El hondureño Aurelio Martínez es una figura prominente en la cultura garífuna, la cual se extiende por la costa caribeña que recorre la mayor parte de los países de Centroamérica. Aurelio asume el rol de embajador cultural tras el fallecimiento del icónico beliceño Andy Palacio en 2008. Palacio, con su álbum Wátina, había llevado la música garífuna a una audiencia global a través de nuevos elementos. Martínez, un discípulo cercano y colaborador de Palacio, comenzó a grabar Laru Beya solo un mes después de la muerte de su mentor, embarcándose en un proyecto que tardó tres años en completarse.
Aurelio Martínez nos entrega en Laru Beya una obra que trasciende fronteras y fusiona magistralmente la riqueza de la tradición musical garífuna con influencias contemporáneas y colaboraciones internacionales. Publicado a través de Real World Records, sello de Peter Gabriel, debido a un acuerdo con la marca de audio Bowers & Wilkins, salió publicado digitalmente unos meses antes bajo el proyecto «Society of Sound» con el título Garifuna Afro Combo.
La producción de Laru Beya es una obra impecable en sí misma, realizada en colaboración con el productor Iván Durán. Parte del disco se grabó en un estudio improvisado en una playa hondureña, lo que añade una autenticidad y una textura única a la grabación, con sonidos de fondo de la vida cotidiana, entrelazados con la música. Esta elección de producción crea una atmósfera cálida y envolvente, que sienta la base sobre la que se sentarán el trabajo de los músicos.
El álbum de Aurelio abre con «Lubara Wanwa», una colaboración con Youssou N’Dour que mezcla boleros y reggae. «Laru Beya» celebra el amor en la playa con Orchestra Baobab, mientras que «Yange» aborda la pérdida de su hermano. «Wéibayuwa» crítica a los políticos con el conjunto de rap Sen Kumpe. «Yurumei» narra la historia garífuna, y «Ineweyu», con la cantante Njaaya, mezcla groove senegalés con toques de reggae. «Mayahuabá» trata la orfandad por SIDA. «Tio Sam» reflexiona sobre la migración, y «Wamada» homenajea a Andy Palacio. «Nuwaruguma» y «Ereba» tratan sobre la tradición del pan de yuca y crítica a las nuevas generaciones que rechazan el legado. Aurelio trabaja con músicos habituales y un coro femenino, evocando sonidos que asimilan la música garífuna con la senegalesa junto al uso de guitarra barítono, trombón, kora, tambores sabar y tama. En su propio idioma, las canciones abordan temas garífunas como migración, espiritualidad y cultura.
Laru Beya lleva al oyente desde las costas de Honduras hasta Senegal, fusionando ritmos garífunas con influencias africanas y latinoamericanas. Las colaboraciones internacionales y la mezcla de estilos reflejan la universalidad de la música como lenguaje de conexión y resistencia. Este álbum consolida a Aurelio Martínez como un embajador, pero el propio Aurelio dice que su viaje también le ayudó a entender su identidad como garífuna y persona negra en el continente americano.