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«Mongo Santamaría Introduces La Lupe» Mongo Santamaría & La Lupe

Cuba - Estados Unidos

Jazz afro cubano - Mambo

1963

Riverside

La memorable unión entre Mongo Santamaría, reconocido como uno de los congueros más influyentes del jazz latino, cuyo alcance musical abarcó una amplia gama de géneros como la pachanga, el bugalú, el soul, el jazz salsa y la música religiosa, y La Lupe, apodada «La Reina del Latin Soul» debido a su voz poderosa y su extraordinaria capacidad interpretativa, marcó un hito en la historia musical de Latinoamérica. 

El estilo vocal único de «La Yiyiyi», desafió las convenciones musicales de su tiempo, despertando la admiración de muchos y el desagrado de otros, especialmente del régimen fidelista, que la llevó al exilio. Tras su paso por México, donde encontró temporal refugio, La Lupe estableció su residencia en Nueva York, un epicentro de la música latina en ese entonces. Fue en esta ciudad donde tras verla cantar en La Barraca, un bar del Midtown, su talento fue descubierto por el renombrado percusionista Mongo Santamaría. 

Juntos, crearon el álbum Mongo Santamaría Introduces La Lupe, grabado en Plaza Sound Studios en la ciudad de Nueva York y lanzado por Riverside, consolidando así una colaboración atemporal entre ambos artistas. Posteriormente, La Lupe se unió a la orquesta de Tito Puente, otro ícono de la música latina de ese periodo, llamando la atención de diversas figuras del mundo musical, incluyendo a los directivos de Fania All Stars. El álbum no solo destacó por la brillantez musical de ambos artistas, sino también por la participación de músicos talentosos como Pavo Frank, quienes contribuyeron a enriquecer aún más el sonido. 

“Este Mambo (This Is My Mambo)” se erige como una de las joyas del disco, especialmente por el asombroso solo de percusión a cargo de Santamaría, considerado por muchos aficionados como el mejor de los años sesenta. Además, canciones emblemáticas como “Canta bajo” dejaron una huella en los barrios obreros de varios países latinoamericanos. En las vibrantes discotecas de los años sesenta, estas melodías desencadenaban un zapateo frenético entre los bailarines, quienes llenaban las pistas de baile al ritmo de estos temas memorables. El entusiasmo por estas canciones era tal que los bailarines solían pedir al DJ la «aguja de oro» para que las reprodujera, convirtiendo las noches en auténticas celebraciones llenas de ritmo y alegría donde los amantes del baile se entregaban por completo a la música y la diversión.

Angie Rojas