Santiago, Ray Barretto, José «Cheo» Feliciano, C. Curet Alonso, Héctor Lavoe, Ismael Miranda, Pete «El Conde» Rodríguez y Santos Colón, Bobby Cruz, Ricardo Ray, Larry Harlow, Renaldo Jorge, Catalino, Javier Vázquez, Barry Rogers, Larry Spencer, Bobby Valentín, Roberto Roena, Ray Barretto, Orestes Vilató, Willie Colón, Héctor Zarzuela, Roberto Rodríguez y Marty Sheller.
En el vibrante mundo de la salsa, estas actuaciones inolvidables desataron auténticos delirios salseros y estados de ánimo exultantes. Cada tema del disco se convirtió en una interpretación célebre. Por ejemplo, «Quítate Tú», una sesión improvisada de 16 minutos donde cada miembro de la banda aportó su genio, y «Anacaona», brilló con la voz principal de Cheo Feliciano en el Volumen 1. En el Volumen 2, destacaron «Ponte Duro» y «Estrellas de Fania», con la magistral interpretación de Johnny Pacheco. Aunque hoy se revive el espectáculo, no está exento de críticas, especialmente por la falta de participación femenina y los niveles de representación de mujeres en la industria de la salsa para esa época. Sin embargo, se reconoce como un documento musical auténtico que marcó el inicio de un fenómeno cultural.