Tras abandonar la agrupación de thrash metal Tierra Ácida, el dúo de guitarristas mexicanos Rodrigo Sánchez y Gabriela Quintero deciden que su futuro está lejos de su país y se establecen en Dublín, Irlanda. Allí se abrieron paso en la escena de músicos callejeros hasta que fueron descubiertos por Damien Rice, quien los convocó al festival Oxygen. De ahí en adelante vendría el reconocimiento tanto de la crítica especializada como del público, que se rinde ante su tercer álbum, el homónimo Rodrigo y Gabriela de 2006, en el que las guitarras acústicas combinan influencias de forma indistinta, desde el flamenco, el jazz, el metal y la world music.
Los temas propios como “Tamacún” o “Diablo Rojo” muestran muy bien el reparto de labores: Rodrigo actúa como ejecutante melódico mientras que Gabriela echa mano de todos los recursos posibles para marcar el ritmo y las armonías. Los homenajes a Led Zeppelin con “Stairway to Heaven” o Metallica con “Orion” dejan ver que su vínculo con su pasado rockero y metalero sigue latiendo en las seis cuerdas.