Una de las canciones más representativas de la cultura centroamericana es “Son tus perjumenes mujer”, y la versión reconocida por todos es la de Carlos Mejía Godoy y Los de Palacagüina incluida en este maravilloso álbum, uno de los fundamentales del folclore latinoamericano.
Carlos Mejía Godoy proviene de una familia arraigada en la música popular, lo que se ve reflejado en sus composiciones llenas de testimonios y paisajes folclóricos de su natal Nicaragua. En la década de los sesenta se dedica a la investigación y divulgación de canciones tradicionales de corte campesino, lo que se decanta en su simpatía por los movimientos sociales en su país, en específico con el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Tras varios discos exitosos en Nicaragua comienza su internacionalización al realizar una extensa gira por España junto a Los de Palacagüina, lo que desemboca en dos momentos importantes en su carrera: Su canción “Quincho Barrilete” gana el festival internacional de la canción OTI en 1977, mismo año donde graba en el país europeo El son nuestro de cada día junto a Humberto Quintanilla, Silvio Linarte, Milciades Herrera y Enrique Duarte, que conformaban el grupo Los de Palacagüina.
El álbum fue editado por CBS en España y Costa Rica, y todas las canciones son compuestas por él, a excepción de “Son tus perjumenes mujer”, canción popular nicaragüense rescatada por Wilfredo Álvarez Rodríguez, del trío Los Bisturices Armónicos, y que le brindaron una influencia de las tonadas mexicanas, una canción alejada de sus tradicionales mensajes políticos. En El son nuestro de cada día Mejía Godoy demuestra su capacidad de escribir canciones de gran significado, utilizando modismos nicaragüenses, muy semejantes a los que se utilizan en sus países vecinos como Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica.
Otro tema a destacar es “El Cristo de Palacagüina” que ya tenía una primera versión en su álbum Misa Campesina, del año 1973, donde se hace una apología de la figura de Jesus naciendo en dicha ciudad, una muestra de las creencias del campesino centroamericano. También se escucharon mucho otros cortes como: “Clodomiro el Ñajo” y “Machala”.
El son nuestro de cada día es una obra imprescindible para conocer el sentir, la vida y las costumbres de los campesinos centroamericanos, ante la marcada desigualdad que continúa en nuestros países. Denunciarla siempre es un riesgo, lo que lamentablemente tiene a Carlos Mejía Godoy en el exilio.