Después de conseguir la consagración en territorio chileno y el reconocimiento continental con sus aclamados La Espada y la Pared (1995) y MTV Unplugged (1996), Los Tres presentaron Fome, un disco que parecía renegar de la luminosidad sofisticada de la banda y atentar contra el éxito obtenido. Fome fue un disco innovador desde el punto de vista sonoro, la composición y la producción (a cargo de Joe Blaney), pero, aún más, fue un disco oscuro, crudo y desolador, que presentaba una especie de versión en negativo del otrora cuarteto de la ciudad de Concepción.
Ya lo ha explicado Álvaro Henríquez, pero en el cuarto disco de estudio de Los Tres “todas las historias terminan mal”. El incestuoso caso de giro femicida en «Pancho» la tragedia masiva en la fábula infantil «La Torre de Babel», el suicidio como alternativa en «Olor a gas», el eterno retorno abrumador de «Antes» y la urgencia de un niño volando por los aires en «Bolsa de mareo». Hasta el final con el estribillo de ‘Ríe cuando todos estén tristes’ de la serie cómica chilena el Jappening con Ja parece una lacerante ironía. Historias trágicas, sórdidas y sin moralejas, cuajadas de manera impecable en medio de loops de rock alternativo rabioso, folklore de la Europa mediterránea y pop-rock de los sesentas.
Pese al cambio de estilo, el álbum muestra a Los Tres tal como los conocimos, con su talento inconfundible como una de las bandas con un compositor de primer nivel, dado a los estribillos inmortales y conductor de un grupo de músicos capaz de hacer sonar una escoba y convertirla en lo mejor que has escuchado en tu vida.