En 1966, la inesperada muerte de Javier Solís dejó un vacío en la escena musical mexicana. La ranchera había perdido a su refinada media voz que había logrado convertirse en el cantante más popular del país. En las semanas siguientes los sellos discográficos contrataron a muchos cantantes esperanzados en lograr llenar ese vacío. Uno de ellos era un joven jalisciense llamado Vicente Fernández.
Fernández se había ganado la vida trabajando como músico callejero y en pequeños espectáculos por todo el país. Esa escuela le ayudó a perfeccionar sus puntos fuertes. Su voz resonante y sedosa sumado a su carisma natural fueron suficientes para que CBS México aceptara lanzar su carrera. En los siguientes años Fernández lanzó varios discos con una recepción decente pero no fue hasta su LP de 1972 ¡Arriba Huentitán! con su hit “Volver, volver” que realmente despegó su carrera.
El disco muestra las facetas de Fernández que lo convertirían en el cantante ranchero más importante de los últimos 50 años. En un tema como «Sueña mi amor» continuaba el legado de Solís e Infante con su interpretación aterciopelada y sutil del bolero. Mientras en una canción como «El palenque» demuestra el machismo afamado que le ganó aplausos y reproches por su admiradores y detractores respectivamente. Y finalmente en «Volver, volver» deja que su fachada machista pasará a un segundo plano y ofrece una interpretación catártica que inicia con casi un llanto y crece hacia una súplica bravía que sólo Chente podría lograr.