El primer álbum de Calle 13 marca un hito en los años 2000. Descubiertos por Elías de León después de que René Pérez (que tomaría el nombre de Residente) le llevó un demo, su propuesta fusionaba géneros y manejaba un discurso irreverente, que podía ridiculizar a Puff Daddy (o P. Diddy) así como a las fanáticas del pop-rock latino, abordando desde la provocación hasta la sátira social. Hubo un gran debate sobre si el disco pertenecía al mundo del reggaetón. Las pistas presentaban diferentes patrones, sin usar el ritmo dembow. El álbum contenía influencias que iban desde la formación académica hasta ritmos callejeros, además de elementos de cumbia, funk y electrónica. La producción musical de Visitante, músico proveniente de la banda alterlatina Bayanga, favorecía el uso de instrumentación real en lugar de la programada por Fruity Loops u otros softwares utilizados por los productores de reggaetón de aquellos años.
La evolución de Residente, desde lo «grosero» e irreverente hasta un poeta urbano más profundo, ha sido tanto aclamada como cuestionada en los años posteriores desde que empezó a tomar posturas. Sin embargo, su capacidad para crear éxitos duraderos como «Atrévete-te-te» y «La Jirafa» demuestra su impacto perdurable en la cultura pop. Calle 13 sigue desafiando las convenciones y abrazando la diversidad, dejando un legado como una voz disidente ante un panorama musical contemporáneo que iba hacia un mainstream más homogéneo y menos orgánico.