Israel “Cachao” Lopez se inició siendo niño en el bongó y luego, en la década de los treinta, pasó al contrabajo, instrumento con el que se constituyó en una leyenda de la música cubana. Participó en orquestas desde joven, tocando también en teatros, musicalizando películas mudas junto a Bola de Nieve. Con su hermano multi instrumentista, Orestes López, compusieron danzones cuando fueron parte de Arcaño y sus Maravillas. Los más trascendentes son “Danzón de nuevo ritmo” y “Mambo”, ambos de 1937, y que son el inicio del mambo popularizado finalmente por Pérez Prado.
En la década de los cincuenta Cachao se fue acercando al jazz a través de la improvisación y las jam sessions de las noches de La Habana. El resultado de esto fueron estas descargas que grabó para el sello Panart, que desde 1956 había comenzado a publicar jam sessions en volúmenes: dos de Julio Gutierrez, uno de Niño Rivera, este de Cachao, y uno de José Fajardo.
En Cuban Jam Session In Miniature «Descargas», Cachao reúne a una agrupación de lujo. En cada pieza se destaca un músico con algún solo, como en la canción que abre, “Trombón criollo”, en la que “Tojo” hace gala de su trombón; en “Guajeo de saxos”, la batalla de saxos la hacen Emilio Peñalver y Virgilio Vixama; en “Oye mi tres montuno”, Niño Rivera es el encargado del solo de tres; en la pieza que cierra el disco, “Sorpresa de flauta”, es la flauta mágica de Richard Egües; y claro, los hermanos López: Orestes con su piano en “Malanga amarilla”, y el exquisito solo contrabajo de Cachao en “Descarga cubana”. Este álbum es una demostración del nivel altísimo al que llegó la descarga cubana, y en palabras de Larry Harlow, es “un disco que vivirá para siempre”.