El álbum Son con guaguancó, de Celia Cruz, lanzado en 1966, se destaca como una obra fundamental en la carrera de la Reina de la Salsa. Este disco es un testimonio de la versatilidad y el talento inigualable de Celia Cruz como intérprete de música afrocubana y caribeña. Su importancia radica en su papel como un puente esencial entre su tiempo con La Sonora Matancera y su posterior colaboración con la Fania All Stars.
Celia Cruz, conocida como «La Guarachera de Cuba», ya era una figura venerada en la música latina cuando dejó La Sonora Matancera en 1965. Durante sus quince años con la orquesta cubana, Celia contribuyó significativamente al éxito internacional de la banda y consolidó su reputación como una de las voces más poderosas y apasionadas de la música tropical.
Son con guaguancó llegó en un momento crucial de su carrera. Era su primer álbum en solitario después de dejar La Sonora Matancera y antes de unirse a la Fania All Stars. Este disco la liberó de las restricciones y le permitió explorar un sonido más fresco y vanguardista. Producido por Al Santiago y grabado con la participación de la Alegre All Stars, el disco cuenta con músicos virtuosos como Charlie Palmieri en el piano y Víctor Paz en la trompeta, entre otros. Los arreglos musicales estuvieron a cargo de figuras prominentes como Tito Puente y Louie Ramírez, lo que asegura una ejecución instrumental exquisita.
El álbum mezcla ritmos afro-cubanos y géneros como el son montuno, guaguancó, rumba, mambo, chachachá, guaracha y bolero, mostrando su capacidad para integrar la espiritualidad yoruba en su música. Canciones como «Es la humanidad» reflejan sus raíces afro-cubanas y sus luchas personales, incluido el exilio de Cuba. Los temas del álbum abarcan la vida cotidiana cubana y la experiencia inmigrante, que luego de vivir unos años en México, todavía con la Matancera, termina en Estados Unidos, reflejando la dualidad de la identidad de Cruz. A pesar de sus dificultades, su música irradiaba alegría y esperanza, convirtiéndola en un símbolo de orgullo y libertad para la comunidad cubana que empezaba a radicar en Norteamérica.
Una de las pistas más destacadas del álbum es «Bemba Colorá», una canción que se convirtió en un éxito internacional. La voz ardiente y la entrega apasionada de Celia en esta pista la consolidaron como una intérprete de referencia en el mundo de la música afrocubana. Su capacidad para transmitir emociones a través de su voz era inigualable. Son con Guaguancó también es notable por su fusión de influencias afrocubanas. La canción homónima, «Son con Guaguancó», es un ejemplo claro de esta fusión, con su ritmo contagioso y su energía festiva. Celia demostró su dominio de los complejos patrones rítmicos y su capacidad para llevar a la audiencia a la pista de baile.
La importancia de este álbum radica en que preparó el terreno para la siguiente etapa de la carrera de Celia Cruz con la Fania All Stars, donde se convertiría en una de las figuras más icónicas de la salsa. Son con Guaguancó mostró su capacidad para mantenerse relevante y emocionante en un panorama musical en constante evolución y fue un paso crucial en su carrera, marcando la transición entre su tiempo con La Sonora Matancera y su eventual colaboración con la Fania All Stars. Este álbum es una celebración de su herencia afrocubana y su habilidad para emocionar y cautivar al público con su voz inigualable. Celia Cruz dejó una marca indeleble en la música latinoamericana, y este disco es un testimonio de su inmenso talento y su legado perdurable en la historia de la música caribeña.