Sandro no solo es una leyenda de la canción melódica latinoamericana, también fue uno de los pioneros de lo que en el futuro sería el “rock nacional” argentino. Y 1968 quizá sea uno de sus annus mirabilis, con trabajos como Una muchacha y una guitarra y La magia de Sandro, donde el “Gitano” muestra su versátil registro entre la balada con sabor a chanson (“Penumbras”) y la música beat psicodélica (“Tengo”).