Álbum debut del dúo compuesto por Jonás González y Alejandro Rosso, redondo y explosivo como su primer single, “Niño bomba”, con el que se hicieron conocidos un año antes de grabar el disco. En este tema el bajo va guiando mientras aparecen y desaparecen baterías, la guitarra de Jonás y el órgano Hammond de Alejandro. Su segundo single, “Mr. P-Mosh”, fue el que los lanzó a nivel latinoamericano gracias a su alta rotación en MTV Latino, y sonó incansablemente desde Monterrey hasta el sur de América, convirtiéndose en uno de los artistas más reconocidos de la “Avanzada Regia”.
Pero el disco no son solo estos dos temas o los otros dos singles “Afroman” y “Pornoshop”, ya que cada canción es una muestra de la variedad de ideas que tenían Jonás y Alejandro en la cabeza. La batería jazzera que abre “Ode to Mauricio Garcés”, con una fina guitarra y un delicado piano, es de lo más bello del álbum. El cambio radical aparece en “Banano’s Bar”, que durante el primer minuto es canto casi a gritos sobre un ritmo de batería, para luego hacer su aparición el piano, un grandioso piano que pone otra nota de jazz al disco. O la tranquila “Bungaloo Punta Cometa”, donde los acompaña Café Tacvba.
Cada canción parece un universo diferente, donde se mueven entre hip hop, trip hop y rock, introduciendo elementos latinos y de jazz, con unos músicos de alto nivel que ponen en práctica a la perfección las ideas del dúo. Es un álbum atemporal que hay que continuar escuchando para encontrar detalles en sus canciones.