La Incomparable Celia es un disco legendario de Celia Cruz con la Sonora Matancera, uno de los conjuntos más solicitados y populares de la isla de Cuba en los años cincuenta. Este álbum consagró a Celia como la «Guarachera de Cuba» y la “Reina de la Salsa», estableciendo un precedente al ser la primera mujer negra que se integró al grupo. Su éxito fue arrollador y cimentó una unión musical que perduró quince años. Con su voz potente y timbre único, que cualquiera puede reconocer al instante, Celia Cruz se distinguió en el mundo de la música latina por su interpretación de diversos ritmos tropicales como el son cubano, el son montuno, el guaguancó, la rumba, la guaracha y el bolero.
Canciones como «Dile que por mi no tema» relatan la superación de amores pasados dolorosos y el descubrimiento de un amor genuino y respetuoso. Por otro lado, «Tumba» celebra la vibrante alegría de la música afrocaribeña, destacando los contagiosos ritmos de bongós y timbales que invitan al baile frenético, y son un fiel reflejo de la riqueza cultural de los ritmos negros latinoamericanos. En este mismo sentido, «Bajo la luna» evoca el romance y la felicidad de las noches festivas bajo el cielo estrellado, fusionando el español y el inglés en un ambiente multicultural de amor y celebración nocturna. Estos sonidos que dan vida al disco son producto del mestizaje racial y cultural en Cuba, retratan el dolor del inmigrante negro y reflejan la atmósfera colonialista y esclavista donde surgieron estas fusiones.
El lanzamiento de La Incomparable Celia coincidió con unos años cincuenta tremendamente convulsionados, una época en que la Cuba corrupta y bullanguera, enfrentaba la dictadura de Fulgencio Batista y se acercaba la Revolución liderada por Fidel Castro. Una vez ascendió al poder Castro, Celia, desafiando la censura y las restricciones artísticas, decidió partir hacia los Estados Unidos en 1960, donde continuó su carrera y se mantuvo como una férrea opositora del régimen. La «Guarachera de Cuba» renunció a lo que más quería en su vida, debido a su convicción de que Fidel Castro estaba llevando al país hacia una dictadura comunista. Su oposición intensa al régimen se vio exacerbada especialmente después de 1962, cuando no pudo regresar a Cuba para el entierro de su madre debido a las restricciones impuestas por el gobierno. En momentos de profunda desesperación, incluso llegó a expresar públicamente que estaba dispuesta a inmolarse haciendo estallar una bomba si eso significaba hacer desaparecer al Comandante.
Con su lanzamiento en 1958, La Incomparable Celia, no solo contribuyó a forjar una leyenda musical junto a la Sonora Matancera, sino que también se erigió como un disco que expone la resistencia y pasión por la libertad, reflejando una de las tantas épocas tumultuosas de Cuba