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«Abraxas» Santana

Estados Unidos

Rock latino

1970

Columbia

Un día, al bajar del auto y dirigirse a un parque local de San Francisco, un joven inmigrante mexicano, Carlos Santana, se topó con un peculiar paisaje musical que describía el anhelado sonido que buscaba: “Había tres bandas, una banda latina, una banda de mariachi y una banda de blues, y cuando las escuchaba todas al mismo tiempo, dije: esto suena bastante bien, ese es el sonido que quiero conseguir». La amalgama de sonidos que escuchó ese día resultaría ser el predecesor de lo que Santana y un grupo de músicos locales mostrarían al mundo, y cuya influencia cambiaría lo que era posible con el rock.

Originario de Autlán, Jalisco, Santana había aprendido a tocar la guitarra en la adolescencia cuando quedó fascinado con el blues y el rock and roll en Tijuana. Cansado de tocar el violín con su padre en el mariachi local que tocaba en cantinas de mala fama, fue en el blues y el rock and roll donde Santana encontró su vocación. Desafortunadamente, el estilo de vida de Tijuana resultaría demasiado caótico para la familia Santana y finalmente emprendieron el viaje hacia el norte escapando de una vida de pobreza e incertidumbre. San Francisco sería su lugar de aterrizaje. La mezcla de culturas y la apertura a la experimentación fueron las adecuadas para que floreciera la creatividad del joven músico. Durante su búsqueda de su sonido característico se toparía con muchos músicos locales, lo que finalmente lo llevaría a la formación que causaría una revolución en el rock.

La formación que catapultó a Santana al estrellato incluía al percusionista nicaragüense Chepito Areas, el teclista Gregg Rollie, el conguero Michael Carabello, David Brown en el bajo y el adolescente Michael Shrieve en la batería. En cierto modo, eran como una especie de banda de jazz, ya que todos traían sus influencias y las demostraban durante sesiones de improvisaciones. Rápidamente reunieron un gran número de seguidores locales en San Francisco que asistían constantemente a las sesiones de “jam” del grupo en el Fillmore Auditorium. Durante una de esas sesiones improvisadas, el promotor del concierto Bill Graham les sugirió que aprendieran a tocar canciones y les consiguió una audición con Clive Davis de Columbia quien rápidamente los firmó a la disquera. Para promocionar su álbum debut, Graham les consiguió un concierto en el novedoso Festival de Woodstock. Woodstock acabaría presentando a la banda al mundo, cuando se estrenó la película del concierto. Santana se convertiría de la noche a la mañana en una sensación cuyo álbum debut vendería millones.

En 1970 estaban listos para grabar su segundo álbum, el que mostraría al mundo que no eran sólo un acto novedoso sino una banda con un sonido único que traspasaba los límites de lo posible. Hubo enfrentamientos dentro de la banda, sobre la dirección que debía tomar la banda. Santana quería incluir una versión de «Oye como va» de Tito Puente y su «Samba pa ti», instrumental de guitarra. Pero algunos miembros de la banda se resistían, porque no lo veían como rock. Al final Santana les dio el ultimátum: o incluían las canciones o tendrían que buscar otro guitarrista. Sabiamente, eligieron incluir las canciones.

Abraxas demostraría al mundo que esta banda no era algo pasajero. Cada miembro está en su cima. En «Se a cabo» las ardientes percusiones de Areas y Carabello recordaban al sonido de la Fania de Nueva York. En «Oye como va» le da un giro radical a la clásica canción de Tito Puente, la combinación entre la guitarra de Santana y el órgano Hammond de Rollie crea este tono estridente y sensual del que carecía el original. La mística versión de “Black Magic Woman” y “Gypsy Queen” fueron el homenaje de Santana a Peter Green de Fleetwood Mac y al guitarrista húngaro Gábor Szabó, quienes desempeñaron papeles fundamentales en la formación de los tonos de guitarra de Santana. El álbum vendió millones y se convirtió en el primer álbum número uno en Billboard para la banda. Más importante aún que las ventas, fue la influencia que tuvo en la escena del rock mundial. Las incorporaciones de sonidos propios ayudarían a inspirar a generaciones de bandas.

Julián Jiménez