Cuando tenía 18 años Gabriel Siria Levario fue descubierto por Julito Rodríguez, entonces cantante de Los Panchos, cantando en un bar local de la Ciudad de México. Rodríguez quedó tan impresionado con este joven cantante que convenció al director musical de Columbia, Felipe Valdés Leal, para que le hiciera una audición. Con la primera canción, Valdés Leal supo que se había encontrado con un prodigio. Detuvo esa audición y le dijo a Gabriel que grabarían la canción en ese mismo momento. Y así conseguimos la primera grabación de la voz que resonaría en casi todo el continente durante más de una década: Javier Solís.
Durante su apogeo, Solís grabó boleros con big bands, pasodobles y canciones españolas de Agustín Lara, pero fue el cantante ranchero por excelencia que reemplazó a Pedro Infante como abanderado del bolero ranchero. En 1965 era el nombre más importante de la música mexicana y cada canción que sacaba encabezaba las listas de popularidad. Lanzó su disco más aclamado, Sombras, en el que acerca varias canciones de distintos orígenes a su mundo ranchero. Al arreglista Gustavo A. Santiago se le dio la tarea de tomar el famoso tango “Sombras” y convertirlo en un bolero. Santiago diría más tarde que «le di una buena destrozada al tango y la hicimos bolero». Aunque Santiago afirma haber destruido el tango, no pudo destruir esa gloriosa melodía sobre la que Solís canta para darnos uno de los memorables boleros rancheros de la época.
El aclamado compositor y arreglista Fernando Z. Maldonado recibió la tarea de arreglar dos canciones melódicas italianas, “Cada vez” y “He sabido que te amaba”, donde la famosa media voz de Solís es desplegada a todo su esplendor. Pero fue en canciones como «Si Dios me quita la vida», «En mi viejo San Juan» y «Renunciación» donde Solis le canta a la pérdida (la pérdida de un amor, la tierra natal, o la vida misma) donde el bolero y la ranchera entrelazan sus lazos comunes. Él canta con una melancolía y un lamento estremecedor que provocan escalofríos. Las canta como si tuviera un presentimiento que no le quedaba mucho tiempo con nosotros. Inquietantemente eso es exactamente lo que ocurrió. Un año después el mundo ranchero sufriría la pérdida de Solís con una prematura muerte por complicaciones de una cirugía. Con su fallecimiento, la ranchera perdió la mejor voz que el género tenía y marcaría el fin de la época dorada de las rancheras.