Cafrune es un compositor, recopilador y difusor imprescindible de la identidad folclórica argentina. El disco invita a recorrer la diversidad paisajística argentina, que Jorge narra acompañado de su guitarra como compañera relatora y eco de su voz. Así plasma de forma auténtica y sin pretensiones distintas expresiones musicales desde el gauchaje. “Que se abrace a mi canto el verdor / como enredadera. / Nací para correr la aventura de arder / cantando a la vida”. Estos son los versos que inauguran el disco, con una zamba sentida y firme, de poética exquisita como forma de manifiesto del rol del cantor no sólo en cualidad expresiva individual, sino como forma de enarbolar las voces del sentir colectivo. Así, nombrando los colores y calores del campo, y el hacer cotidiano como parte propia, interna y constitutiva.
Recorre también la picardía gauchesca y el romance en chacareras como “La olvidada”. El disco es un vaivén de emociones, ya que luego se enuncia desde la nostalgia y añoranza en una de las zambas más populares del folclore nacional como lo es “Zamba de abril”. Fiel a su interpretación intrépida, Cafrune juega con la rima y melodía jocosa en canciones como “El cieguito”. También en “Volvamos pa’ Catamarca” nos hace parte de sus andanzas por su Jujuy natal y el cariño a Catamarca, sus deseos de habitar sus paisajes montañosos, de belleza natural como cobijo del ruido. El disco representa las distintas facetas del cantor siempre valiente en lo músical y poético. Cafrune, el hombre sin miedo que se hizo eco del pueblo, en sus alegrías y sus dolores.