Aunque una de las actuales tendencias de música norteña mexicana insiste en llamarse “corrido tumbado”, la realidad es que se trata de sierreño, un género del Pacífico que, a través de guitarras acústicas y metales, propone una vuelta de tuerca al sonido de la norteña con acordeón o la banda sinaloense. Y uno de los responsables directos de ese boom es justo Ariel Camacho, quien como toda leyenda musical, vivió rápido y murió joven, en un accidente de carretera a los 22 años.
Ariel trajo el sonido del sierreño, de veteranos como Miguel y Miguel, a las audiencias más jóvenes. En El Karma, su primer disco con DEL Records y último en vida, aparece su hit “El rey de corazones” (original de Django y popularizado por Miguel y Miguel en Sinaloa) y una serie de corridos que ya establecen la tónica “bélica” que causaría furor unos pocos años después. Artistas como Peso Pluma, Natanael Cano o Fuerza Regida siguen invocando su nombre como mayor influencia.