Actor y director de cine, compositor y cantante, Leonardo Favio fue una de las figuras claves de la cultura argentina del siglo XX. Como director de cine es considerado uno de los más importantes, si no el más, del cine argentino, con películas consideradas entre las mejores de Argentina como Crónica de un niño solo (1965) y El romance del Aniceto y la Francisca (1967). Como compositor su primera incursión fue cinco años antes que el álbum que nos convoca, con el tema “Canción para mi niño”, con el que Horacio Guarany cierra su álbum Cuando el grito se hace canto de 1963.
Pero es su faceta de cantante con la que Favio conquistó Latinoamérica, y en especial las canciones de su álbum debut, Fuiste mía un verano. Un álbum que tiene muchos de sus grandes éxitos que se escuchan hasta el día de hoy, y que llegó a vender un millón de copias en seis meses, récord para esos años (y para hoy). Editado en noviembre de 1968, fue tanto el suceso que ya en febrero de 1969 estaba presentándose en el Festival de Viña, al que fue acompañado de su segunda esposa, Zulema Carolina Leyton, para la cual Leonardo escribió casi todos los temas de este disco, como la primera “Así es Carolita… (Con suficiente folklore como para que también la conozcan los turistas)”, con una gran explicación entre paréntesis ya que es balada con partes de chacarera.
Ya en la tercera canción, con esa introducción de la guitarra que ya es reconocible en cualquier rincón del continente, y Leonardo cantando “Ella… ella ya me olvidó, yo, yo la recuerdo ahora”, mientras se suman el pandero, los violines y la batería. Leonardo nos cuenta una historia inolvidable, poniendo imágenes en nuestra cabeza con su inconfundible voz de barítono.
Con todas las canciones escritas por Favio (excepto por “Para saber cómo es la soledad”, conmovedora versión del primer sencillo de Almendra de 1968, escrita por Luis Alberto Spinetta) el disco es una sucesión de éxitos que se convertirían en eternos. Así pasan “Ni el clavel, ni la rosa”, “Fuiste mía un verano”, “Quiero aprender de memoria” y la canción que cierra el álbum, “O quizás simplemente le regale una rosa”, convirtiendo a Fuiste mía un verano en uno de álbumes imprescindibles de la balada en español.