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«Tarimba negra» Chabuca Granda

Perú

Música criolla peruana

1978

Movieplay

Violeta Parra, Mercedes Sosa, Chavela Vargas y Chabuca Granda. El Olimpo de las cuatro voces femeninas que cambiaron la canción tradicional, de raíz y de autora latinoamericana a mediados del siglo XX, se completa con la sobrecogedora voz de María Isabel Granda y Larco, conocida simplemente como Chabuca.

Para fines de los setenta, pese a su origen mesocrático, blanco y urbano, Chabuca era referente inequívoco de la música afroperuana, patrocinando a agrupaciones como Perú Negro y compartiendo con autoridades y jóvenes promesas de la escena. Es allí cuando graba el disco que sirvió para imprimir en la historia de la música popular latinoamericana lo mejor de su repertorio de zambas, landós y zamacuecas.

Acompañada en el estudio por tres dotados músicos (Félix Casaverde, Caitro Soto y Ricardo Miralles), Chabuca presenta once canciones de entre las cuales sólo tres no fueron compuestas por ella. De su autoría destacan dos de sus más reconocidos éxitos, “El surco” y “Cardo o ceniza”, además de las bellas “Canterurias”, “Coplas a Fray Martín”, “El arrullo” y “Una larga noche”.

Tarimba Negra, inspirado en la carimba (un fierro con el azotaban a los esclavos en el antiguo Perú), pretende, desde la música, transformar esa palabra en un dulce vocablo que inspire danza y comunión.  Belleza e inspiración que quedan manifiestas en las humildes palabras que Chabuca escribió en la contraportada del álbum: “No alcancé ni alcanzaré jamás, a hacer folklore; apenas hice canción popular, y de ella, solamente juglaría. La buena suerte me hizo popular pero no por eso importante; los importantes son mis personajes, vivos o alguna vez vivos, los que llegaron al corazón de los pueblos gracias a mis extraordinarios y generosos intérpretes. De “La flor de la canela” a hoy, mucho ha cambiado y el alma se me enriquece con todo aquello que me llama la atención y plasmo en mis canciones”.

Así como Violeta, Chabuca fue una artista de múltiples oficios (dramaturga, productora). Como Mercedes, hizo de su interpretación una especie de autoría, inmortalizando decenas de canciones en su versión. Como Chavela, fue a lo más profundo de la canción folclórica de su país y las proyectó para volverlas clásicas del continente entero. Tarimba Negra, su séptimo disco, se convirtió en su postal para la inmortalidad y en un disco obligado para quienes deseen adentrarse en las profundidades del canto popular de la Patria Grande.

Cristofer Rodríguez