Bolivia es el país de Los Kjarkas y es el título de su disco debut y de su canción emblemática. Aunque hay disputas sobre el año exacto de su formación, desde sus inicios tomaron influencias del conjunto andino argentino para crear su propio estilo musical, fusionando ritmos autóctonos con la estructura de ritmos criollos. Su enfoque en instrumentos de viento y ronroco, junto con arreglos corales, los distingue de otras bandas contemporáneas. Optaron por grabar sus propias composiciones, lideradas principalmente por Gonzalo Hermosa.
Para lograr las condiciones deseadas, el disco se grabó en México bajo el sello Heriba. La canción que titula el disco se convirtió en el himno folclórico de los bolivianos y el tema «Leyenda de amor» también es una de sus canciones más recordadas. La influencia de ese disco marcó el futuro interés del ronroco por artistas como Gustavo Santaolalla, y marcó la base del neofolclor, que empezaba atraer un público más juvenil y urbano, a diferencia de grupos de música andina precedentes.