Formados desde los setenta tuvieron que esperar hasta los noventa para grabar el disco más rock de El Salvador, con buenas dosis de glam y fantásticas power ballads que marcaron a toda una generación, en un contexto posterior al conflicto armado. Sus letras escupían realidad bajo el liderazgo de «Chente» Sibrian, un músico que ha luchado toda su vida contra la poliomielitis, enfermedad que obligó a Broncco a dejar los escenarios en 1996.