Monterrey no sólo es la capital industrial de México, sino que al paso de los años se ha convertido en la segunda ciudad más grande del país. Y la verdad es que alguna vez se pensó a sí misma con una vocación de vanguardia cultural en Latinoamérica. En medio de ese boom de los años ochenta y noventa floreció una rica escena musical under que no tardó en llamar la atención de la industria musical, que tan buenos réditos había obtenido desde la capital en la primera mitad de los noventa con el Rock en tu idioma, y ahora comenzaba a perfilar la siguiente oleada de rock y propuestas alternativas para el resto del continente.
Antonio Hernández (Toy Selectah), Fermín Caballero (Fermín IV) y Raúl Chapa Elizalde (Pato Machete) ya estaban activos en la primera mitad de los noventa en distintas bandas como La Última de Lucas, Prófuga del Metate y Pasto. Pero fue el demo de Control Machete, un proyecto alterno donde los tres desarrollaban sus inquietudes por el rap, el que llamó la atención de Polygram y el que terminó proyectando sus carreras musicales. Aunque el rap ya tenía una presencia fuerte en el under no sólo de México sino incluso en Monterrey, Control Machete consiguió el que quizá sea el primer éxito masivo del género en Latinoamérica. Lanzado en 1996, Mucho Barato vendió 500 mil copias en seis meses e inaugura la famosa ‘Avanzada Regia’: abrió la puerta para que otras bandas de la ciudad, como Plastilina Mosh, Jumbo, Zurdok, El Gran Silencio o Kinky, empezaran a firmar contratos y a rotar sus videos en MTV.
Aunque los integrantes de Control Machete no provenían de sectores populares o marginales, supieron leer la riqueza de las músicas que sonaban en Monterrey, en los barrios de esta urbe que ya empezaba a mostrar su monstruoso desarrollo. Musicalmente parten de las bases establecidas por Cypress Hill o Wu-Tang Clan (Jason Roberts, ingeniero de Cypress, fue una mano determinante en su sonido), pero las bases de Toy incorporan toda clase de samples, collages sonoros y pastiches de la música que llegaba a sus oídos: desde la cumbia de la Tropa Vallenata y Los Mirlos, pasando por las norteñas de Bronco, Grupo Límite o Carlos y José, hasta la balada romántica de Los Ángeles Negros y Los Solitarios.
Fermín y Pato, por su parte, rapeaban de fiesta y de desmadre (“Cheve”, “Andamos armados”) pero también tiraban dardos de crítica respecto a la situación de los migrantes en Estados Unidos (“Humanos mexicanos”, “Únete pueblo”). Otros temas, como el gran hit del disco, “¿Comprendes Mendes?” o “Así son mis días”, comenzaban a mostrar la veta introspectiva y filosófica que sería aún más notoria en su segundo material, Artillería Pesada Presenta, y que llevarían a Fermín a convertirse al cristianismo y abandonar la banda.
A casi tres décadas de distancia, el debut de Control Machete sigue sorprendiendo por su frescura, en gran parte por las rimas y el flow que imprimen Fermín y Pato, pero sobre todo por el extraordinario mosaico sonoro que diagramó Toy con sus samples. El tiempo lo llevaría a convertirse en un importante productor y A&R reconocido a nivel Latinoamérica.