En 1973 algunos músicos de la Orquesta Cubana de Música Moderna formaron Irakere con el objetivo de experimentar y a partir de ahí la agrupación se convirtió en un laboratorio musical con un estilo difícil de definir donde ninguna etiqueta encajaba por completo. Con Chucho Valdés y Paquito D’Rivera a la cabeza, ambos compositores y arreglistas, a quienes se unieron otros solistas e improvisadores, Irakere empezó a ganar reconocimiento que lo llevó a giras mundiales. De ahí se desprende, por ejemplo, este legendario registro formado por grabaciones en vivo del Festival de Newport de Nueva York y del Festival de Jazz de Montreux en Suiza, ambos del 78.
En este disco Irakere nos corrobora que lleva a Cuba no sólo en las percusiones, sino en la forma de tocar, en el sentido del ritmo y el fraseo de sus solistas, e incorpora elementos de la música afrocubana con los intrincados y vigorosos ritmos característicos de la música yoruba, como lo demuestran la suite “Misa Negra” y “Aguanile” compuestas por Chucho Valdés e “Ilya” de Arturo Sandoval. A estas influencias se suman otras: en los solistas Paquito D’Rivera y Arturo Sandoval intuimos a Charlie Parker y Dizzy Gillespie; en la maestría de Chucho Valdés apreciamos su formación en piano clásico y reminiscencias de jazzistas como Art Tatum. Desde la primera pieza “Juana Mil Ciento”, el grupo desborda energía desplegando gran intensidad y sofisticación a un ritmo frenético. La versatilidad de Irakere se evidencia con una reinterpretación del “Adagio” de Mozart, con arreglos de jazz de la mano de Paquito D’Rivera y solos notables de flauta que crean una atmósfera emocional profunda.
Este álbum se convierte en referencia para quienes deseen explorar y entender la música de Irakere porque captura gran parte de su esencia. Aquí encontramos la combinación del virtuosismo de cada uno de sus músicos, su destreza técnica, las raíces de su estilo y la energía explosiva de sus interpretaciones, por esta razón no sorprende que con este registro hayan obtenido el premio Grammy a la Mejor Grabación Latina.
El grupo se mantuvo activo hasta 2005 nutriéndose de los músicos más reconocidos de su país y a la vez siendo formador y semillero de talento. En la larga trayectoria que le consolidó como parte obligada de la música afrocubana pasaron integrantes de la talla de Carlos Averhoff, José Luis Cortés «El Tosco”, Enrique Plá, Jorge Varona, Óscar Valdés, Mayra Caridad Valdés y Jorge Luis Valdés Chicoy. Muchos de ellos formaron carreras solistas o conformaron otras agrupaciones extendiendo el impacto de la revolución musical iniciada por Irakere.