La grasa de las capitales, el segundo álbum de estudio de Serú Girán, es una obra descomunal que destaca la genialidad musical y la calidad compositiva de sus miembros. Con una estética irreverente y nostálgica, marcada por largas melenas y un aire de patriotismo frustrado y melancólico, el álbum se enriquece con armonías corales y ritmos que combinan el rock progresivo, el folk rock y el rock sinfónico, con influencias rioplatenses.
Charly García, una vez más, despliega su virtuosismo con su voz y una variedad de instrumentos, incluyendo el piano electroacústico Yamaha CP-70, el sintetizador Mini Moog y el melotrón. David Lebón destaca con su voz en un ascenso que alcanza su punto álgido en la poderosa guitarra eléctrica y acústica. Oscar Moro aporta la fuerza rítmica con su batería y percusión, mientras que Pedro Aznar añade textura al sonido con su refinado bajo eléctrico y fretless, revelando su amplitud vocal en «Paranoia y soledad». Sintetizadores, guitarra acústica, campanas tubulares y Mini Moog se amalgaman creando La grasa de las capitales volviéndose aún más omnipresente, potente e imbancable, siendo tan contundente que se siente como una orquesta de mil músicos con solo cuatro personas.
A su vez, este disco refleja de manera palpable las calles vacías, la opresión y la depresión bajo la sombria dictadura de Videla, con temas que exploran el suicidio como «Viernes, 3AM», la persecución y la constante sensación de la presencia policial. La atmósfera de muerte y paranoia imperante durante aquel oscuro periodo, se traduce en una obra maestra de la música contemporánea, y en muchos aspectos atemporal. Serú Girán fusiona realidad y metáfora, ofreciendo una experiencia sublime que, dependiendo del momento, puede elevar el espíritu o sumergirlo aún más en la tristeza, con sus letras y acordes magistralmente tejidos.
En agosto de 1979, Serú Girán lanzó un álbum que representó un cambio radical, optando por composiciones más simples y directas tras su debut. La portada parodia una conocida revista local, reflejando una profunda crítica social. Aunque generó opiniones divididas en su momento, el disco perduró y llegó a ser considerado el número 17 entre los mejores del rock argentino por Rolling Stone Argentina. La grasa de las capitales critica de manera directa la superficialidad y vulgaridad de la sociedad, desafiando la hegemonía de la música comercial, como la música disco. Este enfoque conceptual lo convirtió en uno de los álbumes más emblemáticos del rock argentino.