La escena sigue grabada a fuego en la memoria colectiva. Chalino recibe una nota y después de leerla sonríe nervioso y se enjuga el sudor de la frente. Es el 15 de mayo de 1992 en Culiacán, y está dando el que sería su último concierto. Al día siguiente fue secuestrado y asesinado por hombres vestidos de policías. Chalino a la postre sería uno de los más célebres en la lista de cantantes de norteño asesinados, como Sergio Vega “El Chaka”, Valentín Elizalde o Chuy Montana.
Y es que Chalino sabía que iba a vivir recio. Por algo lo llamaron el “Rey del Corrido”. En sus canciones relata las hazañas y tragedias de traficantes, pistoleros y otros personajes de dudosa legalidad. Nieves de enero, uno de sus últimos discos, es la muestra perfecta. Si los primeros temas nos muestran a un Chalino enamorado, a partir del track 5 empieza una catarata de corridos pesados: historias de personajes con suertes tan funestas como la suya. Su influencia se sigue sintiendo fuerte en la frontera, sobre todo en la actual ola de sierreño tumbado y “bélico”.