Con alta rotación de sus singles “Corazón de sandía” y “Hormigas planas” en MTV Latino, estos cuatro adolescentes (al momento de la edición de Mama funk) fueron responsables de uno de los debuts más explosivos del rock chileno. Poca experiencia, pero lo sabían, lo declararon (“Ya sé que somos niños” dicen en “Generación perdida”) y lo usaron a su favor, entregando frescura y desenfado en cada canción.